Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Lleven a sus hijos al campo

Alberto Zapater posa para Heraldo en La Romareda.
Alberto Zapater posa para Heraldo en La Romareda.
Guillermo Mestre

Para los niños y niñas nacidos en la última década no es fácil ser del Real Zaragoza. Esto es así. Hay que ser muy constante para inculcarles el zaragocismo a unos zagales que solo han podido ver al equipo del león jugar contra la Ponferradina, el Lugo o el Fuenlabrada, dicho esto con todos los respetos del mundo para la Ponferradina, para el Lugo y para el Fuenlabrada. La tentación de desviarse hacia equipos más poderosos históricamente siempre ha estado ahí, pero para los chavales que han nacido en el siglo XXI es más poderosa que nunca.

Por eso, noches como la de hoy son importantes para un club. El Real Zaragoza despide a un jugador que saldrá esta noche de La Romareda convertido en leyenda. Es el tercer jugador con más partidos de su historia. Solo por eso merece todos los honores. Pero Alberto Zapater ha sido mucho más para este Zaragoza moderno. Su legado va más allá de lo que se ha visto en el terreno de juego, y entra en valores intangibles que solo se perciben de puertas adentro de un vestuario.

En la salida de Alberto Zapater puede haber cosas discutibles. ¿Podría haber seguido un año más jugando a fútbol? ¿Se podría haber anunciado antes que no se iba a contar con él? ¿Las formas han sido las más correctas? Él mismo fulminó de un plumazo todas estas preguntas en su rueda de prensa del miércoles, aunque en su interior seguramente no dijera todo lo que pensaba. Un ejemplo más de lo que es un jugador al servicio de un club. "Lo que ha pasado, ha pasado, el Real Zaragoza está por encima de cualquiera", zanjó. Y poco más hay que hablar.

Esa rueda de prensa dejó más titulares de los que caben en todo un periódico. "No creo que merezca tanto". "Sé que lo voy a pasar mal". "Soy un aficionado más que ha jugado en el Real Zaragoza". "Siempre creí que era un elegido". "Cada día que entrenes aquí tienes que comerte la hierba"... La penúltima lección de Zapater fue en la sala de prensa. La última será esta noche donde le gusta, sobre la hierba fresca de La Romareda.

Si pueden, lleven a sus hijos al campo. Esto va de padres a hijos, ya lo saben. En estos tiempos que les toca vivir a las nuevas generaciones, noches como estas de zaragocismo en vena son muy necesarias. Que vean a Zapater. La tentación del Real Madrid, el Barcelona o el Manchester City está demasiado cerca como para dejar escapar a los aficionados que deben sostener el zaragocismo en las próximas décadas.

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