El Real Zaragoza pierde el pulso

El bloque de Carcedo se descompone. El gol de Pombo noqueó al equipo aragonés, que ni tiró a puerta ni supo defender. Solo Cristian evitó un bochorno mayor.

Los jugadores del Real Zaragoza, con el capitán Cristian Álvarez a la cabeza, se retiran derrotados del Sardinero
Los jugadores del Real Zaragoza, con el capitán Cristian Álvarez a la cabeza, se retiran derrotados del Sardinero
Agencia Lof

El Racing de Santander no solamente no había ganado un partido en casa todavía esta temporada; es que su afición aún no había podido levantar los goles para celebrar un gol. Este miércoles, solo Cristian Álvarez evitó una borrachera racinguista a orillas del Sardinero. El Real Zaragoza se mostró en la segunda parte como un bloque en descomposición, una suma de jugadores desnortados que ni lograron atacar ni consiguieron defender con una mínima eficacia.

La expulsión de Simeone fue el detonante, pero no lo justifica todo. El Real Zaragoza salió ayer del campo de un recién ascendido sin tirar a puerta. No hubo un solo disparo entre los tres palos que permitiera comprobar si el Racing de Santander jugaba con o sin portero. Con tan poco, es imposible que se te aparezca la Virgen, aunque sea el día del Pilar y te llames Real Zaragoza.

El equipo local, por el contrario, encontró hasta en nueve ocasiones la portería zaragocista. Cinco de las paradas de Cristian Álvarez entrarían en la selección de las mejores intervenciones de muchos porteros profesionales a lo largo de toda su carrera.

Ni siquiera las buenas intenciones mostradas en el arranque del choque -quiso el Zaragoza mandar con el balón y Simeone empezó incisivo, como siempre- sirvieron para inquietar de verdad al Racing de Santander. Con once jugadores, Juan Carlos Carcedo no encontró las vías de acceso al gol. Con diez, ni supo orientarse en el camino hacia la portería rival ni logró tapar las fugas de agua que se abrían sin cesar a cada paso que daba su equipo sobre el césped.

En la segunda parte el Real Zaragoza se quedó literalmente sin pulso, sin un ápice de rasmia que le permitiera aspirar a rascar un resultado mínimamente positivo en Santander, aunque fuera con un jugador menos. El Real Zaragoza estuvo tan lejos ayer de la victoria como lo está -en estos momentos- de ser el equipo aspirante al ascenso que se ha vendido. El bloque que dispuso Carcedo que daba la cara, aun sin lograr buenos resultados, durante las primeras jornadas desaparece por momentos.

El calendario corre rápido y, a mitades de octubre, ya se ha superado la jornada 10. El Real Zaragoza está en puestos de descenso con dos victorias y cinco goles a favor, uno cada dos partidos. El sábado llega el Villarreal B a una Romareda que será un polvorín al que, aparentemente, le hará falta muy poca chispa para volver a estallar.

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