El ascenso directo ya es un anhelo legítimo en el Zaragoza

Los antecedentes abren una amplia horquilla entre 69 a 85 puntos para lograrlo como 2º clasificado y el equipo tiene aún tiempo y margen de maniobra para aspirar al éxito.

Ascensos directos desde la campaña 2010-11, las 7 temporadas precedentes a la actual, tiempo en el que está vigente el sistema de ascensos que impera hoy en día en la Segunda División española.
El ascenso directo ya es un anhelo legítimo en el Real Zaragoza
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El ascenso directo, cuestión mayor nunca manejada hasta ahora durante el curso en el Real Zaragoza –por motivos obvios– durante seis meses de competición debido a una deficiente primera vuelta del equipo, ha comenzado a ser moneda de uso corriente entre el zaragocismo durante esta semana. La victoria en Pamplona, la sexta consecutiva, que consumó una rentabilidad asombrosa de 18 puntos sumados de 18 disputados en el último mes y medio de competición, detalle que se une a la trayectoria sobresaliente en el parcial de la segunda vuelta, donde el Zaragoza ha cosechado 25 de los 30 puntos dirimidos en las 10 jornadas transcurridas, ha elevado las aspiraciones de la afición a la cota máxima.

Puede sonar a exceso, a exageración, pasar de temer lo peor al regreso de Alcorcón (eso era el 3 de febrero, hace solo mes y medio), a anhelar el salto a Primera de un solo brinco en 50 días naturales. Pero la dinámica del equipo aragonés ha sido tan perfecta en este periodo último que ofrece sustento a quien quiera ser optimista en grado extremo. Quedan 11 jornadas, 33 puntos en disputa, y hay espacio temporal y, sobre todo, margen de maniobra en cuanto a puntos para soñar con un final absolutamente exitoso y feliz el 3 de junio, cuando la liga regular concluirá en su 42ª jornada. No es descabellado soñar con ello.

Ahora bien, para saber de lo que se habla, de lo que se pretende, es conveniente echar mano de los antecedentes. Desde que la liga tiene el actual formato y método de ascenso solo han pasado 7 temporadas por delante de la actual. El primer año donde el torneo se jugó con 22 equipos, con dos puestos de ascenso directo y cuatro de promoción (del 3º al 6º) fue el curso 2010-11. Ahí está toda la jurisprudencia a la que debe atender el zaragocismo para orientarse respecto de lo que le pide al destino en el final de esta temporada.

Punto de partida: el Real Zaragoza tiene hoy 49 puntos tras la jornada 31ª. Está en puesto de promoción, 6º clasificado. Por lo tanto, esa pretensión de jugar los ‘play off’ está ya en manos propias. Es cuestión de mantener esta velocidad de crucero, de defender lo que ha costado 31 jornadas de lograr.

¿Y el ascenso directo? ¿Es una barbaridad nombrarlo? ¿De qué puntuación mínima estamos hablando sin querer la mayor parte de las veces en las que se cita ese final genial del Real Zaragoza el próximo 3 de junio?

Es cuestión de mirar, sin demasiado tiempo por invertir, lo que sucedió al respecto en los 7 años precedentes. La puntuación mínima con la que un 2º clasificado subió a Primera División se dio en la liga 2013-14, cuando el Deportivo de La Coruña lo hizo con 69 puntos, por detrás del campeón más barato de esta historia, aquel Eibar que ganó la liga con solo 71. Pero si nos vamos al formato de competición que exigió más a un subcampeón para ascender, la horquilla se marcha a los 85 puntos que obtuvo el Celta en la 2011-12, por detrás del otro gallego, el propio Dépor, que lideró la liga con 91.

Un cálculo difícil a estas alturas

Depende mucho de cómo venga el campeonato cada año la resolución final del mismo. De si la pelea es entre muchos o entre unos pocos. De si un par de equipos se disparan en la tabla o nadie, en un pelotón masivo, logra abrir brecha. Porque, esa distancia de 16 puntos que hubo entre el Dépor del 2014 (69) con el Celta del 2012 (85) en el segundo puesto final es, en sí misma, una auténtica barbaridad. Algo que impide cualquier tipo de estimación apriorística. ¿A qué modelo de liga se parece más la actual para que el Zaragoza pueda establecer sus coordenadas?

Ahí es necesario pasar a observar lo acontecido en los partidos de los equipos en cuestión. El Deportivo de 2014 fue capaz de subir directo ganando solo 19 partidos, empatando 12 y sumando 11 derrotas. Teniendo en cuenta que el Zaragoza actual lleva hoy 13 victorias, 10 empates y 8 partidos perdidos, es lógico pensar que tiene un pulso parecido a aquel Dépor triunfante de hace cuatro cursos. Habría que ir, por lo tanto, a una liga muy igualada con muchos puntos repartidos en la recta final, para que los zaragocistas, si son certeros en los días clave, pudieran alcanzar la segunda posición sin exigencias exageradas.

Como hitos referenciales, hoy en día, al Zaragoza le harían falta 20 de los 33 puntos para llegar a los 69 que le fueron suficientes al Dépor para ser segundo y ascender directamente en 2014. No es descabellado barajar tal opción. Esa cifra subiría un punto, 21 de 33, si fuesen suficientes los 70 puntos con los que el Girona subió como segundo el año pasado. O habría que alcanzar un poco más, 25 de 33, si el ras fuera el que logró el Leganés subcampeón en 2016, hace dos años, cuando terminó con 74.

El Girona, el año pasado, ganó 20 partidos, empató 10 y perdió 12. Por ahí pueden ir también los tiros del Zaragoza esta vez. Mientras, aquel Leganés triunfante, subió del tirón con 20 partidos ganados, 14 empatados y 8 perdidos (estos últimos ya los ha firmado el cuadro zaragocista a día de hoy).

Son solo guías de ruta. Puntos de referencia. Datos comparativos que ayudan, en buena medida, a saber qué minimos son necesarios para que el Real Zaragoza pueda aspirar a subir directamente a Primera. Una locura quimérica en febrero, una opción real a finales de marzo y, quien sabe, si una realidad en junio.


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