El golazo de cabeza que marcó Bruno Perone frente al Lorca FC mejora porcentualmente de manera sensible los números del Real Zaragoza en su escaso juego aéreo en el apartado ofensivo. Ese tanto, que supuso el 3-1 en el marcador y llevó la calma al zaragocismo tras una breve fase de dudas, después de que los murcianos acortasen distancias al inicio de la segunda parte, es solamente el 4º del equipo blanquillo en toda la temporada, prueba inequívoca de lo poco que explota el esquema táctico de Natxo González esta arma ante las porterías contrarias. Pero, por la proximidad temporal con el anterior, que fue el que anotó Simone Grippo en Tarragona el reciente 17 de febrero en el triunfo por 0-2 ante el Nástic, ejerce de indicio de que algo puede estar cambiando en ese sentido para bien del equipo.

En un equipo con una tremenda escasez de producción ofensiva a través de centros al área que terminen con remates de cabeza (4 goles de los 38 del Real Zaragoza han tenido únicamente esa factura), observar dos de ellos en tan corto espacio cronológico llama la atención por fuerza. De la potencia (muelles) en el salto de Grippo ya se sabía desde su llegada en verano. Antes del citado tanto en Tarragona, el suizo se había estrenado anotando ante el Rayo Vallecano por alto y con la frente. Ahora surge otro de los centrales, Perone, como munición potente en el fútbol directo sobre las áreas rivales.

El brasileño está recién llegado. Fue el último fichaje de invierno, al final de enero. Y en su currículum porta la consecución reciente de 2 goles de cabeza, el año pasado en la segunda vuelta, cuando llegó precisamente al Nástic de Tarragona. Ahí también posee el Real Zaragoza una nueva pieza a explotar en estas labores ofensivas que tanto bien hacen en días de apuro o atasco en las tareas de atacar a adversarios cerrados ante su marco. Por encima del 1,90 de estatura, Perone es un delantero más cuando se mete en las áreas rivales. Y el Lorca puede dar fe de ello, cuando Eguaras, en la segunda jugada tras un córner rechazado en primera instancia, le puso la rosca templada al paulista para que la rematase picada al fondo de la red.

De este modo, Perone se suma a los dos goles de cabeza anteriores de Grippo (Rayo y Tarragona) y al primero del curso, que anotó Toquero, también ante el Nástic, pero en la primera vuelta, en La Romareda (aquel duelo acabó 1-1). Y disuelve la sensación que dejó el último partido en Soria, donde Borja Iglesias erró hasta tres testarazos a bocajarro ante la portería del Numancia, encendiendo la sensación de que el Real Zaragoza actual no es un equipo hábil en los goles por arriba.

Para un equipo, el Real Zaragoza de Natxo González, cuyo caudal ofensivo principal viene por tierra, esta modalidad de goles son oro molido.