Eugeni Valderrama, centrocampista del Real Zaragoza que conoce desde hace semanas que no entra en los planes técnicos del nuevo proyecto que abandera Juan Carlos Cordero, está próximo a abandonar el club aragonés. En el primer partido de la pretemporada, el catalán fue el único de los jugadores citados por Fran Escribá que no jugó un solo segundo y fue excluido del carrusel enorme de sustituciones. Estuvo en el banquillo, se vistió como los demás, pero se quedó sin pisar el césped sorprendentemente. 

Y es que, por ejemplo, en su misma situación de transferibles están Sabin Merino, Igbekeme, Molina y Baselga y, sin embargo, Escribá (el club) no actuó con ellos del mismo modo que con Eugeni. Los otros cuatro jugaron sus minutos, Igbekeme como titular, Merino anotando un gol incluso... pero Valderrama quedó señalado con la excepcionalidad. 

Algo lo distingue dentro de ese grupo de jugadores que, antes del 31 de agosto, deben buscar y encontrar un nuevo acomodo fuera del Real Zaragoza. En su caso, Eugeni está ya próximo al acuerdo de rescisión del contrato que aún lo une con la entidad blanquilla por una temporada más. Así que no es conveniente arriesgar a una lesión, a cualquier incidencia que pueda dar al traste con el plan previsto.

Así pues, si todo transcurre según estaba encarado a última hora de este miércoles, Eugeni firmará su finiquito con el Real Zaragoza y dejará libre el dorsal '8' que ha portado desde que llegó hace año y medio, como fichaje de urgencia en enero en el segundo año de Juan Ignacio Martínez 'Jim' en el banquillo, procedente del Arouca de Portugal. El día de su debut, ante el Málaga, Eugeni marcó su único gol como zaragocista, de penalti. Hizo un buen final de campaña y ayudó a una difícil salvación, con buenos aportes en el balón parado y en el juego posicional. 

Pero la campaña pasada, tanto al inicio con Carcedo (que empezó confiando en él) como, sobre todo, al final con Escribá, el tarraconense quedó señalado como un futbolista residual en los planes de presente y futuro del Real Zaragoza. Así que su destino era irreversible.