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Real Zaragoza: tres días de relajo, aún sin horizonte

Víctor Fernández se ha visto obligado a establecer una pausa sin entrenamientos tras 40 días de vértigo mientras el equipo espera rival y fechas para la Promoción.

Víctor Fernández, con gesto sosegado, observa el entrenamiento del jueves. Con él, Cabellud, el preparador físico, mira el horizonte.
Víctor Fernández, con gesto sosegado, observa el entrenamiento del jueves. Con él, Cabellud, el preparador físico, mira el horizonte.
Tino Gil/Real Zaragoza

El Real Zaragoza, en general, y su plantilla y cuerpo técnico, en particular, viven horas complicadas de digerir, repletas de dudas e incertidumbres logísticas. La causa es el maremágnum en el que se desenvuelven los acontecimientos desde el pasado lunes en el epicentro del fútbol profesional español (La Liga), cuando se decidió suspender el partido Deportivo de La Coruña-Fuenlabrada de la última jornada de Segunda División. Se rompió así con la norma de jugar la cita decisiva (la 42ª) de manera simultánea para no dar ventajas en las disputas de promociones de ascenso y/o descenso a Segunda B y, a consecuencia de esta postura, todo derivó en un conflicto sin precedentes que ha paralizado y ha enmarañado el día a día de los clubes en grado incandescente.

Víctor Fernández, visto el cariz que tomaban los acontecimientos el pasado jueves (72 horas después de eclosionar el problemón de ámbito nacional que tiene pocos visos de solucionarse a corto plazo), tomó la decisión de otorgar tres días libres a sus futbolistas: viernes, sábado y domingo.

Lo previsto, asumido por todos y esperado con ansias evidentes, era haber jugado anteayer jueves el partido de ida de la semifinal de la Promoción. Y que mañana domingo se dirimiera en La Romareda el choque de vuelta de ese primer cruce. Nada de eso ha acontecido y la mayor parte de los involucrados se temen que la solución vaya para largo. 

No hay ‘play off’ porque falta uno del cuarteto que los han de pelear, justo el rival del Real Zaragoza, el que sea sexto en la tabla: el Elche o el Fuenlabrada (afectado por un brote masivo de covid-19, confinado en un hotel de La Coruña y señalado por gran parte del colectivo futbolístico español como culpable de un caso de incumplimiento del protocolo impuesto en mayo para este tiempo de pandemia). Hoy sábado van a rebasarse más de cinco días desde que se aplazara el encuentro Deportivo-Fuenlabrada, que hizo saltar por los aires el calendario de la recta final de Segunda. Nadie ha reaccionado desde entonces. No hay horizonte.

Esta inacción se sufre en el corazón de los equipos afectados por la imposibilidad de acabar la temporada 19-20 según se diseñó en junio. El Real Zaragoza está, en términos puramente deportivos, a la altura de quien se considere el más perjudicado. La sensación en tre los jugadores y técnicos (los principales protagonistas de la película, pues son los que dan forma a los partidos y quienes han de comparecer sobre el césped aun en circunstancias contra natura o aberrantes, como viene siendo el caso desde hace mes y medio) es, desde hace un par de días, de desamparo, de desorientación, de falta de previsión y de cintura para reparar un daño mayúsculo.

El Girona también ha dado cinco días de fiesta a su plantilla. El Almería, todo el fin de semana. El Elche, que espera saber si le toca a él jugar la Promoción o se le cuela el Fuenlabrada en última instancia, ha dejado cuatro días sueltos a sus futbolistas advirtiéndoles de que no se vayan muy lejos.

En el seno zaragocista, dentro de una postura general de silencio expectante, se teme que las fechas vayan avanzando perniciosamente ya dentro de agosto, mes que empieza ya la semana entrante, sin que surja la solución a tamaño galimatías. Las cabezas de los jugadores, los planes vitales de cada uno, estaban programados para asumir seis semanas de locura competitiva, con los 11 partidos que se han jugado para acabar la liga a martillazos, con fútbol sucedáneo, de mentira. Eso ya terminó el lunes. Y solo tenían un añadido posible en el guión: la disputa de la Promoción durante dos semanas más, las inmediatas. Ahí ha caído el Zaragoza tras no lograr el ascenso directo y aquí sufre ahora las consecuencias de la algarada del ‘caso Fuenlabrada’. No serán dos semanas más... y nadie puede asegurar hasta dónde va a llegar este litigio.

Mientras otros clubes con intereses en la pesca de beneficios dentro del jaleo monumental –que nadie resuelve– apuestan por reivindicar imposibles a base de corifeos y decibelios, el Real Zaragoza calla, ve, analiza y espera acontecimientos. Falta un equipo por ascender a Primera y ese es su objetivo. ¿Cuándo? ¿Cómo? Por ahora no se sabe nada de nada. Los hay en el vestuario blanquillo que no dan crédito a esta imprevista situación que viene bien para los lesionados pero, ¿y para los sanos?

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