El Zaragoza, condenado desde el rincón

El conjunto aragonés pierde en Ponferrada con dos errores en sendos saques de esquina calcados al primer tanto encajado ante el Oviedo. 

Real Zaragoza
Jair intenta despejar un balón colgado sobre el área aragonesa.
Luis de la Mata/LOF

La sangría no es reciente. El coladero zaragocista data de muy atrás, con los peores registros del fútbol español desde el parón pandémico. Se marchó Víctor Fernández, fue despedido Rubén Baraja y ahora acaba de llegar Iván Martínez. Pasa un entrenador tras otro, y la defensa del Real Zaragoza más que una defensa parece una acusación. Con el nuevo técnico, las dos derrotas han llegado en acciones calcadas: saques de esquina mal defendidos. El conjunto aragonés ya falla hasta en lo básico, ya pierde a causa de un error escolar: es incapaz de protegerse de un córner botado al primer palo.

Ante el Oviedo fue Borja Sánchez el que remató de cabeza, neutralizando la ventaja adquirida por el Zaragoza. En esa ocasión, contó con la colaboración de Álvaro Ratón, que salió en falso, no se sabe bien si a despejar de puños o a atajar la pelota. El caso es que Borja Sánchez remató, y el balón entró tras golpear el larguero. Ayer, el guion fue muy semejante. Difirió en el reloj: los asturianos marcaron al borde del intermedio, mientras que la Ponferradina lo hizo en el segundo acto. Como ante el Oviedo, el Zaragoza había anotado primero, ayer por medio de Narváez, una de las escasas certezas que nos quedan en el equipo del león rampante. Le ayudó Ríos Reina, lateral izquierdo de los leoneses que, como vimos después, se expresa mejor en ataque que en defensa. Y es que Ríos Reina, además de colaborador necesario en el tanto del Zaragoza, botó los dos córners que acabarían significando la victoria berciana.

Ríos Reina atravesó el campo desde su sector izquierdo hasta el derecho para golpear a pierna cambiada desde el rincón. Le pegó de cine, Ríos Reina. La película se fue tornando de terror al aparecer el chaval Sola en el primer palo y despistar a un Cristian Álvarez que literalmente se comió el balón. Quizá mala suerte. He dicho quizá... Desde luego, error encadenado para neutralizar la efímera ventaja aragonesa. Un cuarto de hora después, otra película de miedo. Se rebobinó hasta el rincón, en el ángulo oscuro, ante el Oviedo. O hasta el más reciente rincón, en el mismo Toralín. Mismo rincón, reitero. Otra vez actuó de malo Ríos Reina (qué bueno es este malo, qué bien le volvió a dar a la bola), que la volvió a poner al primer palo, donde Dani Romera la peinó para trasladar al marcador el segundo gol. Cristian Álvarez tampoco significó obstáculo en ese balón a ese primer palo que representó el enésimo palo al Real Zaragoza.

Y entre tanto palo y palo, este Real Zaragoza, que ayer lo buscó con un Iván Martínez que no cesará de intentarlo, se desvanece hasta el decimonoveno puesto en la tabla clasificatoria de la Segunda División, con apenas 10 puntos en 12 partidos (ojo, solo tres en los últimos 27). Desde el mismo rincón, en el ángulo oscuro, encajó ayer los dos goles en Ponferrada. Desde allí pereció también ante el Oviedo. Del rincón, en el ángulo oscuro... Zaragoza, levántate y anda.

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