Agné pide tiempo para poder cambiar los ademanes del equipo

El nuevo entrenador del Real Zaragoza, con quien el equipo ha sumado 4 de 6 puntos, ve puntos de luz pero ruega que no haya prisas alrededor.

Raúl Agné, durante un entrenamiento del equipo
Raúl Agné, durante el entrenamiento del equipo en la tarde de este domingo en la Ciudad Deportiva a la llegada de Palma de Mallorca.
Oliver Duch

Raúl Agné mostró la semana pasada que sabía a dónde venía. Que, como advirtió Narciso Juliá antes de dar a conocer el nombre del sustituto de Luis Milla, quien llegase a dirigir el vestuario tenía que tener un amplio conocimiento de los jugadores, de sus problemas y de su idiosincrasia. Y, por eso, no le pilla por sorpresa la mala administración de las dos ventajas que tuvo el Real Zaragoza en Mallorca, tanto que las acabó perdiendo y tuvo que conformarse con un solo punto.


El de Mequinenza, eso sí, ya no atiende a teorías, a análisis de estadísticas o de informes sobre pasado reciente. Desde este sábado, ya sabe de primera mano cómo responden sus muchachos en estas circunstancias en los partidos fuera de casa. Agné vivió en Son Moix, in situ, los defectos y carencias de su equipo cuando se mueve en terrenos donde ha de primar la veteranía, la perrería, el saber estar, la personalidad en conjunto y todos esos factores que ayudan a cerrar con triunfos muchos partidos lejos de casa cuando se llega al tramo final con marcadores favorables.


Es un defecto de fábrica de la plantilla que armó Juliá este verano, en una revolución enorme, tanto en número de sujetos afectados (fichajes y salidas) como en el perfil diverso de los que llegaron a cimentar la nueva estructura zaragocista. Y Agné va a encontrarse con los mismos problemas que tuvo Milla y que el turolense no logró gestionar convenientemente. 


Por eso, entre líneas, con sus mensajes cortos pero contundentes y certeros, Raúl Agné reconoció en Son Moix, al término del partido, que es evidente que el grupo tiene un problema de poso y talante cuando juega de visitante, pero pidió tiempo para poder maniobrar y modificar esas malas prácticas en momentos cumbre de los partidos lejos de La Romareda.


Esta fue su respuesta cuando se le recordaron esas máculas. "Ya... pero yo es que acabo de aterrizar. Y, por eso, lo que he hecho con los jugadores cuando hemos entrado en el vestuario es felicitarles. Por su esfuerzo. Porque yo creo que, así, será más fácil ganar un día fuera de casa", dijo el preparador aragonés. "Es cierto que tenemos que saber manejarnos mejor en ciertos ritmos", admitió sin problema alguno. Es una evidencia que no conviene negar para conseguir arreglarla, si es eso posible. Ardua tarea para el nuevo entrenador.


"Yo me voy contento de Mallorca porque los chicos van esforzándose y haciendo lo que se les pide. Con el balón, cada día estamos mejor. Defensivamente, las situaciones de peligro del rival han sido creadas por errores nuestros más que por aciertos de ellos. Eso hay que minimizarlo", apostilló.


Lo que, en positivo, resulta inequívoco y visible es que el equipo ha ganado en estímulos. Por lo que sea, las últimas semanas con Milla hubo el clásico hundimiento moral del grupo que precede a las destituciones, que fluye de las crisis de resultados como en la que cayó el Real Zaragoza en cinco duras semanas (con seis partidos en ellas).


En Mallorca, un desplazamiento que ayuda a hacer grupo por ser largo, con dos noches de hotel, viajes en bus y avión, tiempos de espera en aeropuertos... el ambiente era otro. El propio cuadro técnico emite otras vibraciones. A Milla se le cerró la concha hace un tiempo y vivió semanas de sorprendente y pernicioso aislamiento de todo y de todos. Agné ha llegado con interés, queriendo saber, queriendo estar, queriendo ayudar en varios kilómetros a la redonda de su posición como entrenador. Y eso es lo que se ve sobre el campo en cuanto a la reacción de los jugadores. Pura psicología.


"Estoy viendo cosas buenas en la plantilla, sobre todo en cuanto a la implicación que tienen los jugadores. Sus ganas, su valentía para hacer lo que les pedimos con el balón, su intención por jugarlo y llegar a la portería contraria... estoy muy satisfecho por todo esto. En apenas una semana y dos días, el equipo ha crecido", insiste Agné en su mensaje positivo, recordando que acaba de aterrizar y que reparar este motor zaragocista necesitará varias semanas. Un mensaje a tener en cuenta por un tiempo. Es razonable.


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