Arrúa, en 1978, había marcado el último gol de córner directo

Fue al Alavés, significó el 1-0 del triunfo y ese día, un histórico 23 de abril, el Zaragoza subió a Primera. Hace 38 años de aquel hito enlazado por Lanzarote.

Información del partido Real Zaragoza-Alavés de 1978, con el gol victorioso de Arrúa que significó el 1-0 y el ascenso a Primera.
Arrúa, en 1978, había marcado el último gol de córner directo
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Más de 38 años hacía que no se veía en La Romareda un gol de córner directo, el llamado tradicionalmente como gol olímpico. Lanzarote, en el minuto 8 de la segunda mitad del partido del sábado ante el Alcorcón, al batir desde la esquina del campo al portero serbio Dmitrovic, hilvanó así un eslabón en la historia zaragocista que enganchaba con el anterior tanto de semejante factura: aquel que marcó Saturnino Arrúa al Alavés el 23 de abril de 1978, también en Segunda División, y que supuso la victoria por 1-0 en la tarde en la que se logró matemáticamente el ascenso de nuevo a Primera.


El espectacular jugador paraguayo, probablemente el mejor jugador de la historia del Real Zaragoza, marcó su gol olímpico en la otra portería, en el gol de Jerusalén. Lanzó cerrado y el portero alavesista, Basauri, se vio sorprendido por alto. Pese a que a lo largo de estas casi cuatro décadas ha habido intentos múltiples y futbolistas que intentaban de vez en cuando el gol directo desde la esquina, nadie lo logró de manera fidedigna hasta Lanzarote.


Pedro, hace dos campañas, sí que firmó uno similar al descrito de Arrúa, en la misma portería de La Romareda y de la misma factura. Fue en enero de 2015, al Recreativo de Huelva. Pero el árbitro se lo anuló increíblemente. El canario Trujillo Suárez -ahora en Primera- pitó una supuesta falta al portero Sotres que no existió. Nadie tocó al guardameta. A Pedro le birlaron pasar a la historia y la puerta quedó abierta para que sea Lanzarote y no el alicantino el sucesor de Arrúa.


Antes, el argentino Andrés D'Alessandro también estuvo a punto de firmar un tanto olímpico. Fue en el Sánchez Pizjuán en una tarde torcida donde el Real Zaragoza jugó fatal y perdió 3-1. La acción significó, momentáneamente el 1-1, al poco de iniciarse el segundo tiempo, pero no se le pudo dar la paternidad de la misma a D'Alessandro. El controvertido futbolista sudamericano lanzó un córner cerrado, como le gustaba hacerlo y, justo en la escuadra del primer palo, su compatriota Fazio, central sevillista, peinó hacia atrás la pelota evitando el presumible despeje de puños del portero Palop, que se quedó con el molde detrás de su compañero. El tanto se tuvo que adjudicar, por ello, a Fazio en propia puerta, ya que parecía evidente que sin ese toque del espigado zaguero del Sevilla el balón hubiera sido rechazado por el guardameta local.


Lanzarote abre nuevos tiempos. Nuevos puntos de referencia. No está nada mal, 38 años después.

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