Las verdades del barquero... Víctor Fernández (tacos inclusive)

La rueda de prensa del nuevo entrenador del Real Zaragoza tras ganar al Extremadura y salir del colapso ofrece la fotografía exacta de la herencia que ha recibido.

Víctor Fernández grita en la banda dando órdenes a los jugadores durante la segunda mitad del partido ante el Extremadura.
Víctor Fernández grita en la banda dando órdenes a los jugadores durante la segunda mitad del partido ante el Extremadura.
Toni Galán

Víctor Fernández mostró el miércoles pasado, en su presentación, una enorme carga de introspección en su discurso de presentación como nuevo entrenador zaragocista (el tercero del curso). Cargó de sentimientos personales, de diagnósticos subjetivos, el motivo de su decisión e impulso por volver por tercera vez al banquillo del Real Zaragoza. Su imagen de sinceridad, de sustrato sentimental en su nuevo retorno al club aragonés, tuvo su extensión el viernes, en la rueda de prensa previa al debut ante el Extremadura, ahí ya más cargada de argumentos puramente futbolísticos, como era natural. Y, el Fernández más cristalino, el que cantó las verdades del barquero, se apreció en los 10 minutos de comparecencia ante los medios de comunicación tras estrenarse con una sufrida y épica victoria por 2-1 ante los extremeños, este sábado por la noche, en La Romareda.

Víctor, inusualmente en su oratoria pública, se apoyó en tacos, en palabras malsonantes, como estratagema para que todos sepan lo que hay de un solo golpe. Fernández, en un rato, resumió todo lo que el actual Real Zaragoza viene destilando desde el inicio del curso y que ahora administra él desde el banquillo. Desde la alegría de un triunfo crucial y con la felicidad retomada en el entorno por el aura del técnico del barrio Oliver, Víctor Fernández quiso que todo el mundo tenga los pies en el suelo y sea capaz de ver una realidad según su criterio técnico, altamente acreditado por la experiencia.

De entrada, Víctor Fernández describió, de nuevo, el punto de partida de su encomienda: "Entre todos hay que salir de este pozo. Porque no podemos estar ahí. Esto es muy exigente y hay mucha tensión. Debemos sufrir menos porque, si no, yo no voy a poder aguantar. He sufrido mucho y no me ha gustado lo que he vivido yo como entrenador", expuso tras ganar al Extremadura.

A continuación, el zaragozano sugirió el estado ambiental que se ha encontrado: "Esperemos que ahora seamos todos inteligentes. Que sepamos, emocionalmente, admitir esta victoria. Que nos dé más tranquilidad, más calma, más paz. Un poco más de paz en el entorno del equipo. En el propio equipo. En la afición. Todos estamos asustados", describió.

Y llegaron los tacos, inclusive, como le gusta decir a Víctor en su oratoria de siempre. "Desde el punto de vista futbolístico, yo soy insatisfecho por naturaleza. Y, evidentemente, tenemos que corregir cosas. Lo importante es que el equipo sea consciente de que tiene margen de mejora y lo tiene que hacer. Si vamos ganando partidos, antes saldremos de esta mierda en la que estamos metidos", dijo con una inhabitual contundencia, que tendría redundancia poco después.

"Cuanto antes salgamos de esta mierda, pues mucho mejor. Yo quiero ser invisible. No sé cómo puedo ser invisible. Yo hago mi trabajo con la gente, yo solo estoy para ayudar a los demás y nada más. Yo, mi ego lo tengo ya superado desde hace muchísimos años", añadió para seguir apuntalando el cariz del problema que acucia al Real Zaragoza y en el que él no quiere más protagonismo del necesario.

A Víctor, en medio de la euforia que generó volver a saborear la victoria en La Romareda tras cuatro meses de inanición, se le llegó a preguntar por si consideraba que, en un futuro, el Real Zaragoza aún sería capaz de mirar por algo más que eludir el descenso a Segunda B. Y Fernández torció el morro y trajo el prisma de visión al foco de la presbicia: "Vamos a mirar de cerca y ya te diré más adelante si podemos mirar en algún momento de la temporada más de lejos. El peligro es real. Estamos ahí (en la parte baja de la clasificación)", comenzó recordando al interlocutor de la bancada de prensa. Y prosiguió con fiereza:

"Hemos hecho muy buen partido, pero solo hemos ganado 2-1. ¡No me jodas! Es decir, haciendo un muy buen partido, la pelota no quería entrar. Si haciendo un gran partido hemos sufrido como hemos sufrido, (resoplido), no quiero pensar en el día en el que bajemos el nivel. Entonces, solo nos queda una: mejorar, estar más acertados ante la portería, tener un poco más de calma, de puntería y así sufriremos menos. Vamos a ir partido a partido y, sobre todo, a salir de esta mierda, de este pozo, que no corresponde a esta afición y a esta ciudad", remató su pintura, mitad realista, mitad impresionista. Es palabra de Víctor Fernández.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión