La acción regresa mañana a La Romareda con un arduo compromiso contra el Reus, la gran revelación de la temporada junto al Sevilla Atlético. Sin embargo, ninguna meta se antoja imposible para el Real Zaragoza cuando juega ante sus aficionados. La extraordinaria fiabilidad del equipo como anfitrión –potenciada desde la llegada de Raúl Agné– es el amuleto más efectivo para encarar la cita contra los reusenses.

El alma como local de la escuadra blanquilla se contrapone drásticamente con la que aflora como visitante. Una peligrosa esquizofrenia que encuentra el bálsamo en el estadio zaragozano. Los datos son irrefutables. Solo el Levante, líder destacadísimo de la categoría, ha sumado más puntos en casa que los blanquillos. Los valencianos acumulan 17, por los 16 del Real Zaragoza, el Huesca y el Girona, con la particularidad que los gerundenses lo han hecho en ocho encuentros, por los siete del resto.

Pero los incentivos no acaban aquí. En caso de derrotar al Reus,   la escuadra aragonesa encadenaría su tercer triunfo consecutivo en La Romareda, igualando de esta forma su hasta ahora mejor racha en este capítulo. Un registro que data del arranque de la competición, cuando bajo las órdenes de Luis Milla se firmó un expediente inmaculado. Al esperanzador estreno frente al UCAM Murcia (3-1), se sumó una sufrida alegría contra el Huesca (1-0) y lo remató una victoria inapelable ante el Alcorcón (2-0). Una inercia que se frenó en seco en la octava jornada con el empate que arrancó el Córdoba (1-1). Ahí pareció esfumarse el idilio con La Romareda y fue el principio del fin de la etapa de Milla en el banquillo. El Elche dinamitó la imbatibilidad (1-3) y sentenció al turolense, que fue destituido la siguiente fecha tras empatar sin goles en Valladolid.

Con Raúl Agné a los mandos se ha retomado la senda primigenia como local, aunque todavía no se han solucionado las carencias viajeras. El preparador de Mequinenza cuenta por triunfos sus presencias en el campo zaragocista. Despachó con suficiencia al Almería (2-1), pese a sufrir un injusto penalti en el tramo final. Y volvió a cumplir con las expectativas hace dos semanas contra el Mirandés (2-0), en una actuación eficaz frente a una de las bestias negras blanquillas en su tránsito por la Segunda División. El Reus llama ahora a la puerta.