fútbol

El Real Madrid, a punto de fichar a uno de los mayores talentos de la Ciudad Deportiva

Pablo Maciá, de 11 años, juega en el alevín B del Real Zaragoza y es considerado una de las perlas de la cantera.

Imagen del Real Zaragoza Alevín B este pasado fin de semana en el Torneo Jamón Cup. Pablo Macía, en el centro de la imagen.
Imagen del Real Zaragoza Alevín B este pasado fin de semana en el Torneo Jamón Cup. Pablo Macía, en el centro de la imagen.
Jamón Cup

En julio, nada más concluir la actual temporada el próximo 30 de junio, se conocerá el número final de jugadores que los clubes grandes de Primera División le habrán arrebatado al futuro del Real Zaragoza. Quizá el número alcance la media docena. Toda pérdida duele en el seno de la Ciudad Deportiva, laboratorio de talentos y soporte esencial del club aragonés en estos tiempos duros de Segunda División. Pero unas pérdidas, por la dimensión del talento del jugador que se marcha, duelen más que otras. En este sentido, la más que probable pérdida del delantero alevín Pablo Maciá duele en el alma de un Real Zaragoza que tenía depositadas en él muchísimas esperanzas. El joven futbolista, de solo once años, habría llegado a un acuerdo para incorporarse al Real Madrid.

Analistas cercanos a la Ciudad Deportiva dimensionan la marcha de Pablo Maciá en términos semejantes a la salida de Hugo Garcés rumbo a Barcelona hace ahora dos años. Garcés fue nominado como mejor jugador alevín de España en su primera temporada en el Barça, esto es, en la temporada pasada. A fecha de hoy, es uno de los más sólidos proyectos de futbolista de La Masía. Maciá es, sin ninguna duda, el abanderado de la generación de 2012. Integrante del Alevín B, que entrena Vicente Pascual, ha marcado 46 goles con la camiseta del león en el actual curso. En este momento, pese a que no ha firmado todavía por el Real Madrid, las opciones de que permanezca en el Real Zaragoza son mínimas.

Apenas ha jugado unos meses Pablo Maciá en el Real Zaragoza. Su formación en las etapas prebenjamín y benjamín la desarrolló en el Montecarlo, entrenado por Sergio Arias. Curiosamente, Hugo Garcés también se formó en esta misma cantera, dirigido y apadrinado por Juan Guerrero, en este caso. Uno y otro, Garcés y Maciá, si finalmente cuaja la operación de Maciá, habrán jugado solo su primer año en edad alevín en el Real Zaragoza, para ser captados inmediatamente por el Barça y el Real Madrid, respectivamente.

Las fugas no quedarán aquí. El prometedor cadete Marcos Val (cantera del Santo Domingo Juventud) ha llegado a un acuerdo con el Betis, el infantil Guillermo López (cantera del Montecarlo) se incorporará al Real  Madrid y el alevín Erik Peralta (cantera del Stadium Casablanca) fichará por el Villarreal. El expolio puede ser incluso mayor. Podrían ser finalmente hasta seis las bajas rumbo a otros clubes.

Este goteo incesante, paradójicamente no merma los resultados deportivos de los equipos de cantera del Real Zaragoza. Victorias en el fútbol aragonés al margen, triunfos estos que entran dentro de la lógica deportiva, los extraordinarios resultados del filial y de los equipos juveniles plasman con fidelidad el trabajo que se viene realizando en la Ciudad Deportiva bajo las directrices de Ramón Lozano. Pero, no nos engañemos, estos destacados resultados como la primera permanencia del filial en Segunda RFEF en una década, o  la pugna del primer equipo juvenil por el título de la División de Honor, o el campeonato del conjunto de Liga Nacional juvenil con jugadores con hasta dos años menos que sus rivales obedecen al extraordinario conocimiento de sus entrenadores de estas categorías, a los bloques que por encima de las individualidades logran edificar. 

El Aragón se ha salvado porque Emilio Larraz conoce mejor que nadie la Segunda RFEF. El Zaragoza juvenil se ha pegado por el título con el Barça porque Javier Garcés conoce al dedillo la División de Honor Juvenil. Y el Zaragoza de Liga Nacional se ha proclamado campeón con unos niños en su equipo porque Miki Álvarez maneja todas las variables de la competición.

El Real Zaragoza seguirá compitiendo como el que más en Segunda RFEF mientras esté Larraz, estará bien arriba en la División de Honor mientras lo dirija Garcés y probablemente se vuelva a proclamar campeón de Liga Nacional con Miki Álvarez en el banquillo. Pero que nadie olvide muchos de sus jugadores diferenciales, los de verdadera proyección, le son arrebatados. El Real Zaragoza volverá a hacer buenos, incluso grandes equipos; pero la fuga de talentos como Hugo Garcés o Pablo Maciá supone el hurto del futuro. 

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