real zaragoza

Real Zaragoza-Alcorcón: el afán por mejorar

El equipo aragonés, 2º clasificado, recibe a los madrileños, penúltimos, con el deseo del equipo de Escribá de ganar y jugar bien. El reto de este partido festivo es acercar la escasa belleza del fútbol del equipo con la evidente solvencia resultadista.

Maikel Mesa, Lluís López, Bermejo y Moya, en un ejercicio de entrenamiento en La Romareda con los técnicos y auxiliares al fondo.
Maikel Mesa, Lluís López, Bermejo y Moya, en un ejercicio de entrenamiento en La Romareda con los técnicos y auxiliares al fondo.
Francisco Jiménez

Se acaba este domingo la trilogía de partidos de esta semana de locura, con un duelo Real Zaragoza-Alcorcón que enfrenta al 2º clasificado contra el penúltimo. Aragoneses y madrileños circulan alejados en grado extremo en la tabla fruto de las marcadas diferencias de sus proyectos como SAD. Los locales aspiran a volver a Primera después de 11 años fuera de sitio. Los visitantes, que tuvieron tiempos mejores en la división de plata, acaban de subir del escalón inferior, la Primera RFEF, y están en fase de acoplamiento con una propuesta modesta que están pagando cara.

El Real Zaragoza recuperó el jueves el pulso de su excelente inicio liguero con un triunfo tan rentable como feo en Andorra. El Alcorcón viene de caer en su campo por 1-2 con el Albacete. Los zaragozanos solo han recibido 4 goles en las nueve jornadas iniciales. Los alcorconeros, con 17 tantos en su portería, presentan la peor defensa del campeonato. Son dos mundos, como se ve, antagónicos.

Los blanquillos han ganado seis de sus duelos. Los amarillos únicamente uno. El Zaragoza solo ha perdido una vez; el Alcorcón, cinco. En los grandes trazos numéricos se sustenta el masivo y extendido pronóstico que da como gran favorito al equipo de Escribá en esta noche de fiestas pilaristas, momento en el que el ambiente estará en un grado de incandescencia e ilusión insuperable, como es habitual en este curso que viene cargado de inputs positivos desde julio. No puede ser de otro modo, con el aderezo extra del envoltorio que otorga el jolgorio callejero desenfrenado de estas fechas de octubre.

El objetivo del Real Zaragoza es muy claro en este punto del torneo, camino ya de cubrir el primer cuarto de la maratón que es esta competición: acercar la lejana distancia que hay, por ahora, entre su gran rentabilidad resultadista y la calidad de su fútbol, lleno de grumos y plagado de impurezas, nulo en belleza y plasticidad. Escribá, ante tamaña evidencia, ha terminado por reconocer que el feísmo de su propuesta necesita una reparación lo más rápida posible.

La mayor, en esta partida de mus que es la liga en global, es ganar, estar arriba en la clasificación en el día a día, ascender en mayo. Y esas piedras, en las primeras manos ya dirimidas desde agosto, se las está quitando el Real Zaragoza con loable regularidad. Bien casi todo por ahí. Pero hay más envidos, más facetas que litigar en cada lance con las cartas que, en cada jornada, pone en la mano el azar y el manejo de Escribá. La chica, los pares, el punto y el juego. Y esta última, clave para culminar los éxitos finales, no se está manejando con soltura. Fallan las señas, a los zaragocistas se las pillan los rivales siempre. Y no se aprecia destreza en la estrategia para el descarte, para el farol si es preciso. Es un mus zaborrero.

Con la eficacia que el Real Zaragoza ha mostrado en la mayoría de sus partidos, si fuera capaz de mejorar sus habilidades y su práxis futbolística se dispararía en la tabla. Por el contrario, si Escribá y sus muchachos no logran reparar sus máculas y caen en manos de los vicios contrarios al buen gusto, la combinación ágil, la profundidad ofensiva y la contundencia ante el gol, la racha positiva decaerá por pura lógica. Antes de Andorra ya se ha vivido un aviso de ello con triple tirabuzón (un empate en casa y dos dolorosas derrotas como amonestación).

Será, la de este domingo, una nueva noche de relevos, de rotaciones, justificadas por la acumulación de tres partidos en siete días, los últimos dos en solo 72 horas. Se aguarda a Bakis de nuevo en la titularidad por si, tras dos días ausente, le da por marcar su primer gol zaragocista. También se presume como natural la vuelta de Gámez, Lecoeuche, Jair, Valera... son las cosas de no tener un once base perfilado. El ir y venir es constante.

La gran novedad estará en la portería. Poussin, francés de 24 años, debutará en casa por la lesión de Cristian Álvarez, una microrrotura en un muslo que lo hace parar unos días. En el Alcorcón, su estrella goleadora Dyego Sousa está lesionado y es baja.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión