Raúl Agné pasó en la mañana de este martes por la Ciudad Deportiva para cerrar su nueva etapa por el Real Zaragoza después de cinco meses como entrenador del primer equipo. Desayunó en la cafetería, recogió sus cosas en el vestuario que, desde hoy, ocupa su sucesor, César Láinez, y, ante del entrenamiento matinal, incluso entró en la caseta para despedirse del equipo.

Fueron apenas 3 minutos, desde las 10.25 hasta las 10.28, los que Agné utilizó para poner el punto final a su trabajo en el Real Zaragoza. Después de la tensa y dura jornada del domingo, cuando la zona de vestuarios de la Ciudad Deportiva se convirtió en un escenario de asambleas, idas, venidas y conversaciones cargadas de percusión, la marcha del técnico de Mequinenza 48 horas después fue mucho más rápida y amable. A las 10.40, Agné y sus colaboradores salían por última vez en el coche de las instalaciones de la carretera de Valencia.

Ocuparon un breve tiempo en el tramo previo al primer entrenamiento de Láinez con el equipo zaragocista, siguiendo el protocolo. Justo los escasos 3 minutos que antecedieron a la presentación oficial de Láinez al grupo, de la mano del presidente Lapetra, el director general Cuartero y el director deportivo Arantegui. Agné no se fue a la francesa. Hizo las cosas bien, con normalidad. Con las formas guardadas.