Un reto precioso: ligar 3 victorias seguidas en La Romareda

El Real Zaragoza tiene la opción ante el Lugo de hilvanar esta serie, algo que solo ha sido capaz de lograr 6 veces en sus últimos 5 años en Segunda.

Los jugadores del Real Zaragoza se abrazan para celebrar el primer triunfo en casa en 2018, hace 25 días frente al Tenerife. Luego vendría otro similar ante el Córdoba.
Los jugadores del Real Zaragoza se abrazan para celebrar el primer triunfo en casa en 2018, hace 25 días frente al Tenerife. Luego vendría otro similar ante el Córdoba.
Oliver Duch

El Real Zaragoza tiene ante sí un reto precioso el próximo domingo en La Romareda: ligar una tacada de 3 victorias seguidas como local en La Romareda. Derrotar al Lugo, además la suma de los importantes puntos en juego, significaría que, por primera vez en lo que va de temporada, ya más de la mitad de su recorrido, el equipo de Natxo González hilvanaría una serie de éxitos positivos de ese tamaño. Una cuestión, la de hacerse poderoso en campo propio, que no ha sido habitual en el currículum zaragocista del último lustro, desde que en 2013 dio con sus huesos en Segunda División para, por el momento, quedarse atrapado ahí hasta que logre encontrar la vía de escape de nuevo hacia la máxima categoría.

Porque, si este año todavía no se ha dado una dinámica de ese perfil (3 triunfos seguidos en La Romareda), en los anteriores cuatro únicamente se pudo celebrar en 6 ocasiones. Poca cosa para un equipo que siempre ha aspirado a estar en la zona noble de la clasificación, por sus obligaciones históricas, societarias y puramente deportivas. Ni que decir tiene que, hablar de 4 triunfos seguidos o más en el estadio municipal, es tabú en estos tiempos recientes. Eso queda para los anales de la historia más lejana.

En el primer año en Segunda, en los estertores del agapitismo y con Pitarch en fase de demolición, ni Paco Herrera en la fase buena del equipo, ni Víctor Muñoz al final en la degradación de aquel curso, lograron ganar 3 partidos en cadena en La Romareda. Fue un imposible, una quimera en medio de la irregularidad de aquella plantilla.

En el segundo, con la nueva propiedad recién aterrizada, en precario, tras salvar de la muerte segura al viejo club octogenario, aquel Real Zaragoza que acabó jugando la promoción de ascenso a Primera enlazó la racha que ahora persigue en 2 ocasiones. Una, al principio, aún con Víctor Muñoz al frente, al ganar al Alavés, Mallorca y Racing de Santander. La otra, en el salto de la primera a la segunda vuelta y con Ranko Popovic encabezando la reacción blanquilla, con victorias sobre el Leganés, Recreativo de Huelva y Barcelona B.

En el tercer año, aquel que debió acabar con otra promoción pero que se frustró inexpicablemente el último día en la catástrofe de Palamós ante el Llagostera, esta tacada de 3 partidos seguidos con éxito en La Romareda se vio hasta 3 veces. La primera, aún con Popovic en el banquillo, donde cayeron en el estadio municipal el Alavés, Tenerife y Elche. Las dos siguientes, ya en la segunda vuelta, con Lluís Carreras al timón del equipo. Una la compusieron los triunfos contra el Leganés, el Lugo y el Albacete, justo por estas fechas de febrero. Y la postrera, ya en la primavera, ganando al Mallorca, Alcorcón y Bilbao Athletic.

La cuarta temporada fuera de la élite, es decir, la pasada, curiosamente el equipo zaragocista empezó con enorme solvencia en La Romareda en el inicio del corto periodo en el que Luis Milla fue su entrenador. Las tres primeras jornadas, en agosto y septiembre, con el verano aún activo, fueron sinónimo de victoria: ante el UCAM Murcia, el Huesca y el Alcorcón. Pero aquello fue un espejismo, tanto en la trayectoria de Milla como, a corto plazo, del propio equipo. Y la serie ya no volvió a verse ni en sueños, en una campaña que estuvo a punto de acabar en fatalidad irreversible.

Y el devenir de los acontecimientos ha traído hasta aquí al Real Zaragoza de plata. En su quinto año en Segunda, con Natxo González en el volante del equipo, ha pasado ya el 60 por ciento de la liga con el reto de lograr 3 triunfos seguidos en casa todavía sin consumar. Ahora es el momento, la primera oportunidad para lograrlo. Derrotar al Lugo es la misión que trae tal premio. En las coordenadas en las que se mueve el cuadro zaragocista actualmente en la clasificación, sería una magnífica noticia. Tal vez la estación en la que se consiguiera cambiar las agujas y embocar la vía de la revitalización del equipo hacia zonas más calmadas de la tabla y, quién sabe, incluso cercanas al sueño de optar a la pelea por subir de categoría allá por junio. Ese es el ideal que todavía rige en el interior del área deportiva del club. De este Real Zaragoza-Lugo del domingo depende mucho que siga vigente.


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