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Los 21 entrenadores que han subido a Primera desde 2013

El repertorio de técnicos que han ascendido con sus equipos desde que el Real Zaragoza juega en Segunda ininterrumpidamente es largo y variopinto. Solo uno ha repetido éxito: Pepe Bordalás

José Bordalás, con Ranko Popovic al fondo, en La Romareda durante el Real Zaragoza-Alavés de 2015. El técnico alicantino logró el ascenso con los vascos al final de esa campaña, en junio de 2016.
José Bordalás, con Ranko Popovic al fondo, en La Romareda durante el Real Zaragoza-Alavés de 2015. El técnico alicantino logró el ascenso con los vascos al final de esa campaña, en junio de 2016 y repitió un año más tarde con el Getafe. Es el único que lo ha logrado en el último sexenio.
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El Real Zaragoza ha asistido a 18 ascensos en los 6 años consecutivos que lleva compitiendo en Segunda División (todavía falta por dilucidarse el último, que lo logrará el próximo domingo, bien el Mallorca, o bien el Deportivo de La Coruña). Al equipo zaragocista nunca le ha tocado el turno de ser uno de los ascensores. No ha palpado el éxito, del que solo anduvo cerca dos veces, en la Promoción de 2015, en la que le sobraron 6 minutos para alcanzar el cielo en Las Palmas, y en la de 2018, cuando el Numancia lo dejó sin final contra todo pronóstico. 

En este largo tiempo, el club zaragocista ha probado de todo en el banquillo. A través de la figura del entrenador se ha ido buscando un líder que fuese el timonel que devolviera al equipo a Primera División. Y nadie ha dado con la clave, siempre se ha desafinado. Hasta tal punto que el banquillo del Real Zaragoza se ha convertido en uno de los más incandescentes de la categoría en este sexenio.

Paco Herrera, Víctor Muñoz, Ranko Popovic, Lluís Carreras, Luis Milla, Raúl Agné, César Láinez, Natxo González, Imanol Idiakez, Lucas Alcaraz y Víctor Fernández son los 11 inquilinos del explosivo puesto que han desfilado por Zaragoza desde 2013 hasta 2019. Una barbaridad. Y, en términos globales, tanta probatura, tanto trajín y meneo, para nada sustancial. Porque nadie ha obtenido lo pretendido por ahora.

Entretanto, otro grupo de entrenadores, siempre en banquillos ajenos, iba añadiendo su firma y su nombre al libro de oro de la Segunda División. Los hombres del éxito. ¿Recuerdan quiénes han sido los que sí han celebrado el ascenso en las múltiples plazas donde, año a año, sí que sus clubes han dado el salto a Primera?

Este es un buen ejercicio retrospectivo para analizar perfiles, circunstancias, habilidades, momentos concretos y otros aspectos accesorios que han tenido mucho que ver en los ascensos de sus equipos en la misma liga en la que compite el Real Zaragoza desde la liga 13-14.

Ahí va el reparto:

Temporada 2013-14

  1. Gaizka Garitano (Eibar)
  2. Fernando Vázquez (Deportivo de La Coruña)
  3. Pablo Villanueva/Luis Miguel Carrión/Albert Ferrer (Córdoba)

Temporada 2014-15

  1. Julio Velázquez/Juan Merino/Pepe Mel (Betis)
  2. Abelardo Fernández (Sporting de Gijón)
  3. Paco Herrera (Las Palmas)

Temporada 2015-16

  1. José Bordalás (Alavés)
  2. Asier Garitano (Leganés)
  3. Enrique Martín Monreal (Osasuna)

Temporada 2016-17

  1. Juan Ramón L. Muñiz (Levante)
  2. Pablo Machín (Girona)
  3. José Bordalás (Getafe)

Temporada 2017-18

  1. Míchel Sánchez (Rayo Vallecano)
  2. Joan Francesc Ferrer 'Rubi' (Huesca)
  3. Luis César Sampedro/Sergio González (Valladolid)

Temporada 2018-19

  1. Jagoba Arrasate (Osasuna)
  2. Diego Martínez (Granada)
  3. ¿?

Hasta 21 nombres aparecen en este listado, a falta de completar el tercer ascendido de este curso, el de la Promoción, que será bien el Mallorca (Vicente Moreno se estrenaría en el escalafón triunfante), o bien el Deportivo de La Coruña (aquí habría que anotar dos técnicos, Natxo González y José Luis Martí, pues los gallegos cambiaron de timonel con la temporada en marcha).

Y solo uno repite: Pepe Bordalás, el único que ha logrado ascender dos veces desde 2013, el tiempo zaragocista en Segunda. Y lo hizo con dos equipos distintos, primero con el Alavés y un año más tarde con el Getafe.

Si se observa en un primer vistazo rápido la idiosincrasia personal de cada técnico ascensor, enseguida se ve que no se pueden establecer líneas maestras para buscar un plan de ascenso partiendo de cero. Los hay de todo tipo y condición. Veteranos y noveles. Expertos y novatos. Afamados y absolutos desconocidos. Con equipos hechos a su medida y con envoltorios que no parecían casar mucho a sus características. Con banquillos estables o en temporadas donde ha habido hasta tres entrenadores en un mismo curso. 

En este tiempo zaragocista en Segunda han subido a Primera auténticos dinosaurios del fútbol español, con largas trayectorias y pasos, incluso, en la élite: Fernándo Vázquez en La Coruña; Paco Herrera en Las Palmas; Pepe Mel en el Betis; o Enrique Martín Monreal en Pamplona. Este año, se puede sumar a este grupo (aunque su edad no sea tan elevada), al vasco Jagoba Arrasate (Osasuna), por su pasado consistente en la Real Sociedad en la máxima categoría tiempo atrás.

Otros casos han ido por el camino opuesto, el de los noveles de rápido crecimiento en la rueda de entrenadores: los dos Garitano, Gaizka en el Eibar y Asier en el Leganés; Abelardo en Gijón; Machín en Gerona (aunque le costó un par de años romper el techo, lo acabó logrando el soriano); Muñiz en el Levante; Rubi en Huesca; y Míchel Sánchez en Vallecas. Aquí se añade este año Diego Martínez (Granada) y también quien venga exitoso el domingo de la Promoción.

Asimismo, se aprecia que el asunto de la estabilidad, la calma y el plan preciso y perfecto en el banquillo no es condición sine quanon para lograr la felicidad del ascenso. Se puede subir a Primera también desde un alboroto en la caseta, desde un lío de pareceres con varios relevos en la banqueta durante la liga en cuestión. Así subieron en este tiempo reciente el sorprendente Córdoba del 14; el Betis del 15; y el Valladolid del 18. 

Los cordobeses quemaron 3 técnicos, Villanueva, Carrión y Ferrer. Los béticos, que acabaron como campeones, mandaron a casa a mita de curso a Julio Velázquez y acabaron con Mel. Y los pucelanos, el año pasado, despidieron a Luis César Sampedro para terminar con Sergio González. Hasta los traumáticos cortes de entrenadores, si se hacen bien y a tiempo, si quien maneja el barco es buen almirante, pueden convertirse en algo positivo. Este año, si quien subiera el fin de semana que viene fuese el Deportivo de La Coruña, se añadiría otra muesca más a estos ejemplos (Natxo González fue destituido y quien está rectificando su errática marcha es José Luis Martí).

El Real Zaragoza, en este tiempo, ha tenido en su banquillo todo tipo de perfiles. Veteranos como Paco Herrera (luego triunfador en Las Palmas), Víctor Muñoz, Lucas Alcaraz y el último y actual Víctor Fernández. Novatos dispares, como el serbio Popovic, el canterano Láinez o, este mismo año, el caso de Idiakez. Otros, cuasi debutantes o con escasa y poco sustancial experiencia profesional en equipos (ninguno de Primera): Carreras, Milla, Agné y Natxo González. 

No ha habido forma de armonizar a estos entrenadores con las plantillas y, sobre todo, con los mandos ejecutivos superiores en el área deportiva (García Pitarch en la fase inicial, aún con Agapito; Ángel Martín González, Narciso Juliá y, ahora, Lalo Arantegui). Como le pasa a España en Eurovisión, cuando se lleva una balada como representante, ese año gana un ritmo movido. Y cuando se apuesta por algo ágil y rítmico, ése año toca que gane un tema lento y melódico. Siempre con el paso cambiado. 

A la séptima tendrá que ser. La apuesta de Víctor Fernández es potente. Distinta a casi todo lo anterior. Ahora es cuestión de casar su perfil, que es muy concreto, con las hechuras del equipo, de la plantilla. Y que todo engrane correctamente. El repaso a la lista de técnicos ascensores desde 2013 demuestra que todo es posible. Que nada es una quimera. 

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