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Real Zaragoza: el informe Láinez, a escena

En la salvación de 2017, el Real Zaragoza no ganó ninguna de sus últimas siete citas y sufrió tras creerse salvado de antemano. El entrenador, César Láinez, recuerda lo vivido en aquel agónico episodio, una jurisprudencia digna de tenerse en cuenta.

César Láinez, en junio de 2017, en el partido de Gerona.
César Láinez, en junio de 2017, en el partido de Gerona.
Marc Martí/Diari de Girona

"Mirar atrás sirve muchas veces para aprender. Ojalá sea útil una revisión de aquellos momentos de 2017 para que no se repitan errores que ocurrieron y que son evitables", subraya con énfasis César Láinez. Él fue el entrenador del Real Zaragoza que firmó la agónica salvación del descenso de 2017, hace solo cuatro años, cuando el exportero aragonés apareció –desde el filial– como tercer inquilino del banquillo para tratar de evitar el desastre al que estaba abocado el equipo tras las gestiones anteriores de Luis Milla y Raúl Agné.

"Cuando llegué el equipo venía de perder 2-1 en Córdoba y 1-2 en casa con el Sevilla Atlético, cuesta abajo. En los primeros cinco partidos, empatamos dos y ganamos tres, la misma buena racha que ha tenido Jim hasta caer el viernes en Gerona", rememora Láinez. En efecto, su llegada insufló aire fresco y, en ese primer mes, se dió el triunfo por 0-3 en Elche. Después, hubo igualadas con el Valladolid (1-1) y en Almería (2-2). Se ganó por 1-0 en LaRomareda al Mallorca y se logró la victoria por 0-1 en Miranda.

"Cuando volviamos de ganar al Mirandés con un gol de Ángel viví una sorprendente sensación de euforia alrededor. Pasó más fuera que dentro del vestuario, pero sí afectó a gente del club, a la dirección deportiva, que se sumaron a esa corriente. En el descanso del siguiente partido en La Romareda, que perdimos al final por 1-2 ante un Getafe que acabó subiendo a Primera pero que íbamos ganando 1-0 momentáneamente, los miembros de la dirección deportiva (Lalo y Barba) me dijeron en el vestuario que había que pelear por la promoción de ascenso, por los ‘play off’"», recuerda Láinez tras comentar la percepción reciente, vivida esta pasada semana, de que el Real Zaragoza ya estaba casi salvado tras las dos victorias consecutivas ante Fuenlabrada y Almería.

"Hay que tener muy claro el estado de las cosas dentro del vestuario. Y Jim es un hombre muy experto en todo. Entonces, hace cuatro años, el cuerpo técnico y los médicos sabíamos lo que teníamos y lo que podía sucedernos, como así pasó. Después de un ‘arreón’ como el que dimos nosotros en aquellos cinco partidos donde sumamos 11 de 15 puntos, idéntico al que ha protagonizado ahora el Zaragoza de Jim, el futbolista, tras un año de muchas penurias y sufrimientos, tiende a que la gasolina se le vaya acabando y, en algunos casos, las piernas ya no les den de sí. Hay que ser listos en estos momentos, son delicados si no se gestionan bien", expone Láinez en su memorándum.

Errores a no repetir, previsión

"En 2017 teníamos un Real Zaragoza con muchísima más experiencia que ahora en la plantilla y, en los días más complicados del bajonazo final, eso pudo ayudar. Por el contrario, yo me encontré con partidos en los que no podía contar más que con 12 o 13 jugadores aptos de verdad. Jim tiene hoy una plantilla más amplia para afrontar esta recta final", coteja Láinez antes de detallar un calvario que, en parte sobrevino inesperadamente y, lo peor, en otra fue por mala praxis desde dentro del ámbito futbolístico del club.

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"Recuerdo que, una vez tuvimos la buena racha y hubo gente de dentro que dio por solucionada la permanencia antes de tiempo, Dongou recibió permiso para operarse y ya no jugó más. Xumetra, que tenía problemas de tobillo, también se hizo un tratamiento que lo dejó fuera hasta el verano. A Samaras fue imposible ponerlo en forma, tal y como vino. José Enrique no tenía fuelle ni recorrido como lateral y tuve que convencerlo para jugar de central, permutándolo con Cabrera. Le costó asumirlo. Había muchos tocados físicamente", detalla el técnico antes de proseguir su relato.

"Sufrimos una sanción a Bedia, la expulsión de Cani en Reus, la de Ratón en Oviedo. Hubo partidos donde solo tenía a Edu García en el banquillo como jugador número 12 útil, lo puse de todo, de extremo izquierdo, derecho, delantero centro, lateral... no había otro cambio solvente, pero no se podía decir. Como para aspirar a la promoción...", dice con sorna Láinez.

"Es importante el manejo de las situaciones en el equipo desde los puestos de mando. Yo tenía poca plantilla y no se hicieron bien las cosas para sumar. A los uruguayos, Cabrera y Marcelo Silva, se les comunicó a la vuelta de Miranda desde la dirección deportiva que no iban a seguir el año siguiente. Y a Ángel se le dijo poco después, con cinco partidos aún por disputar. Eso repercutió negativamente en su mentalización. Estos errores no pueden repetirse jamás, afectan", avisa Láinez.

Jim admitió este viernes en Montilivi que "el 3-0 ha sido un manotazo serio y hemos de levantarnos". Sabe el alicantino el peligro que han tenido los días previos, de calma sin cimientos, de confianza sin fundamento en muchos sectores del zaragocismo. César Láinez es claro en su jurisprudecia vivida en 2017: "Hay que evadirse del bipolarismo que hace pasar a la gente del desastre a la euforia en un segundo. Este Zaragoza no es para salvarse con muchos puntos de ventaja, yo preveo que sufrirá. Y hay que mantener el pulso hasta el último día", recomienda el ex portero zaragozano.

"El calendario que viene es duro. Van a venir los Salva Sevilla, De Tomás, Djurdjevic, Borja Bastón... estos tienen dos ocasiones y te meten tres. No sé si el entorno no escarmienta o no quieren leer bien lo que es la Segunda División. Y aquella salvación nuestra en Gerona no es lo común", concluyó.

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