El Zaragoza recupera el pulso

Solo el Huesca presenta mejores números en la segunda vuelta que el equipo de Natxo González.

Natxo González da indicaciones durante el pasado partido ante el Lugo.
El Zaragoza recupera el pulso
Guillermo Mestre

El cambio de año y torcerle la esquina intermedia a la temporada le ha devuelto al Zaragoza el color, el pulso y la esperanza. Que no es poco. Sus resultados han comenzado a coger el vuelo correspondiente a un aspirante al ascenso cualquiera, todo apoyado en una mejora en el juego, un fútbol más estable y constante, y un crecimiento de su musculatura competitiva. Hay jugadores con los rendimientos en ascenso y Natxo González ha recuperado el estilo, la idea y los mecanismos tácticos sobre los que trabajó en verano e impulsó al conjunto aragonés a un comienzo de temporada escaso de material práctico, es decir, de puntos, pero prometedor en juego e imagen. Al equipo le quedan muchos rincones que escobar aún. Hay defectos y carencias. Pero la actual dinámica de resultados es la mejor tabla de surf desde la que sortear las olas de una categoría dura, inabarcable, imprevista, extenuante, igualada y cambiante. Como se sabe en el fútbol, los triunfos son la base para traer más triunfos. El Zaragoza ha encontrado ese camino y ahora le queda lo más complicado: mantenerlo, mejorarlo y abrillantarlo. De su capacidad para convertirse en un equipo constante y estable en las próximas semanas dependerá su techo.

De momento, su ritmo de puntuación es excelente en la segunda vuelta. La tacada de 10 puntos de 15 posibles –en las cinco jornadas disputadas tras el paso por el ecuador– no es una racha deslumbrante en otras categorías, pero es un filón en esta Segunda en la que ya apenas quedan diferencias de clase, un entorno indescifrable, donde gobierna el empate, las alternativas, el equilibrio, y donde casi todo puede pasar. Y esto es importante a la hora de analizar al Zaragoza: el contexto en el que compite.

Ese buen arranque de segunda vuelta ha convertido al Zaragoza en el segundo mejor equipo de la categoría en este tramo. Solo el Huesca, con pleno de 15 puntos, supera esos registros. El equipo aragonés está cimentando su posible reacción en su crecimiento en La Romareda: ha ganado sus tres últimos partidos en su estadio, con la portería a cero. Suele recurrirse a la invulnerabilidad en casa, en ocasiones, como un tópico obligado en el fútbol. Pero, en Segunda, es garantía de éxito. Fortalecerse y blindarse como local es la línea más recta hacia las posiciones de cabeza. Con victorias en el propio estadio es suficiente, al menos, para subir como la espuma en la clasificación y asegurarse plaza, al menos, entre los aspirantes al ‘play off’. El ejemplo más rotundo este año es el Granada: es quinto, aunque no gana fuera desde octubre. Sus últimas tres salidas son derrotas. Pero ha enlazado siete triunfos consecutivos en casa. Con eso, mantiene vivas todas sus opciones.

Los 10 puntos del Zaragoza en esta segunda vuelta representan un ritmo de puntuación solvente y poderoso en Segunda. Si se tomara una proyección a temporada completa, es decir, a 42 jornadas, estaríamos ante una estimación de 84 puntos a final de curso. Son indudables números de ascenso directo. De ascenso, sobrado (con esos mismos subió el Levante el pasado curso).

Cualquier salto cuantitativo del Zaragoza en la clasificación debe pasar, al menos, por mantener esa cadencia de puntos. Ese es su reto, su obligación y su batalla. Por ahí, pasa todo. Por La Romareda como seguro de vida y unas prestaciones decentes como visitante.

El fútbol no es una ciencia lineal, pero sus números permiten ciertas aproximaciones. El Zaragoza suma 34 puntos actualmente. Si conservara su pulso de la segunda vuelta -10 puntos cada 15 disputados-, su proyección, a falta de 16 jornadas y 48 puntos en juego, se sitúa en 32 puntos más, lo que le elevaría hasta los 66. Hay poco que decir sobre esa cifra: desde que se instauró el actual sistema de ‘play off’ en 2011, solo un equipo, el Almería en 2012, se quedó fuera de la promoción con más de 66 puntos.

El Huesca, la pasada campaña, se metió con 63, el propio Zaragoza solo necesitó 61 en 2015… La creciente igualdad de la categoría ha provocado que el precio del ‘play off’ se haya ajustado en torno a los 63-65 en las últimas campañas, por debajo de los 70.

El Zaragoza tiene números con los que creer. Primero, debe abrir tierra definitiva con las posiciones peligrosas. Quitarse cualquier agobio y temor. Después, debe consolidar su fútbol, limpiar sus defectos (principalmente, defensivos, acierto cuando tiene el dominio, continuidad del juego…) y evolucionar como equipo. Todo esto es lo difícil. Posiblemente, castillos en el aire si se observan los últimos meses. Pero, al menos, el Zaragoza aún tiene en la mano seguir cortando mucha tela en esta temporada tan singular.

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