Derrota del Zaragoza ante Osasuna en un partido en el que plantó cara con uno menos

Los de Víctor Fernández estuvieron a la altura de los navarros hasta la decisiva y temprana expulsión de Eguaras. Un error atrás de Dorado y otro en ataque de Vázquez dieron forma al 1-0 final.

Momento del encuentro entre Osasuna y Real Zaragoza.
Momento del encuentro entre Osasuna y Real Zaragoza.
Daniel Marzo

El Real Zaragoza perdió 1-0 en Pamplona en una noche accidentada, donde los matices claves, que fueron muy puntuales, pocos en cantidad, siempre discurrieron en contra de los intereses de los aragoneses y a favor del Osasuna, nuevo líder provisional de la Segunda División. La expulsión de Eguaras, nada más empezar la segunda mitad, fue dato clave para el devenir del choque. Un error tremendo de Dorado en el tanto local, a falta de 20 minutos, y un mano a mano fallado por Álvaro Vázquez cuando el partido estaba a solo 8 minutos del final, también dieron forma al tanteador definitivo con contundencia. Un día torcido para los blanquillos que vuelven a saborear la amargura de la derrota mes y medio después.

El primer tiempo tuvo un comienzo pastoso, trabado por ambas partes. El Osasuna salió como siempre con el colmillo afilado, forzando dos córneres y metiendo atrás a los zaragocistas. Pero de esa breve fase nada sustancial fluyó en el área aragonesa. El primer ataque con opciones de gol, sin embargo, lo hizo el cuadro blanquillo en el minuto 11, cuando Álvaro Vázquez, a bocajarro y en carrera, remató alto un centro atrás de Nieto tras golpear mal el balón. El guión de toma y daca, que dio forma al perfil del igualado encuentro, comenzó ahí mismo, pues en la siguiente acción fue Fran Mérida el que replicó desde fuera del área, pero la pelota se le marchó también por encima del larguero.

El siguiente golpe con intención sería la más clara ocasión rojilla, pues en el minuto 21 Roberto Torres culminó con un disparo al poste izquierdo un error de cálculo en el despeje de Nieto, muy blando ahí. No había pasado ni un minuto cuando Linares, una de las novedades de Víctor Fernández junto con P. Biel (Pombo y Aguirre se quedaron en el banquillo), cruzó un chut en el área con la zurda que atrapó bien Rubén Martínez, el meta local. Aún se lamentaban los zaragocistas de ese marro cuando en el otro portal, Villar hizo dos quiebros, remató raso y Cristian Álvarez salvó el gol abajo. En el rechace, Fran Mérida disparó alto con poco ángulo. La ida y vuelta era ya constante. Sin brillo, pero con los atacantes más listos que los defensores en los momentos de la verdad… salvo en la definición.

En el 27, de nuevo en sentido inverso, fue Linares el que amagó el tanto en la portería navarra. El de Fuentes de Ebro no llegó por milímetros a tocar a quemarropa un centro cerrado de Álvaro Vázquez (que jugó como interior izquierdo), que acabó marchándose fuera rozando el poste izquierdo. La contestación a esta nueva iniciativa la puso en el 30 de nuevo el activo Roberto Torres, con un tiro cruzado desde la frontal que Cristian Álvarez rechazó abajo con las dos manos con muchos apuros.

En apenas 5 minutos, los dos equipos vieron mutados sus planes tácticos por sendas lesiones. Primero, el Osasuna perdió a su extremo diestro Barja, con un problema en un tobillo. Y enseguida, Guitián pidió el cambio al sufrir un pinchazo muscular en una pierna. Rober Ibáñez, en los locales, y Verdasca, por parte zaragocista, fueron los relevos forzados. En ese cambio de ritmo, el cuadro pamplonés engranó mejor con la situación y provocó otras dos llegadas nítidas ante el marco zaragozano. En el 36, el ariete Villar remató en carrera un centro de Brandon, con suavidad en el primer palo, pero la pelota se le marchó fuera por muy poco junto a la escuadra. Y el 40, Roberto Torres, rozó la frivolidad exitosa con una vaselina desde campo propio, al ver adelantado a Álvarez. El balón voló más de 55 metros pero el guardameta argentino del Real Zaragoza reculó a tiempo para meter la mano y echar a córner lo que parecía un golazo de bandera. Y para que el réplica-contrarréplica del primer tiempo fuese completo, la cosa concluyó con un pase al hueco de Álvaro Vázquez sobre Soro que el cincovillés no alcanzó ante el portero rojillo por centímetros.

El intermedio trajo resuello a todos, pues el desgaste físico fue tremendo en la mayor parte de los protagonistas. En el Zaragoza, se echó en falta la participación de P. Biel, la otra sorpresa de Víctor en la alineación. El balear apenas entró en juego, flotante en zonas de nadie, dejando una pieza con escasa utilidad en un día donde hacían falta todas. Benito apenas subió la banda, más preocupado de tapar su espalda ante el peligro osasunista siempre por los flancos. No hubo un destacado especial. Todo fue muy coral, muy colectivo en el esfuerzo y el desarrollo del juego, con Linares batiéndose con bravura en punta, acompañado de un más apagado Soro. Los osasunistas, que podía dormir líderes de ganar, se mostraban un tanto atorados, imprecisos, pese a que siempre acababan llevando peligro a través de Torres y Villar.

El segundo tiempo comenzó, obviamente, con todo abierto de par en par. La moneda no dejaba de dar vueltas sobre el césped de El Sadar sin ser capaz nadie de aventurar de qué lado iba a volcarse… o si se quedaba finalmente de canto. Y, de entrada, lo que sucedió fue un grave accidente para el Real Zaragoza: la expulsión de Eguaras, que vio la segunda amarilla en una entrada sobre Vidal (la otra la había recibido justo antes del descanso en una acción mucho más discutibles). Era el minuto 4 de la reanudación, el 49. El equipo de Víctor Fernández iba a jugar prácticamente medio partido en inferioridad numérica a expensas de lo que viniera por el horizonte. Mal asunto en un duelo tan equilibrado. El entrenador blanquillo reaccionó de inmediato. Retiró, como estaba cantado y pedía el sentido común, a P. Biel y metió a Javi Ros para ocupar el enorme agujero que había dejado la roja a Eguaras.

Desde ese momento, el partido dio un vuelco. El Osasuna se hizo dueño del balón y el Zaragoza retrocedió en su posicionamiento. Poco a poco, empezó a cundir la sensación de asedio sobre la portería zaragocista. El primer balón de gol claro lo marró Villar en el 56, tras un pase atrás en el área de Brandon que el delantero centro local envío alto cuando todo el mundo cantaba el tanto. Dos minutos más tarde, tras un córner, el central David García metió la puntera en el área chica y Cristian Álvarez paró abajo una pelota que iba dentro.

Al joven árbitro, novato, el catalán Ávalos Barrera, le empezó a venir grande el toro. Manejó mal las tarjetas y barrió, ante la duda, siempre para casa. Cosas del ambiente de El Sadar. Algo histórico. Los zaragocistas, por momentos (sobre todo Álvaro Vázquez), se desesperaron. Al Zaragoza, con el paso del minutero, le costaba cada vez más salir de atrás del todo. Arrasate, el técnico rojillo, metió más metralla con el ‘9’ tanque Xisco. Venía un acoso total en los últimos 25 minutos del partido sobre el área zaragocista. Los de Fernández, en esos momentos, seguro que hubiesen firmado ya el 0-0. Lo de Eguaras había causado un problema serio para seguir la pauta hacia la victoria frente a un rival de enjundia.

Ros ayudó a apretar los dientes en todos los demás. Era cuestión de correr mucho, de cegar espacios y de apelar a que los nervios y la precipitación se apoderasen de la voluntad de un Osasuna que era superior en empuje y jugadores sobre el campo. Pero el Real Zaragoza no supo defender su punto y cayó en la lona rápidamente. En el minuto 70, Villar marcó el 1-0 a puerta vacía, en el segundo palo, tras un centro raso de Torres que se comió, en un fallo clamoroso, Dorado (le dio al aire). Puntuar en Pamplona, en estas circunstancias, empezaba a ser algo parecido a un milagro.

El 2-0 estuvo a punto de llegar inmediatamente, en plena ebullición de El Sadar. Roberto Torres, en un disparo templado por alto dentro del área, superó a Álvarez y golpeó el balón con el poste en el 72. Al menos el Real Zaragoza no quedaba desenganchado por completo del partido y podía seguir apelando a un golpe de fortuna final para sumar algo. Víctor quitó al agotado Linares y dio el último cuarto de hora a Pombo, precisamente en busca de eso, de una llegada suelta bajo la frescura del canterano.

En cuanto el crono rebasó el minuto 80, el Osasuna bajó el ritmo de forma notable. Y estuvo cerca de pagar semejante conformismo con el 1-0. Porque en el 82, Álvaro Vázquez  gozó de la ocasión más clara de la noche zaragocista. Un mano a mano desde la línea de tres cuartos que concluyó, solo ante el portero, rematando fatal, fuera. El Sadar se pellizcaba ante el regalo del delantero zaragocista. Los navarros temblaron y Pombo y Benito llevaron dos balones al área local llenos de veneno. Ahí estuvo el milagro soñado, pero al Zaragoza se le ha mojado la pólvora, como ya se vio hace una semana ante el Albacete. El equipo, con más corazón que cerebro, atacó con uno menos hasta el último segundo, se vació, pero le faltaban balas a sus revólveres. Con el ruido de la boca no se consigue nada. Hace falta munición.

El final del partido llegó entre el entusiasmo navarrico, cuya afición celebró el triunfo por todo lo alto pues duermen líderes a la espera de los partidos del domingo, y con la decepción zaragocista, dentro y fuera del campo, pues se perdió una oportunidad de seguir sumando puntos en la última racha, ahora truncada, por pocos fallos, pero de gran envergadura en el desarrollo del partido. Uno, la roja de Eguaras demasiado pronto. Otro, el de Dorado en el gol osasunista. Y el último, el que dejó el gusto ácido al zaragocismo, el tanto errado nuevamente por Vázquez en el enésimo mano a mano que se le va al limbo últimamente. Sin esos tres elementos, la historia podría haber sido inversa, bien diferente, exitosa para los de Víctor Fernández. Ahora, toca semana de pensar, de rumiar y de observar el futuro inmediato con perspectivas realistas.

Ficha Técnica

CA Osasuna: Rubén Martínez; Nacho Vidal, David García, Unai García, Clerc; Oier, Fran Mérida; Barja (Rober Ibáñez, 24), Brandon (Xisco, 64), Roberto Torres; y Villar (Íñigo Pérez, 83).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Guitián (Verdasca, 30), Dorado, Nieto; Eguaras, Igbekeme; P. Biel (Javi Ros, 51), Álvaro Vázquez; Soro y Linares (Pombo, 75).

Árbitro: Ávalos Barrera (Comité Catalán). Expulsó por doble amarilla a Eguaras (45 y 49). Amonestó a Linares (33) y Villar (58).

Goles: 1-0, min. 70: Villar.

Incidencias: Noche agradable en Pamplona, con 12 grados tras un día excelente. El césped de El Sadar presentó un aspecto irregular, con zonas bacheadas. Con todas las entradas vendidas desde el jueves, hubo un lleno absoluto, algo más de 18.000 espectadores, de los que unos 500 eran zaragocistas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión