Bakis ya es foco de atención especial tras consumar seis jornadas sin marcar

Sinan Bakis, el delantero centro germano-turco fichado por el Real Zaragoza como ariete principal para el nuevo proyecto que está en marcha con un éxito rotundo en el inicio de la temporada (líderes con 16 puntos de los 18 primeros disputados), aún no se ha estrenado como goleador. Camino de la jornada 7 de la liga, esta es una medida, un dato, irrefutable.

El futbolista fichado del FC Andorra, club en el que el año pasado rubricó 12 tantos y fue, con esa cifra, el tercer mejor anotador de la Segunda División, solo superado por el granadinista Uzuni y el ‘9’ del Mirandés, Raúl García, está siendo loado por el entrenador, Fran Escribá, por su gran trabajo táctico como punta de referencia. Su aportación al bloque, pizarra en mano, es del agrado del cuerpo técnico. Abre brecha, fija defensas, sujeta balones de espaldas, apoya combinaciones en tres cuartos... Bakis ha sido titular en los seis partidos de liga afrontados hasta ahora. Es el eje sobre el que Juan Carlos Cordero, el director deportivo, decidió que iba a gravitar el mecanismo atacante del remodelado Real Zaragoza este año. Fue su primera opción y la ejecutó con celeridad, adelantándose a varios equipos de mayor poderío financiero. Bakis debe ser la piedra angular del gol. Su salario es el más alto del plantel. Todo va en concordancia al rol designado.

Tratándose de Zaragoza, donde se viene de un trienio de carencias extremas en el ámbito goleador, con récords negativos acumulados en delanteros centro con vitola de estrellas que se quedaron a cero o con cifras paupérrimas en su aportación, es normal que este el vacío de gol de Bakis haya trascendido ya del grado de anécdota a otro de mayor preocupación. Todo el entorno zaragocista centra en los últimos días el foco de atención en su desenvolvimiento en el área rival. Es irremediable.

Bakis, asumido está por todo el mundo desde junio, ha venido para romper y acabar a base de goles con la adversa dinámica de los Pereira, Gabriel ‘Toro’ Fernández, Vuckic, Jeison Medina, Yanis (todos se fueron sin anotar uno solo), Alegría (este solo metió uno), Sabin Merino o el reciente Gueye (otros dos que nunca vieron puerta como zaragocistas). Nunca en más de 91 años de historia enlazó el Real Zaragoza tantas apuestas fallidas en un cuatrienio, fiascos monumentales como goleadores o puntas de referencia. Este caldo de cultivo heredado es el que existe ahora en el envoltorio del club aragonés. Y de ahí ha de salir Bakis, junto con el resto de delanteros, con el paso de las semanas. Es su misión en este proyecto: recuperar el aura de los delanteros goleadores que, tradicionalmente, vistieron esta camiseta desde 1932.

El peligro de la ansiedad

Sinan Bakis necesita quitarse el peso de encima cuanto antes. Suma 487 minutos de ceguera ante los marcos contrarios. Jugó 85 ante el Villarreal B, 81 contra el Valladolid, 72 en Tenerife, 84 frente al Eldense, los 90 en Tenerife y 75 el último día ante el Racing de Santander. Escribá lo ha aguantado en las sustituciones hasta el final, relevándolo por Sergi Enrich o Mollejo en la última ventana. Sabe que Bakis, cada día que pasa sin anotar, se sube de revoluciones en su mente. Los demás van marcando –Azón, Mesa, Vallejo, Mollejo, Valera...– y él no.

El primer día, el portero del Villarreal B le taponó dos mano a mano. Ante el Valladolid echó fuera por centímetros un remate de gol en el segundo tiempo. En Cartagena, el guardameta local le detuvo en un paradón un gol cantado. Ante el Racing, chutó alto con todo a favor. Ocasiones, ha tenido. Son giros de tuerca que se acumulan en su ansiedad interna. Se percibe. Los compañeros tratan de protegerlo cada día cuando observan gestos torcidos.

En Tenerife se llevó una bronca de Mollejo por elegir mal en una contra en superioridad. Ese tipo de episodios no ayudan. Necesita el gol. Confianza. Buena mezcla. Bakis ya acabó la pretemporada con sensación de escasez, pese a marcar su único tanto hasta hoy, frente al Millonarios. En Ferrol, a la séptima, ha de llegar.