Ya a mitad del mercado invernal… y la casa por barrer

A falta de solo 15 días para cerrar la ventana de enero y lleno de urgencias, el Real Zaragoza solo ha fichado a Jesús Valentín y no ha dado una sola salida

Tenerife 1-0 Real Zaragoza
Tenerife 1-0 Real Zaragoza
Tony Cuadrado/ACAN

No era fácil según las previsiones y, en efecto, está resultado harto complicado moverse en el mercado invernal de fichajes para los ejecutivos del Real Zaragoza. Se ha pasado la mitad del tiempo estipulado y el único movimiento consumado es el fichaje de Jesús Valentín. Ninguna de las pretendidas salidas, condición necesaria para poder llevar a cabo nuevas contrataciones, ha podido ejecutarse antes de este 15 de enero.


En Zaragoza sigue el destarifado Popa. También Juan Muñoz, que ya acumula dos semanas sin ir convocado. Y Morán, que cada rato que Agné le da muestra su falta de sintonía a la espera de noticias sobre su futuro. Alex Barrera es otro que anda en vía muerta, en la grada. Y Bagnack ha sido desplazado al fondo del desván tras la llegada del único fichajes hasta ahora, el citado Jesús Valentín.


Pero es que el asunto de la portería, con la polémica en torno a Irureta in crescendo, resulta que se está enquistando simultáneamente al transcurso del tiempo de fichajes. Lo mismo que ocurre en términos generales con los malos resultados del equipo, que acentúan todavía más la necesidad de modificar el perfil del vestuario de forma mucho más profunda de lo que el propio presidente Lapetra anunció antes de Navidad en la Junta General de Accionistas (“no se hará una revolución como la del año pasado”, dijo).


El club planeó en diciembre dar tres o cuatro bajas en enero y traer a tres nuevos jugadores. Ahora, el propio fútbol, el día a día del Real Zaragoza, parece indicar a gritos que hacer algo parecido a lo del curso anterior -tres bajas y seis fichajes- sería más que necesario. Otra cosa es que, financieramente, eso no pueda ser posible 12 meses después. Que, en principio, no lo es.


Las dos últimas derrotas, el despeñamiento del equipo de nuevo en la tabla, la cara de enfermo que le pone al grupo que dirige Agné su pésimo juego, piden meneo, acción, decisiones, cambios, refuerzos, soltar lastre, rehacer. Y ya solo restan 15 días y unas horas para poder llevar a efecto todo aquello que se pueda, que nunca será todo lo que se quisiera ni lo que se debiera.


Se trata, un año más, de ese efecto distorsionador que el mercado invernal provoca en el seno de los equipos erráticos. Los malos pasos en la liga se entremezclan con la incomodidad de las vivencias personales y laborales de diversos jugadores y, el día a día, se mete por derroteros ajenos a la normalidad durante algo más de un mes, hasta que llegue el 1 de febrero y todo el mundo sepa de nuevo a qué atenerse durante los siguientes cinco meses. A este Zaragoza de capa caída le quedan aún dos semanas de chispazos por sus adentros hasta que logre desbrozar y reconstruir todo aquello que esté en su mano, que en las coordenadas de 2017 no es demasiado. Una cruda realidad con la que deben convivir los inquilinos del vestuario. Todo ello, en plena competición y con el agua subiendo por encima del nivel del cuello.

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