Febas crece junto con el equipo: explosivo, profundo, pero alborotado en la resolución

El centrocampista leridano, hiperactivo y vital en el triunfo en Tarragona, ha salido de un profundo bache. La culminación de sus acciones, asignatura aún por aprobar.

Dos momentos de Febas durante el partido del sábado en Tarragona.
Dos momentos de Febas durante el partido del sábado en Tarragona.
José Carlos León

Aleix Febas hizo un partido enormemente vistoso y rentable en Tarragona el pasado sábado. Su fútbol efervescente fue muy útil para el equipo y dejó la sensación final de estar a la altura de las mejores notas del día en lo referente a las individualidades. De este modo, el leridano hiló su segunda jornada consecutiva con buena aplicación sobre el césped, tras haber mejorado ya mucho sus prestaciones el pasado fin de semana en La Romareda contra el Lugo.

Hiperactivo durante todo el duelo (sin los baches o bajonazos de otros días con el paso de los minutos); rápido y veloz de pensamiento y ejecución en la gestación de los contragolpes del equipo desde la línea de tres cuartos, como enganche por detrás de los dos hombres más adelantados, Pombo y Borja Iglesias; profundo en sus movimientos con el balón, siempre actuando en vertical, directo al área rival; valiente en el encare de rivales, a los que sacó varias faltas o rebasó con destreza en varias arrancadas tras recibir entre líneas de Eguaras, de los laterales Benito y Lasure, o de los interiores Zapater y Raúl Guti, que siempre lo buscaban como referencia, como 'boya' entre el pivote de cierre local, Fali, y los centrales granas, Molina y Pleguezuelo.

La jugada más grabada en el cerebro de los que vieron el partido, bien in situ, o bien por televisión, es la del segundo gol zaragocista. Febas comenzó su conducción del balón más atrás incluso de lo normal. Y empezó a ganar metros en cada zancada, con el balón en los pies. En su resolución final se resume todo lo bueno y la parte aún abollada del juego del de Almacellas. No estuvo bien en el pase último a Borja Iglesias, que no era difícil pues el ariete lo acompañaba bien abierto a su derecha. Se la dio a un lugar no apropiado, con la clásica precipitación que Febas muestra desde el inicio del curso en la culminación de muchas de sus brillantes gestos, regates y penetraciones. Por suerte, el Real Zaragoza contó con la colaboración del central local Xavi Molina, que en el corte del balón se trastabilló para completar lo que Febas no había hecho bien: darle el balón más adelantado, más al hueco hondo del ataque, a la carrera de Iglesias, que superó en suave vaselina al portero Dimitriesvki y firmó el 0-2.

Fue como un ejemplo del destino para el '14' zaragocista. Como si algo etéreo que flotaba sobre el campo de Tarragona le quisiera avisar a Febas de que lo estaba haciendo para sobresaliente y que solo le falta limar sus problemas en el epílogo de sus muchas acciones desequilibrantes. Lo que hizo Molina, sin querer, debía haberlo hecho dos segundos antes el jugador zaragocista.

Es la moraleja del excelente triunfo zaragocista en el estadio del Nástic dedicada por el devenir del fútbol para Aleix Febas. Lo que ha demostrado en los dos últimos partidos positivos frente al Lugo y el equipo catalán se acerca mucho al potencial que Lalo Arantegui vio en él cuando se decidió a invertir una parte importante del presupuesto del curso en pedir su cesión al Real Madrid. Parece el momento cumbre para él después de un bache profundo que lo llevó, incluso, a salir del once inicial porque Natxo González no lograba meterlo en vereda en la peor fase global del grupo. Jugando así, la progresión del joven y emergente futbolista se habrá encarrilado en la vía buena. Eso sí, el siguiente paso será mejorar el cierre de sus muchas jugadas con márchamo de situación de peligro -o de gol- que se le van al limbo por no elegir bien el envoltorio y el adorno final para sus envíos. Poso, se llama eso.

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