Chus Herrero y Edu Oriol son los dos jugadores del Llagostera que, como sucede con varias decenas de futbolistas trufados entre todos los equipos de la Segunda División, poseen en su guía profesional la marca Real Zaragoza en alguna de las páginas del visado. Chus es, además, aragonés de pura cepa. Zaragozano del barrio de Torrero-La Paz, criado en el Stadium Venecia y formado como profesional en la cantera de la Ciudad Deportiva zaragocista. Edu, por el contrario, llegó desde Cataluña (nació en Cambrils) y forma parte del amplio elenco de jugadores que, en la última década, han tenido un paso fugaz por la entidad blanquilla en un aluvión de operaciones que supera los 150 nombres, la mayoría sin apenas arraigo en el viejo club.

Chus Herrero, que ya ha cumplido los 32 años, estuvo cuatro temporadas en la primera plantilla del Real Zaragoza, desde 2005 hasta 2009. Antes, vivió dos años en el filial de Segunda B con Manolo Villanova y, recién salido de juveniles, uno en el Universidad-Zaragoza C que dirigía Pascual Sanz. En total, 14 años en el fútbol base blanquillo. Fue un comodín, tanto para Víctor Muñoz en su debut, como después para Víctor Fernández cuando el vestuario se lleno de estrellas multimillonarias, Javier Irureta y Manolo Villanova. Central, lateral derecho, incluso medio centro, participó poco. Su mejor año fue el último, en Segunda, con Marcelino García Toral. Entre los cuatro cursos, Chus sumó 50 partidos oficiales en un marcado rol de complemento, de hombre de club, de chico de la casa. El retorno a Primera provocó su salida y comenzó su carrera ininterrumpida en clubes de Segunda División: Almería -tres temporadas-, Girona -dos- y Valladolid -una- han sido sus estaciones en este tiempo, hasta que este año recaló en el Llagostera.

Por su parte, Edu Oriol tuvo su paso por Zaragoza más tarde, en plena decadencia del agapitismo durante aquellas campañas en Primera donde se lograron las salvaciones milagrosas en los últimos partidos. Edu vivió la que tuvo lugar en Getafe. La 2011-12. En su segundo año en el cuadro zaragocista (2012-13) fue protagonista del descenso a Segunda. El tarraconense acumuló 39 partidos de liga en la máxima categoría y marcó dos goles, ambos decisivos en la permanencia de 2012: uno sirvió para ganar al Athletic de Bilbao y el otro para doblegar al Levante, ambos en La Romareda. Antes, había llegado del Barcelona B junto a Abraham, que aún sigue en el cuadro zaragozano. Después, vivió un alocado periplo por el Xazar Lankaran de Azerbaiyán, el AEL Limassol de Chipre, el Blackpool de Inglaterra y el Rapid de Bucarest de Rumanía. Varios años de rodar por el mundo sin hallar un asidero firme. Después de estar varios meses sin equipo, de estar entrenando en el Atlético Baleares de Segunda B (su gemelo Joan está en Palma de Mallorca y vivió con él hasta Navidad), en enero le llegó la oferta del Llagostera y aceptó para obrar así su renacer en el fútbol profesional español tres años después de su salida al extranjero sin rumbo fijo.

Chus Herrero ha sido fijo toda la temporada en el eje de la zaga del equipo de la Costa Brava salvo en algunos periodos donde estuvo aquejado de problemas físicos. Ha jugado 26 partidos. Mientras, Edu Oriol, en su súbita incorporación sobre la marcha, se hizo enseguida con el puesto de lateral derecho en la retaguardia del modesto cuadro llagosterense (en Zaragoza siempre jugó como extremo-interior, con vocación más de delantero que de defensor). Ha participado en 12 partidos, la mayoría desde su fichaje.

Este sábado, si el técnico catalán Oriol Alsina así lo decide -está por ver qué alineación arma en la despedida del Llagostera de la categoría-, Chus y Edu volverán a enfrentarse a su exequipo, un Real Zaragoza que se juega buena parte de su futuro, de su vida como SAD, en el pequeño campo de Palamós. Un choque con todos esos valores añadidos que acarrean para los antiguos jugadores de un club verse en frente de su antigua camiseta en circunstancias tan especiales.