Un triunfo para confirmar la progresión del Zaragoza en los últimos 15 días

La victoria ante el Alcorcón este domingo en La Romareda (16.00) alargaría la buena dinámica del equipo de Natxo tras su difícil pretemporada.

Borja Iglesias, Toquero y Pombo se abrazan tras la consecución de uno de los 3 goles que el Real Zaragoza le marcó al Granada el pasado miércoles en el duelo de Copa en La Romareda.
Borja Iglesias, Toquero y Pombo se abrazan tras la consecución de uno de los 3 goles que el Real Zaragoza le marcó al Granada el pasado miércoles en el duelo de Copa en La Romareda.
Guillermo Mestre

Es pronto todavía, la 4ª jornada. Y el Real Zaragoza sigue en proceso de maduración, tras un verano repleto de altas, de bajas, de revolución interna masiva, casi integral. Sigue instalado el estado de paciencia en los alrededores del club. Pero, tras una pretemporada complicada, según estaba previsto ante tanta mutación en el vestuario, la buena dinámica que inició el equipo del debutante Natxo González hace 15 días -en el partido de liga en La Romareda ante el Granada- puede tener un refrendo de gran peso específico en términos morales y deportivos si los zaragocistas logran imponerse a su segundo visitante del año: el rocoso Alcorcón.

Es un día de confirmación de sensaciones. De dar un salto cualitativo relevante en cuanto a la confianza y la autoestima de un grupo que está conociéndose todavía, que requerirá aún más días de roce y trato para acabar desembocando en la complicidad que un equipo necesita para funcionar instintivamente. Ganar al Alcorcón, además de los 3 puntos que llevarían al equipo aragonés a la zona noble de la tabla, daría continuidad a esa pequeña racha que tanto ha calado entre la afición, ávida de buenas nuevas con su equipo desde hace muchos años.

"Es como cuando los surfistas están en lo alto de la ola... no quieren que se acabe", decía a modo de comparación, de metáfora, Natxo González en la previa de este choque ante los alcorconeros. La segunda parte ante el Granada, el día de la presentación del nuevo Zaragoza en liga el pasado 27 de agosto, fue el principio de esa ola, donde el equipo blanquillo metió la punta de la tabla en el remolino positivo donde sigue surcando desde entonces. No ganó a los granadinos (1-1 fue el resultado final ese día), pero las hechuras del juego del equipo impactaron a todos los que lo vieron actuar ese día con fe, confianza en sus posibilidades y seguridad en sus aptitudes.

La continuidad a esos primeros indicios de equipo consistente, bien consolidado físicamente, con empuje y garra de principio a fin, tuvo lugar siete días más tarde, el 3 de septiembre en Córdoba, con el primer éxito del curso. Los de Natxo se hicieron acreedores a un triunfo por 1-2 a base de pulir muchos de sus defectos de matriz en un duelo que exigió mucha personalidad. Ahí, todo el mundo se empezó a dar cuenta de que existe una base que, de acabar consolidándose, puede poner en órbita a un Real Zaragoza bien distinto al apreciado en las últimas campañas, en positivo, claro.

Y, para proseguir el 'surfeo' de los de Natxo en esta ola sugerente en la que el zaragocismo navega en los últimos 15 días, llegó el rotundo 3-0 que los blanquillos infligieron al Granada en la eliminatoria de Copa que trajo de nuevo a los nazaríes a La Romareda el pasado miércoles, en una noche repleta de buenas vibraciones dentro y fuera del campo.

Es evidente que hay madera. Que el fútbol que destila el remodelado Real Zaragoza tiene más kilates que el de las dos últimas campañas juntas, libra a libra. Hay fuelle en los pulmones, los partidos no se hacen largos, hay clase en la medular, en la segunda línea de ataque, en vanguardia, como para ganar muchos partidos de Segunda División por méritos propios. Hay que pulir cosas en las tareas defensivas, apuntalar la portería con más confianza de la que reina hasta ahora. Quizá, tener más continuidad en los momentos de inspiración. Probablemente, ser capaces de anotar mucho antes el 1-0 para que los partidos no se hagan tan largos y evitar, de paso, que puedan ser los rivales los que se adelanten. Todo se ve posible, por los indicios que muestra el nuevo equipo blanquillo.

De alguna manera, cabe decir que el Real Zaragoza está completando de manera notable su pretemporada. Que estos 4 puntos en las tres primeras jornadas ligueras y la clasificación copera forman parte de un apéndice extra de los partidos preparatorios del periodo veraniego, que se quedó marcadamente corto para Natxo y sus muchachos por motivos obvios. Están teniendo que crecer sin red, en duelos con puntos en juego. Y, pese al evidente riesgo de la operación, los avances son notables en muy poco tiempo.

Por eso, si el Real Zaragoza fuese capaz de ganar este partido al Alcorcón, además de concatenar una trayectoria enormemente ilusionante y rentable en la clasificación, aumentaría el grado de consolidación de las teorías de la nueva dirección deportiva y técnica, después de un duro verano de expectación, dudas, temores y esperas, algo natural por venir del desastre del que se venía. Con resultados positivos, todo es más sencillo. Es de sentido común. Una ley firme en esto del fútbol profesional. Así que el Zaragoza de Natxo vive este fin de semana de mitad de septiembre una jornada de consolidación que puede darle muchos bonus de cara al futuro más inmediato.

El Alcorcón, que viene invicto e imbatido, va a ser un fiel termómetro de la evolución zaragocista. Una buena vara de medir.

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