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Molina, Eugeni, Quinteros y Vada, salidas aplazadas a julio

Estos casos de futbolistas con contrato o cláusulas singulares de los que el Real Zaragoza quiere prescindir tienden a alargar su resolución durante la pretemporada.

Juan Carlos Cordero y Fran Escribá charlan en uno de los últimos entrenamientos de mayo.
Juan Carlos Cordero y Fran Escribá charlan en uno de los últimos entrenamientos de mayo.
Rubén Losada

Juan Carlos Cordero, director deportivo del Real Zaragoza, atiende cada día cuestiones relativas a nuevos fichajes y, asimismo, simultáneamente, otras que afectan a las diversas salidas que el club quiere dar en la actual plantilla y que aún no tienen forma ni acuerdo. Su trabajo es de doble dirección, a ratos. Prevalecen los refuerzos, las caras nuevas que se desean contratar. Pero es indispensable desbrozar el camino, abrir espacios en el vestuario con desvinculaciones de futbolistas que ya saben que no entran en los planes del nuevo proyecto.

Dentro de este hervidero constante que es el despacho de Cordero, las figuras de Molina, Eugeni, Quinteros y Vada surgen a diario como asuntos pendientes de resolver. Y, según se han quedado hibernadas desde el final de la liga, el 26 de mayo, según pasan los días tienden a alargar su resolución y entrar vivas en terrenos de la pretemporada, que se iniciará el día 3 de julio, en 19 días.

Cordero, en su comparecencia ante los medios de comunicación del 1 de junio, solo se refirió a Vada entre este cuarteto de casos semejantes. "Vada me trasladó si había opción de mejorar su contrato y le dije que no era posible. Se ejecutará la cláusula de salida, algo que ya nos ha dicho, aunque no la ha confirmado aún con burofax, pero está su palabra. Me trasladó su idea de marcharse", expuso el ejecutivo. Han pasado 14 días, dos semanas, y Vada sigue sin mover ficha. Aun así, la confianza en que, una vez pasen estos días de vacaciones y desconexión total de casi todos los futbolistas, el mediapunta argentino concrete unilateralmente su ruptura con el Real Zaragoza sigue intacta. De los cuatro, es al único que no se espera en las pruebas médicas del 3 de julio en la Ciudad Deportiva. Lo contrario sería una extraña circunstancia.

Pero con los otros tres, la precepción actual es que las conversaciones puede ir para más largo tiempo. Molina, Eugeni y Quinteros tienen un año más de contato en vigor. Y con esa fuerza documental tienen previsto reincorporarse a los entrenamientos de Fran Escribá el día 3. Manu Molina, de hecho, antes de irse al descanso estival se apresuró a declarar que quiere seguir en el Real Zaragoza pese a que le han comentado que no cuentan con él, que quiere restituir con buen juego su primera mala temporada.

Escribá (y Cordero) deberá estar prevenido para manejar durante un periodo de la pretemporada este tipo de casos incómodos. Es algo habitual cada verano en el fútbol moderno. Los técnicos han de trabajar con un contingente de jugadores durante días, semanas, que no entran en ningún plan de presente y futuro inmediato. Episodios de fuerza por parte de los agentes de los deportistas que los clubes han de tratar con sumo cuidado para no colisionar con el sindicato AFE, con las normas de la propia Liga y con el puro derecho laboral.

Eugeni, siempre reservado, no ha abierto la boca. Y Quinteros, un futbolista prácticamente inédito todo el año, llegado del Inter de Miami de la mano del presidente común, Jorge Mas, será materia que resolverán los flujos sinérgicos del grupo de propietarios y accionistas que gobierna la SAD zaragocista hoy en día.

Pero, de momento, ninguno ha respondido con hechos a la sugerencia de Cordero de buscar un nuevo acomodo lejos del Real Zaragoza. Nada más concluir la liga, había otro futbolista más en este grupo de afectados: Larrazabal. El vasco fue el único que sí entendió enseguida el consejo y se desvinculó del club en horas. Vigaray, dos años sin apenas jugar por lesión, es otro caso especial.

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