real zaragoza

Gijón, el primer partido del curso más allá de las rutinas para el Real Zaragoza

El Real Zaragoza jugará el sábado obligado a disolver la sensación de crisis surgida de los últimos partidos. De no retornar al camino de las victorias, al juego potable y a fabricar goles, las dudas serán inevitables.

Fran Escribá, junto al carro de las bebidas, en un refrigerio durante el entrenamiento.
Fran Escribá, junto al carro de las bebidas, en un refrigerio durante el entrenamiento.
Francisco Jiménez

A mitad de octubre le llega al Real Zaragoza la primera revisión, el primer cambio de filtros, válvulas, poleas, aceite y reseteo del ordenador central de su motor de fábrica. Dos meses ha podido ir tirando, con excelentes prestaciones en sus primeros kilómetros de la competición, sin que los chivatos del salpicadero se le encendieran en naranja a su conductor y piloto principal, el entrenador Fran Escribá. Ahora ya lucen.

El sábado a media tarde, el partido en El Molinón de Gijón frente al Sporting es el primero de los que va a disputar el actual Real Zaragoza en el que hay pluses añadidos. Se ha acabado la clásica fase inicial de cada liga en la que se juega sin más presión que el día a día, viéndolas venir hasta que la clasificación, por arriba o por abajo, aprieta, exige y rompe por completo las rutinas primeras de cada curso.

Fran Escribá y la plantilla son conscientes –por sí solos y porque los círculos concéntricos de su entorno así se lo han hecho saber con el discurrir de los últimos cinco partidos– de que la cita de Gijón tiene ya unas obligaciones en el libro de ruta que, hasta ahora, no se reflejaban explícitamente en los guiones previos. Ya no es un partido más, al que se acude con la paz mental con la que se ha ido hasta hoy a los diez primeros frente al Villarreal B, Valladolid, Tenerife, Eldense, Cartagena, Racing de Santander, Racing de Ferrol, Mirandés, Andorra y Alcorcón. Esta fase se ha terminado.

Después de un mes de evidente deterioro en la rentabilidad del juego del equipo (con una renta parcial de 4 puntos sumados de los últimos 15 dirimidos), Escribá y sus pupilos están en la obligación de salir ganadores de Gijón. Y no solo eso, aunque si lo lograsen se daría por suficiente ante la premura por reencontrar la brújula extraviada. También tienen el mandato moral de manifestar alguna reparación en su feo juego, en su languidez reciente, su falta de profundidad en ataque, su escasez de remates peligrosos y por ello, de goles consumados.

Escribá ha hecho y deshecho con el equipo desde la pretemporada según el libre albedrío con el que cuenta siempre el entrenador en cualquier equipo. Ha manejado la plantilla de unos modos y maneras que parecieron ser sobresalientes en las primeras cinco citas, saldadas con otros tantos triunfos que llevaron la euforia –desmedida, seguramente– a muchos capilares del zaragocismo. Ahora, las circunstancias, le piden cambios, modificaciones, cintura para entender que su plan general necesita enmiendas parciales y alguna más generalista.

Puesto en pasiva se entiende mejor. Si el Real Zaragoza regresa el domingo de madrugada con otra derrota en la bodega del autocar, Escribá y la plantilla se verán envueltos en un remolino de dudas irremediable.

Tres puntos... y ya algo más

La liga, que está tomando sus primeras formas y adquiriendo los primeros gestos clasificatorios en esta edición 23-24, viene exigente en la zona alta, donde pretende vivir siempre el remozado Real Zaragoza de este año. Hay siete equipos en tres puntos, del líder Espanyol al 7º, que es el Eibar. Hasta el 9º, que es el Racing de Ferrol, tiene a tiro la zona de promoción de ascenso después de 10 jornadas. Y los zaragocistas, merced a su sobresaliente inicio de 15 puntos encadenados en las cinco primeras jornadas, aún tienen a mano la reconducción de esta primera crisis para abolirla y recuperar otra fase de crecimiento, otra dinámica distinta, de nuevo con matices positivos, como al principio.

Y es el momento. Gijón. Por el contrario, no hacerlo, es evidente, multiplicará las grietas en el suelo. El Zaragoza está ante su primer partido del año en una encrucijada. Llega el primer punto en su navegación en el que ha de elegir por dónde salir en una rotonda. Una ruta es la buena y la otra trae curvas. Es la diferencia entre ganar en Gijón y no hacerlo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión