Ros, Zapater... y un par más, contra Lugo, Albacete y Osasuna

El dúo de veteranos centrocampistas, otrora doble pivote foco de discusión, los dos únicos medios aptos ante la baja de Igbekeme y las consabidas de Eguaras y Guti.

Zapater, abrazado por detrás por Ros (junto a Pombo), celebrando el gol que anotó el ejeano el año pasado en Alcorcón.
Ros, Zapater... y un par más, contra Lugo, Albacete y Osasuna
Pablo García

Ya tiene tarea nueva Imanol Idiakez. Y, con él, el área deportiva, con Lalo Arantegui y José Mari Barba en el sillón de pensar. La lesión de Igbekeme, unida a las de larga e indefinida duración de los 'pubálgicos' Eguaras y Raúl Guti, deja la línea medular del equipo de nuevo bajo mínimos, como ya estuvo durante todo el verano cuando el que estaba fuera de juego, además de los lesionados de larga duración, era Zapater.

Ahora mismo y, al menos durante los próximos tres partidos, antes Lugo en La Romareda, Albacete en el Carlos Belmonte y Osasuna en Zaragoza, Idiakez está abocado a modificar los rasgos básicos de su centro del campo. Igbekeme, el fichaje novedoso que mejor rendimiento ha dado desde su llegada, carece de relevo similar. Toca a los responsables del área deportiva decidir cuál es la mejor opción para remodelar nuevamente ese mecanismo de creación-destrucción de la zona ancha del campo que, por este nuevo episodio de tinte inconveniente, vuelve a ser un quebradero de cabeza en la olla donde se cuecen las alineaciones semana a semana.

Cuando solo estaban aptos Javi Ros e Igbekeme, al inicio de la temporada y tras buena parte de la precampaña estival de ensayos, la solución ejecutivo-técnica fue optar por Verdasca como pivote por delante de la zaga, algo que no funcionó con soltura por motivos obvios. El defensa central portugués hizo lo que pudo, pero no alcanzó los mínimos deseables en las funciones de distribución, de manejo con velocidad y rigor del balón, de equilibrio en los desahogos ante la presión rival. Y, en cuanto volvió Zapater, el luso regresó a su cueva, atrás, a su función matriz.

Ros pasó a ejercer de pivote y, ciertamente, ha mejorado notablemente a Verdasca. Zapater, como volante (izquierdo mayormente), ya está habituado con fluidez a ejercer su labor de área a área desde que el año pasado, por enero, debió aprenderse esa partitura de memoria. No parece aconsejable a estas alturas -y visto lo visto en los primeros duelos ligueros con la anterior disposición- volver a mover a estas dos piezas de donde están. Pero es una solución no desdeñable. Así que en la marmita donde se cocinan los onces iniciales y demás cuestiones del equipo toca decidir si se designa otro volante, tipo Nieto, tipo el aún por descorchar Pep Biel, tipo Aguirre, tipo Buff (fue la apuesta sobre la marcha en Almería y la culminación fea del partido dejó mala sensación)... o se apuesta por algo más 'snobista'. Entiéndase una mirada a un vagón más atrás en el tren de la plantilla. Al filial, claro. Hubo quien se quedó con las ganas de ver a Torras, el ex del Almudévar, como relevo natural de Eguaras. Si Idiakez no vio tal solución como potable tras las pruebas estivales, quién sabe si ahora hay algo que le haga valorarla de otro modo, algún 'laissez faire'.

En cualquier caso, se opte por lo que se opte, lo cierto es que los dos únicos centrocampistas puros que afrontan este tríptico de partidos en los que Igbekeme va a estar ausente por su dolencia en el aductor derecho son los veteranos Ros y Zapater. Los dos capitanes de la plantilla. Una pareja que, con el regreso de Zapater al Real Zaragoza hace dos temporadas, fueron las dos fichas del doble pivote que utilizaron por momentos Milla, Agné y Láinez, en el año en el que el equipo se fue a Segunda B porque Dios no quiso. Y, en aquel envoltorio de vientos frontales y malignos, Ros y Zapater fueron utilizados como muñecos del pimpampum por diferentes sectores para buscar razones de aquel descarrilamiento general donde no estaba el epicentro del problema. Cosas del subjetivo mundo del fútbol.

El año pasado, el rendimiento de Ros y Zapater, con otro sistema diferente que modificó ligera pero decisivamente su conducta táctica sobre el césped, dejó en evidencia a quienes los quisieron decapitar. El problema, como se dedujo en la pasada liga, no era de estos dos jugadores, sino de otra índole. Y en lo poco que va transcurrido de curso actual, ambos siguen por el mismo camino de solvencia, aportando sus galones y su buen hacer, ya jueguen juntos o separados. Sea como fuere, la desgraciada lesión de Igbekeme en Almería, justo cuando el nigeriano se sentía importante tras un notable arranque de liga y con una admirable capacidad de adaptación a su nuevo equipo y su nuevo hábitat vital tras llegar de Portugal en julio, deja a Ros y Zapater a la espera de saber quién o quiénes van a ser sus nuevos colegas de línea de centrocampistas. Es semana de nuevo guiso en la sopera de las alineaciones. Interesante.

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