Medio centenar de zaragocistas reciben al equipo en Cádiz con ánimos y optimismo

Expectación pese a los 900 kilómetros de distancia. Ánimos elevados y optimismo a raudales en tre el medio centenar de aficionados zaragocistas que esperaron en el Hotel Playa Victoria de Cádiz la llegada del Real Zaragoza, a la hora de la cena, en la noche de este sábado 1 de febrero. Cinco minutos antes de las 21.00, jugadores, técnicos y auxiliares, precedidos por el presidente, Christian Lapetra, y el director deportivo, Lalo Arantegui, entraron por la puerta principal del establecimiento hotelero, que dista apenas 400 metros del estadio de Carranza. 

La expedición blanquilla había arribado pasadas las 20.30 a la ciudad gaditana, después de haber invertido toda la tarde en el viaje que nació en la capital aragonesa después de comer. El equipo hizo un doble desplazamiento por vía férrea, primero en un AVE hasta Madrid-Atocha para, una vez allí, transbordar y enlazar con un Avant que unió la estación madrileña con la gaditana. Paralelamente, el autobús oficial del club llegó desde Zaragoza en vacío, con el equipaje en la bodega, y con la misión importante de ser el primer eslabón del viaje de regreso, que tendrá lugar en la noche del domingo, una vez concluya el partido del Carranza (empieza a las 4 de la tarde), y que llevará a los zaragocistas a pernoctar en Sevilla, pues es necesario esperar a las 9 de la mañana de lunes para retornar en el AVE directo desde la ciudad hispalense hasta Delicias. 

En el hotel de concentración aguardaban chicos y chicas, niños y mayores, adolescentes y gente madura. Todos con un denominador común: sus emblemas zaragocistas bien visibles, bufandas, gorras, camisetas, banderas... Los jugadores del Real Zaragoza mostraron un talante enormemente afable, cercano, que satisfizo de sobras a quienes echaron un rato largo en esperarlos para mostrarles su cariño, admiración y fe en sus posibilidades. 

Hubo decenas de autógrafos, se firmaron camisetas en el dorso y el torso, hasta una bandera de Colombia que esperaba las rúbricas de Luis Suárez y del recién llegado, Daniel Torres. Eran seguidores que, en unos casos, se habían desplazado desde Zaragoza desde primera hora de la mañana, aprovechando para pasar el fin de semana en la siempre sugerente Cádiz. Otros, aragoneses con residencia en el sur, en esta parte de Andalucía. El tirón zaragocista siempre deja su sello en la vieja Tacita de Plata, nunca falla. 

La plantilla acudió enseguida a cenar, cansada de un día pesado hasta el pico más septentrional del mapa peninsular. Y, enseguida, se retiró a relajarse pues el partido del Carranza viene esta vez en horario muy tempranero: las 4 de la tarde, lo que obligará a un desayuno muy medido y madrugador cuando amanezca el domingo, pues posteriormente será necesario comer pronto y con consistencia para llegar en perfectas condiciones, a eso de las 2 y media de la tarde, al estadio amarillo. 

Como ya se demostró esta noche sabatina en el hotel donde duerme el Real Zaragoza, el equipo no estará solo en el difícil campo del Cádiz. Jamás lo está, pues lafición blanquilla es, con diferencia y desde hace años, la que más se desplaza sea cuando sea el partido y haya los kilómetros que haya hasta el lugar del duelo en cuestión.