Solo el Barcelona B, Reus y Almería han marcado menos de cabeza que el Real Zaragoza

El filial azulgrana, clon del primer equipo en el juego de toque, no ha anotado un solo tanto por alto. Reusenses y almerienses, únicamente uno. Los zaragocistas, llevan 3.

Toquero, en el partido ante el Nástic de la primera vuelta en La Romareda, en la acción donde marcó de cabeza el primero de los 3 goles del equipo durante lo que va de temporada a través de balones aéreos.
Solo el Barcelona B, Reus y Almería han marcado menos de cabeza que el Real Zaragoza
Toni Galán

La generación de goles de cabeza, por exceso o por defecto en su consumación, es en febrero un índice fiel del estilo de juego que practican los equipos en cada liga. En el caso que concurre, el del Real Zaragoza y sus 21 compañeros de viaje en la actual Segunda División de España. Y ahí asoma el equipo de Natxo González como uno de los menos productivos y fecundos en el arte de golear tras centros por alto al área rival: con el de Grippo en último día en Tarragona, el cuadro zaragocista solo ha marcado con la testa 3 de sus 31 goles ligueros en lo que va de curso.

Solo hay 3 escuadras que tienen menor fertilidad en los goles aéreos. Una, nula en esa faceta, el Barcelona B. Las otras, con un solo gol firmado con este formato del cabeceo, son el Reus y el Almería. A partir de ahí, ya asoma el Real Zaragoza, de la mano del Numancia, el Lorca y el Granada, que también andan con solo 3 dianas por arriba en los 6 meses de torneo que ya han transcurrido.

Contrasta este modo de entender el ataque por parte de los citados, que fundamentan sus estrategias ofensivas en la combinación por abajo, en penetraciones verticales, en acciones en diagonal hacia el área, en disparos rasos lo más cerca de la portería posible, con los equipos que están en el otro lado de la horquilla de esta estadística: los que usan los remates de cabeza como arma de primer rango en sus preferencias atacantes. En ese escalafón, es el Rayo Vallecano el equipo más venenoso por alto, pues ha marcado ya 12 tantos así. Le siguen de cerca los dos asturianos, el Real Oviedo (próximo rival del Real Zaragoza este domingo en La Romareda) y el Sporting de Gijón. Con 9 goles de testarazo directo a la red anda ya el Tenerife. Y, con 8, el trío formado por el Huesca (Melero es su líder en la disciplina), el Valladolid y el Osasuna.

La media de goles de cabeza en Segunda tras la disputa de 27 jornadas se sitúa, en tiempo real a día de hoy, en 5, 5 goles por equipo. Es decir, que también están por encima de ese promedio el Alcorcón (que ha marcado 7) y el Nástic de Tarragona y el Lugo (ambos cantaron 6 tantos de cabeza).

El ejemplo del Barcelona B, sin estrenar en los goles aéreos (0 de 32 es su récord actual), demuestra que este apartado estadístico es más definitorio de un estilo de juego que de una rentabilidad directamente proporcional al éxito o el patinazo en la tabla. Los filiales culés, clonados en el modo de concebir el juego de lo que viene haciendo hace varios lustros su primer equipo, juegan a llegar al área con la pelota en los pies y matar las jugadas lo más cerca posible de la raya. El recurso del centro largo en busca de un cabeceador (que no tienen) no se concibe prácticamente nunca. Y, pese a que no ven puerta de cabeza (porque, realmente, no lo buscan), no están en la cola ni mucho menos, sino que van progresando hacia la zona templada de la tabla a base de otras aptitudes.

El Real Zaragoza, en la mayor parte de sus ideales tácticos puestos en marcha desde la confección de la plantilla por parte de Lalo Arantegui y José Mari Barba en verano y, posteriormente, en la salida a escena bajo la batuta del entrenador, Natxo González, está más próximo a esa manera (la de los azulgranas) de concebir el fútbol de ataque durante los partidos que del juego directo de los Rayo, Sporting, Oviedo, Tenerife, Huesca, Valladolid, Osasuna... Por eso el cuadro zaragocista no es prolífico en la consecución de goles aéreos en pelotas lanzadas en largo sobre el área adversaria.

De hecho, en la clasificación estadística de los centros al área también describe a la perfección el concepto de fútbol que Natxo y el área deportiva del Real Zaragoza diseñaron y pensaron para el equipo de este año: el equipo zaragocista es el 3º que menos centros vuelca sobre las inmediaciones de la portería rival, con 344 en los 27 partidos dirimidos hasta hoy. Solo han centrado menos pelotas al área la Leonesa (338) y, por supuesto, el paradigmático Barcelona B, con apenas 266 balones templados en busca de remates áereos o similares.

Para poder evaluar bien estas cifras, basta compararlas con los equipos que fundamentan su ataque en centros y más centros sobre el área pequeña y el punto de penalti de los contrincantes: el que más lo hace es el Valladolid, que lleva ya 592 (próximo al doble de los del Zaragoza); le siguen el Granada y el Córdoba, ambos con 496; y el Rayo Vallecano, con 475, el Sevilla B con 465, el Alcorcón con 464 o el Osasuna con 461. Cifras similares, uno arriba, uno abajo, de los Sporting de Gijón, Lugo, Oviedo, Almería, Albacete, Numancia... Todos estos, la mayoría de los miembros de la liga, supera la media de la categoría, que está en 430 centros al área. El Real Zaragoza de Natxo, evidentemente, no está jugando a esto y camina muy lejos de estos parámetros en el bombeo de balones a las proximidades de los porteros contrarios. Los blanquillos buscan la meta, el gol, con otras armas, con el balón abajo, con triangulaciones, con desmarques, con apoyos, con paredes...

Se trata de una filosofía. De un estilo. De una apuesta. Que nada tiene que ver con la rentabilidad final de los goles de cabeza en sí o del juego directo como vía de ataque. Por ejemplo, al Rayo Vallecano le va bien abusar de los tantos con la testa, pues va 2º en la tabla siendo el más acertado en esa suerte. Pero al Sporting, que está junto a él, los réditos no le dan más que para ser 10º, en tierra de nadie como al Tenerife. En el lado contrario de la lectura, el Granada y el Numancia no son demasiado diestros en golear por alto (llevan 3, como el Zaragoza), pero su juego alternativo les sirve para llevar todo el curso en puestos de promoción.

Si un equipo es capaz de combinarlo todo con el debido equilibrio, estará cerca de éxito final. Quizá el Huesca, líder desde hace varios meses, es el ejemplo este año.

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