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Real Zaragoza: la hora de la verdad

El equipo inicia la semana del estreno liguero ante el Villarreal B. El balance de la pretemporada es positivo y Escribá prácticamente tiene definido cuál será su primer once titular. 

Fran Escribá, durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Fran Escribá, durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
francisco jiménez

Acabaron los ensayos veraniegos. Lo que viene a partir de ahora va en serio. El Real Zaragoza inicia la semana del regreso de la liga. Por delante, los últimos cuatro entrenamientos (este lunes se descansa) previos a la visita del Villarreal B a La Romareda. Será el sábado, a partir de las 19.00, ante una afición que ha vuelto a responder. La cifra de abonados va camino de superar los 28.500 de la campaña 2019-20, como prueba de la ilusión que ha desatado el proyecto.

Exceptuando el borrón de Tarragona, donde Fran Escribá dio descanso a su columna vertebral, la pretemporada ha sido esperanzadora. El equipo ha competido ante rivales de entidad, exhibiendo un fútbol reconocible y personalidad a la hora de manejar los encuentros.

A diferencia de años anteriores, el Real Zaragoza tiene perfilado su once titular antes de que dé comienzo la competición oficial. Lo visto esta pasada semana, el modo en que Fran Escribá repartió los minutos ante el Millonarios y el Nástic, es bastante definitorio.

Hay un puñado de jugadores que tienen su puesto asegurado en el debut liguero, en una formación que, debido a la escasez de extremos puros, es muy probable que empiece con un centro del campo en rombo como el dispuesto en el Trofeo Lapetra.

Marc Aguado, Francho Serrano, Toni Moya y Maikel Mesa son los intérpretes de un dibujo táctico que camufla la principal carencia del plantel zaragocista (la ausencia de atacantes de banda) y facilita un fútbol combinativo como el practicado durante el grueso de la preparación estival.

El estilo directo del curso pasado, cuando el mayor peligro del Zaragoza estaba en la velocidad de sus delanteros a la espalda, ha dado paso a un juego más elaborado. Se han aumentado los automatismos en la construcción, con Aguado y Moya como lanzadores de un equipo en el que Francho se ha hecho fundamental.

Lecoeuche vuelve al grupo

Sus movimientos de ruptura son un desahogo constante. Y permiten que Maikel Mesa –especialista en las apariciones desde atrás– y los delanteros ganen espacios en el área contraria y sus inmediaciones.

Esa, precisamente, es otra de las claves del Zaragoza que viene. Los referentes tocan mucho más balón. Y eso, ineludiblemente, se traduce en amenaza ofensiva, en ocasiones como las que el pasado jueves, de no ser por la estelar actuación del guardameta Montero, hubieran acercado la victoria ante el Millonarios colombiano.

El partido del Real Zaragoza fue notable. Nada que ver con lo ofrecido apenas 48 horas después, ante el Nástic de Primera RFEF y con una alineación que también dista mucho de la que Escribá dispondrá el próximo sábado.

Por detrás del referido rombo, lo lógico es que Cristian Álvarez, Marcos Luna, Lluís López, Jair Amador y Carlos Nieto formen en defensa. Por delante, está por ver quién acompañará a Bakis en la dupla atacante.

La semana de entrenamientos despejará dudas y servirá para que Lecoeuche, que este domingo completó parte del entrenamiento con el grupo, vaya mejorando de la fascitis plantar que le ha impedido ejercitarse con normalidad durante el verano.

Mientras, en los despachos, Juan Carlos Cordero seguirá moviéndose para robustecer el plantel. Con la salida de Miguel Puche al Arouca portugués, la llegada de un extremo se hace todavía más prioritaria. 

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