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El Alcorcón, el benefactor del Real Zaragoza este año

La singular e histórica alineación indebida de los amarillos en el inicio de la temporada dio dos puntos de más a los aragoneses y restó uno a quien ha resultado ser un rival directo.

Fin del partido de la primera vuelta en Alcorcón, con 0-0 pero con la victoria en los despachos segura.
Fin del partido de la primera vuelta en Alcorcón, con 0-0 pero con la victoria en los despachos segura.
Enrique Cidoncha

Llega el lunes a La Romareda el Alcorcón, equipo que, sin querer, se convirtió desde el inicio de esta extraña liga 20-21 en benefactor del Real Zaragoza. El 3 de octubre, en los albores del torneo, en el que era para los zaragocistas su segundo partido (los dos primeros los había aplazado La Liga por la tardía conclusión del anterior curso), el equipo del sur de Madrid incurrió en alineación indebida por un despiste terrible de su entrenador de entonces, Mere Hermoso, no rectificado por su delegado. Y le regaló dos puntos a los zaragocistas a la vez que, simultáneamente, se restaban uno de su haber en la clasificación.

Entonces, aún con los estertores del calor veraniego, nadie era capaz de imaginar lo importante que iba a ser aquel incidente reglamentario para el devenir del torneo en ambos vestuarios, el alcorconero y el zaragocista. Porque, claro está, ninguno de los dos clubes apostaba entonces por vivir el calvario de pelear cada día en el fondo de la clasificación, siendo incluso colistas un par de veces cada uno de los dos implicados en esta singular historia.

Aquel partido de la segunda jornada liguera para el Zaragoza, su primer desplazamiento, acabó 0-0. Pero diez minutos antes de la conclusión del partido ya se pudo publicar y asegurar que el cuadro aragonés iba a ganar ese duelo por 0-3 en los despachos, días después, pues la normativa es clara y exige que, como mínimo, haya siempre siete futbolistas profesionales sobre el césped. Y Mere (luego sería relevado por el actual técnico alfarero, Juan Antonio Anquela) no se dio cuenta que, a través de los cambios, fue juntando hasta cinco chicos con ficha B, del filial:Castro, Barbero, Arribas, Bravo y Sosa. Del minuto 73 al 84, solo hubo seis jugadores del primer equipo sobre el campo de Santo Domingo. Sanción segura.

El Real Zaragoza recogió la donación altruista del Alcorcón, dos puntos de bote y cencerro (la diferencia que hay del empate obtenido en el duelo y la victoria posterior vía Comité de Competición, de uno a tres), y los madrileños vieron restado el punto que les daba el 0-0 y se quedaron sin nada por su grave yerro legal.

Alivio invisible en la crisis

Si se mira hoy la clasificación y se lleva a cabo el ejercicio de ver qué hubiera pasado si aquel partido de la primera vuelta en Alcorcón hubiese transcurrido con normalidad y el 0-0 hubiera regido por lo tanto como firme, se ve que el Real Zaragoza estaría en puntuación de descenso (25 puntos) y el Alcorcón llevaría solo uno menos, 24. Aquella donación pre pilarista de los de Madrid hace que el Real Zaragoza viva hoy con 27, con dos de colchón sobre la zona electrificada y mortal, y con cuatro de distancia sobre el rival alcorconero, o sea, más de un partido de margen entre ambos equipos.

Este ejemplo ya aclara la relevancia de aquel episodio a favor del Zaragoza e, inversamente, muy en contra de las necesidades de un apurado Alcorcón. Pero es más honda la repercusión de lo ocurrido si se aplica durante el transcurso de la liga, en los meses de gravísima crisis de identidad y de marcadores de los aragoneses, noviembre y diciembre. Aquellos dos puntos que llovieron de Alcorcón, cual maná, sirvieron en su momento para presentar unas constantes vitales que, de no haber existido, hubieran puesto al Zaragoza en estado catatónico.

Porque los blanquillos fueron colistas, pisando el puesto 22º, en dos ocasiones. Y se ubicaron, en aquella fatal racha de 7 partidos perdidos de 8 disputados en el tramo en el que se designó como entrenador a Iván Martínez, a 4 puntos de distancia del ras de la salvación. Sin los dos puntos extra de Alcorcón aquello hubiera sido mucho más dramático, con 6 de lejano espacio con la permanencia, contando con que, en esa pelea a vida o muerte, los amarillos, siempre en la fotografía del Zaragoza en el barrizal de la cola de la tabla pues forman parte del grupo de implicados en el lío del descenso a Segunda B, tendrían uno más de los que lucen en cualquier circunstancia hipotética. La película hubiese sido otra bien distinta en circunstancias tan extremas.

Además, esos dos puntos ayudaron, seguramente, a alargar alguna semana la vigencia de Baraja como primer entrenador, al edulcorar la clasificación de forma obvia. Y, más tarde, pudieron ejercer el mismo efecto en el tramo de Iván Martínez.

Hubo un segundo episodio en el que se puede considerar al Alcorcón un buen amigo en este duro año: cuando, a mitad del mes pasado, eliminó al Real Zaragoza de la Copa del Rey en una segunda ronda que estorbaba. En un duelo entre reservas, los madrileños ganaron 2-1 in extremis y siguieron adelante. En el fondo, era lo que los zaragocistas querían.

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