Anduva no es lo que era. Y por eso el Mirandés está último clasificado y la sombra de la guadaña pasea por sus entrañas hace días con forma de Segunda B. El singular campo de fútbol de Miranda de Ebro, siempre feudo difícil de conquistar desde que los burgaleses aparecieron en el fútbol profesional hace cinco años, se convirtió en esta temporada en un coladero para los locales, un lugar donde la mayoría de los que han acudido a jugar han puntuado. Esa fortaleza, con hechuras norteñas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado (debidamente reformada con el paso de este lustro en Segunda), esta vez no ha funcionado como lugar hostil para sus huéspedes.

En el vetusto campo rojinegro han mojado 11 de sus 17 visitantes. Seis de ellos ganaron y cinco empataron. El balance goleador es, perniciosamente para los burgaleses, negativo: el Mirandés solo pudo anotar 20 tantos como local en estos 8 meses de liga, mientras que los forasteros firmaron 26 en las porterías de Anduva. No necesitan muchas más explicaciones estos detalles numéricos.

En Miranda vencieron el Levante (0-3), el Nástic de Tarragona (0-1), el Numancia (0-3), el Oviedo (0-2), el Girona (0-2) y, hace nada, el Huesca (1-3). Por esta gatera, de Anduva volaron 18 puntos.

El empate fue el botín del Getafe (1-1), del Lugo (2-2), Córdoba (1-1), Reus (1-1) y UCAM Murcia (1-1). En esta grieta de las igualadas, el Mirandés se dejó otros 10 puntos más sin sumar.

Es decir, que de Anduva se han esfumado 28 puntos hasta hoy. Más de los que logró sujetar el cuadro castellano en su campo, que han sido solo 23: los 5 de los citados empates y los provenientes de sus únicas 6 victorias. Estas llegaron contra el Cádiz (3-2), el Rayo Vallecano (2-1), el Tenerife (3-2), el Elche (1-0), el Almería (2-1) y, hace dos semanas, la última ante el Alcorcón (2-0).

Este es el escenario y este es el retrato robot que presenta, a 23 de abril de 2017, el rival y el partido del Real Zaragoza en su afán por cuadrar la suma de puntos suficiente para eludir los problemas en la parte baja de la tabla. Pura estadística. Las interpretaciones son discrecionales.