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Un Rayo de contrastes

El Real Zaragoza se mide mañana (19.00) a un aspirante al ascenso que no encuentra la ansiada regularidad

Celebración de un gol de los jugadores del Rayo.
Celebración de un gol de los jugadores del Rayo.
Heraldo

Es altamente fiable en casa y muy débil fuera; practica buen fútbol combinativo y, sin embargo, no tiene demasiado gol; empezó la temporada siendo sólido en defensa y, con el paso de los partidos, ha ido perdiendo esa fiabilidad… El Rayo Vallecano de Andoni Iraola, que mañana miércoles visitará La Romareda a partir de las 19.00, es un equipo de luces y sombras, de unos constrastes que por el momento le impiden erigirse como un claro favorito al ascenso. 

La victoria obtenida el pasado sábado frente al Castellón (2-1) situó a los madrileños en zona de promoción, en sexta posición concretamente, pero sus aspiraciones van más allá. Así se lo exige su capacidad adquisitiva –con 16 millones, el Rayo Vallecano tiene el quinto mayor límite salarial de Segunda División–, y también una afición que vuelve a sentirse ilusionada con los suyos. 

A pesar de que en el mercado estival el club madrileño aplicó una política de austeridad y solo realizó incorporaciones a coste cero (Luca Zidane) o en forma de préstamo (Antoñín, Iván Martos y Fran García, lesionado de gravedad hace dos jornadas), cuentan con una buena base del año pasado, que combina jugadores experimentados y grandes talentos en progresión. 

Iraola, que en agosto tomó las riendas del equipo de la franja tras haber sonado para dirigir al Zaragoza, ha asentado un sistema 4-2-3-1 basado en la consistencia en la medular, con Trejo, Mario Suárez o Valentín como referentes en el doble pivote, y el desequilibrio de los jugadores de banda, que no tanto de unos delanteros que no encuentran puerta con facilidad. 

Como le viene ocurriendo al Real Zaragoza, tanto con Rubén Baraja como más recientemente Iván Martínez, el principal problema de este Rayo Vallecano está en la falta de gol, puesto que suma 14 en 13 jornadas, a una media de 1,07 por encuentro que deberán mejorar si quieren asaltar los puestos de ascenso directo próximamente.

Las tres últimas dianas convertidas por los vallecanos (dos de ellas ante el Castellón y otra contra el Sporting de Gijón) fueron obra de un hombre de banda como Andrés Martín, que ya suma cuatro e iguala a otro extremo, Isi Palazón, como máximo artillero de un equipo que no tiene un referente claro en la punta de lanza.

Yacine Qasmi y Ulloa, los dos arietes puros de la plantilla, no se han estrenado todavía. Y tampoco Álvaro García o el citado Antoñín, que la pasada campaña anotó cuatro goles en 22 partidos con la camiseta del Málaga CF, han demostrado facilidad anotadora, aunque sí una variedad de registros que convierten al Rayo Vallecano en un equipo peligroso e imprevisible cuando ataca, sobre todo en su propio estadio. 

Lejos de Vallecas, los franjirrojos aflojan. Tanto en ataque como en defensa. Así lo demuestra el hecho de que no hayan ganado un partido fuera desde la primera jornada liguera, y hayan caído ante rivales teóricamente inferiores, como la Ponferradina, el Tenerife, el Real Oviedo, el Albacete o el Lugo.

Trayectorias enfrentadas

Mañana, el Real Zaragoza de Iván Martínez pondrá a prueba esta debilidad. Será un duelo entre el peor local y uno de los peores visitantes de la categoría. Los zaragocistas buscarán frenar la sangría de puntos escapados en La Romareda –desde el parón por la irrupción de la pandemia de coronavirus el pasado mes de marzo, únicamente han ganado un partido de los 14 disputados en el estadio municipal- y el Rayo Vallecano corregir un defecto, esa incapacidad como visitante, por el que pasan buena parte de sus posibilidades de ascenso.

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