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El día que Pedri jugó contra el Zaragoza

El futbolista del momento se cruzó en la vida del Zaragoza hace poco más de dos años, en la victoria aragonesa en enero de 2020 en Las Palmas con gol de Javi Ros de penalti. 

Pedri encara a Shinji Kagawa
Pedri encara a Shinji Kagawa
UD Las Palmas

Comenzó jugando por la zona derecha del centro del campo, para acabar haciéndolo en el sector opuesto, mientras pisaba todos los espacios intermedios, esas ventanas de fútbol a las que solo él es capaz asomarse, sello indiscutible de su talento para interpretar el juego. Pedri González (25 de noviembre de 2022) tenía ese día 17 años y un mes, era un crío al que ya se le adivinaban sobre el césped de Segunda División los rasgos propios de quien está tocado para la varita de los dioses del fútbol. 

Han transcurrido algo más de dos años de aquel 14 de enero de 2020, aunque parece haber pasado toda una vida: el Zaragoza cogía forma de Primera División, estalló una pandemia histórica, Pedri se fue al Barcelona con expectativas de salir cedido, se quedó, sedujo a Koeman y a Luis Enrique, se hizo fijo, debutó con la selección, el Zaragoza salvó el pescuezo de un descenso, Pedri fue a la Eurocopa, ganó después una medalla de plata olímpico, le pillaban todas las prórrogas que se jugaban en el mundo, le dieron el Golde Boy al mayor talento sub 21, el Zaragoza siguió en Segunda y el chico canario, después de una lesión, retornó a los campos para aclararle el mapa a Xavi Hernández como entrenador del Barcelona. En ese punto estamos ahora, el Zaragoza en Segunda y Pedri convertido en la piedra filosofal del renacido Barça. Es el futbolista de moda, del que todo el mundo habla y por quien todo el mundo desea pagar una entrada.

Pedri solo disputó una temporada en Segunda, cruzándose en la vida del Real Zaragoza como un recuerdo efímero. Había debutado en el fútbol profesional en agosto, con solo 16 años, frente al Huesca. Su verano había dejado boquiabierto a Pepe Mel. Tinerfeño, un par de años antes le había descartado el Real Madrid, y Las Palmas lo reclutó para su equipo juvenil. Allí estuvo un año. Al siguiente, en la pretemporada del primer equipo nadie jugó mejor que él, y Pepe Mel vio un filón. Lo puso desde el primer día, casi siempre jugando en la zona izquierda del centro del campo, pero siempre con una libertad natural, como si pudiera intuir el desarrollo del juego con los ojos vendados.

Pedri se hubiera enfrentado al Zaragoza por primera vez en noviembre, pero en esa primera vuelta, en el partido de La Romareda en el que el equipo entrenado por Víctor Fernández se impondría 3-0, el joven centrocampista estaba en la Copa de Mundo sub 17. Compartía selección española con Alejandro Francés en aquel evento. Sería en enero, ya en la segunda mitad del campeonato, cuando Pedri, con el dorsal 28 a la espalda, se enfrentaría al Zaragoza. Apareció en el partido moviéndose por la derecha, pero acabaría en la izquierda, estresando primero a Vigaray hasta el cambio e insistiendo torturas con Julián Delmás. 

En un partido muy igualado, Pedri pudo marcar en el segundo tiempo, en un disparo a quemarropa que Cristian Álvarez repelió. A falta de 8 minutos, el Zaragoza ganó con un gol de penalti de Javi Ros. El Zaragoza crecía en esa fase del año después de un delicado tramo final del otoño. Aquella victoria frente a Las Palmas de Pedri terminaría por propulsar al equipo aragonés hasta el punto exacto de plenitud hacia el ascenso del que le frenó la pandemia solo dos meses después. Aquel partido Las Palmas lo afrontó con muchas bajas, tantas que incluso se comentó un posible aplazamiento como el ocurrido de dos semanas antes en el Zaragoza-Sporting, cuando los asturianos notificaron 10 futbolistas con un proceso gripal de elevada fiebre. Un virus andaba suelto.

Han pasado dos años de aquello, y Pedri se ha confirmado como el futbolista español de mayor potencial, bandera del fútbol de la selección y del Barcelona, quien ya lo había fichado en septiembre de 2019, en cuanto Pedri puso el pie en el fútbol profesional, por cinco millones de euros más diferentes variables. Su gol del domingo al Sevilla, con un regate deslumbrante, es su última pincelada. Un centrocampista de un talento inexplicable porque juega al fútbol, lo descifra, como si fuera una función natural, como la respiración, las señales nerviosas o los latidos del corazón. Un día, ese jugador se enfrentó al Zaragoza siendo un niño, y ojalá no tarde mucho en volver a hacerlo.

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