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El Real Zaragoza, sobrepasado por el líder

El Real Zaragoza compitió cuando permaneció encogido. Cuando abrió el partido en la segunda mitad, fue fácil presa de un Almería más veloz y preciso. 

Juanjo Narváez se lamenta.
Carlos Barba/LOF

Le van más al Zaragoza los partidos pausados, de pocas noticias, de pocos riesgos. Es allí donde mejor se expresa el colectivo que gestiona Juan Ignacio Martínez, donde mejor rentabiliza su limitada capacidad goleadora. A producción abultada, a pelea de intercambio de golpes, el decimoctavo presupuesto de cualquier competición, también de la Segunda División española, por lógica tiene las de perder. Ayer cayó en Almería por pura y dura teoría darwiniana, porque el rival era más fuerte; pero, paradójicamente, la dimensión del resultado también la determinó la ambición aragonesa. Asumió riesgos el Zaragoza y los pagó, como lo hará siempre que los adopte en la Segunda División. Mucho más, ante el líder. Más todavía, ante este líder, el más que probable campeón, el Almería de Rubi. Sin duda, fue sobrepasado por el líder.

Después de un curso pasado durísimo en el que el objetivo primero y único cuando Jim tomó las riendas del equipo en diciembre era la supervivencia, Juan Ignacio Martínez y Torrecilla dibujaron otro perfil para esta temporada. Una línea más atrevida, más ambiciosa, un fútbol más al estilo que le va al zaragocismo. Entre otras razones, porque en este ejercicio liguero el público también es factor. Mucho más la afición más numerosa y entendida de la competición, la de La Romareda. Tocaba más el Real Zaragoza, intentaba y casi siempre conseguía jugar más que el adversario. Pero, como el gol se paga y no hay demasiado dinero para pagar, la iniciativa en el juego no se trasladaba numéricamente al marcador. Sin goles, apenas daba para empatar y gracias. El Real Zaragoza no era peor que nadie, pero tampoco le ganaba a nadie.

Se habían jugado 13 jornadas y se comenzaba a tiritar sobre las plazas de descenso. Llegados aquí, un 4 de noviembre, Jim plegó la libreta de los esquemas ofensivos y echó el equipo atrás en Burgos. Se ganó como tantas veces la pasada campaña, como se logró una milagrosa permanencia el curso anterior, como mejor produce Jim (en puntos, no en juego fetén), arriesgando poco o nada y metiendo una como sea: 0-1, con golazo incluido de Álvaro Giménez, y tres puntos a la buchaca.

Seis partidos se habían jugado desde el punto de inflexión establecido en El Plantío, con 13 puntos capturados sobre 18 dirimidos. Puntuación parcial de ‘play off’ haciéndole sentir el aliento en el cogote del líder, el Almería. La victoria en fondo y forma de la última jornada ante otro aspirante a todo, el Eibar (1-0), robustecía más si cabe la idoneidad del fútbol austero del nuevo Zaragoza nacido en Burgos. Pocos errores, portería a cero, mucho rigor táctico y un gol como sea, aunque lo tenga que meter el central (el chaval Alejandro Francés) en jugada de estrategia.

Y a eso jugó el Zaragoza en la primera mitad de ayer, cuando no se movió el marcador. Ocurrió poco, nada numéricamente trascendente. Jim quiso sorprender en el descanso, quitando el músculo de Igbekeme y poniendo sobre el tapete la velocidad de Nano Mesa. La velocidad y la precisión siempre fueron vectores directores en el fútbol. También lo fueron ayer. La precisión... O la falta de precisión. Así, una imprecisión entre Francés y Cristian, tras pérdida de Bermejo en el balcón del área rival y contra catónica del Almería, sirvió en bandeja el primer gol a Umar Sadiq. Después de una hora más que digna, en desventaja en el marcador, todavía tuvo que arriesgar más Jim para intentar rascar algo en el feudo del líder. Pero, por lógica geométrica y aritmética, la ofensiva aragonesa concedió espacios a un rival con jugadores más veloces y precisos. Al final, llegó a jugar hasta con cuatro puntas el Zaragoza, todo un caramelo que saboreó Ramazani. Y es que, Jim produce más cuanto menos arriesga. Ayer fue goleado por arriesgar. Mucho más, por arriesgar ante el líder. Más todavía, ante este líder, el más que probable campeón, el Almería de Rubi. Sobrepasados por el verdadero líder de la Segunda División.