"Gracias Zaragoza! mucha suerte para el futuro! Thank you Zaragoza! Wishing you luck for the future". Este es el último mensaje escrito por José Enrique Sánchez en su cuenta de Twitter. Una breve idea un lacónico mensaje que, obviamente, supone una despedida del defensor valenciano a su paso por el Real Zaragoza, una vez concluida ante el Tenerife la liga 2016-17. Esta situación supone, de facto, la obligatoriedad de que el futbolista y la SAD aragonesa acuerden suspender la vigencia de su contrato, que se firmó en su día por dos temporadas de vigencia, por lo que aún resta una por cumplirse.

José Enrique vino al equipo zaragocista de manera sorpresiva, fuera del periodo estival de fichajes, ya entrado septiembre, procedente del mercado de jugadores en paro. Venía de concluir su contrato con el Liverpool, donde militó cinco temporadas, después de acumular otras cuatro anteriormente en el Newcastle United, también de la Premier League (un total de 9 años en Inglaterra). Para que el ex del Villarreal apareciera en la órbita zaragocista, como así quedó patente en su día, fue crucial su amistad y contacto permanente con Zapater (con quien se conoce desde su época de internacionales sub 21 con España) y también el vínculo personal con Cani, con el que coincidió en su día en el cuadro villarrealense.

Sus dos últimas campañas en el club de Anfield Road fueron complicadas para él, por lo que apenas jugó partidos. Eso derivó en que su llegada al Real Zaragoza supuso su reenganche a la competición exigente tras mucho tiempo fuera de órbita. Al lateral zurdo (que ha terminado jugando de central) le costó dos meses coger un mínimo de forma física para poder empezar a tener minutos como zaragocista. Nunca alcanzó el estado óptimo y su fondo de resistencia siempre se quedó escaso. De ahí que, pese a su calidad, superior a la media de la Segunda División, y a sus innegables condiciones técnicas propias de su caché, su rendimiento no fuese el deseado cuando las cosas empezaron a torcerse para el equipo zaragocista. Láinez lo sacó del carril, donde su fuelle se acaba demasiado pronto, y lo reubicó en el centro de la zaga en busca de una solvencia más larga en el tiempo de los partidos.

José Enrique, con 31 años, todavía aspira a volver a jugar en Primera División en España. Con todo el verano por delante, sus agentes y representantes buscarán ese acomodo. El año en el Real Zaragoza, como él mismo expuso la semana pasada en su última comparecencia ante la prensa zaragozana, ha sido para él una decepción en el aspecto deportivo pues cuando fichó por el club aragonés "aspiraba a luchar por estar entre los seis primeros" y no a quedar a un milímetro del descenso a Segunda B tras una segunda vuelta horrorosa y llena de miedos y nervios.