Ametralladora Pérez Pallas

El Real Zaragoza vio ocho amarillas y una roja, el récord de lo que va de temporada. Al Alavés, el gallego le mostró cinco más

Ametralladora Pérez Pallas
El jugador del Real Zaragoza Culio en un lance del partido
Liga Adelante

David Pérez Pallas, el árbitro gallego que dirigió al mediodía de este domingo el Deportivo Alavés-Real Zaragoza, ha utilizado las tarjetas con una asiduidad impropia de su estilo de arbitraje. El joven ingeniero de telecomunicaciones de 28 años ha castigado a los aragoneses con ocho amarillas y una roja; y al Alavés, con cinco amarillas más. Un total de 14 castigos disciplinarios en un partido que, por sus hechuras, no ha ofrecido el perfil de dureza y marrullerías que denuncian tantas cartulinas exhibidas por el juez vigués. El comportamiento de Pérez Pallas, en este importante apartado del arbitraje del duelo de Mendizorroza, ha sido por ello extraño.


Por parte zaragocista, han sido amonestados Cabrera, Morán, Javi Ros, Hinestroza, Lanzarote, Ángel y Culio, en dos ocasiones, por lo que vio también la roja. En el Alavés, los receptores de las amarillas son Toquero, Dani Pachezo, Borda, Raúl García y Manu García.


Durante esta temporada, este colegiado tenía su récord en 10 tarjetas en un solo partido, el Alcorcón-Albacete (1-0) de la jornada 18ª. La media de los 13 partidos anteriores a este de Vitoria, que ha sido su 14º arbitrado del curso, no llegaba a siete amonestaciones por choque, con una cadencia de tres para los locales y tres para los visitantes. En el Alavés-Real Zaragoza, Pérez Pallas ha roto el molde de sobras, tanto en el uso y abuso de las tarjetas -muchas eran evitables- como en el equilibrio a la hora de juzgar las acciones del equipo anfitrión y del forastero.


Al árbitro de Vigo se le vio especialmente sensible, exigente y desproporcionado en el trato personalizado con los futbolistas del Real Zaragoza. Autoritario en exceso, veloz a la hora de sancionar las faltas a favor del Alavés y tardo de reflejos -e impulsado por sus asistentes en varios casos- cuando de pitar faltas a favor de los aragoneses se trataba, por nítidas que estan fuesen. En los tres cambios llevados a cabo por Carreras, Pérez Pallas, de forma anómala en la conducta de los árbitros en general, ha corrido hacia el zaragocista sustituido (tanto Hinestroza, como luego Javi Ros y, finalmente, Ángel) para acelerar su salida del campo. Una iniciativa llamativamente novedosa en la figura arbitral.


En las discusiones entre jugadores y apreciaciones a distancia de estos con sus asistentes y con él mismo, Pérez Pallas ha usado dos raseros. Al pivote alavesista Manu García, conocido en la categoría por su modo de afrontar los partidos desde el prisma oral, en constante conversación con adversarios y árbitros, el gallego le ha permitido todo tipo de apreciaciones y debates. Cuando éste ha tenido un rifirrafe verbal con Hinestroza, el árbitro ha decidido amonestar únicamente al zaragocista, obviando que el litigio era entre dos. Manu García ha sido motor de dos amarillas de su habitual cosecha de veteranía: una a Culio y la citada a Hinestroza, saliendo él indemne de ambos encontronazos por la particular vara de medir de Pérez Pallas.


Al cuarto de hora de la segunda mitad, Toquero, que llevaba una amarilla por una dura entrada en plancha en el centro del campo en el minuto 25, repitió la acción dentro del área zaragocista en un balón dividido. Pérez Pallás le perdonó en ese caso la segunda y, por ende, la expulsión, que los zaragocistas protestaron sin éxito alguno y que hubiese igualado las fuerzas a falta de media hora dando una progresión al partido bien diferente a la que tuvo.


Este arbitraje de Pérez Pallas es, asimismo, un récord en la recepción de tarjetas por parte del Real Zaragoza en este curso. Nunca hasta este duelo de Vitoria le habían sido mostradas 9 tarjetas en un partido. El día que más cargado acabó el cuadro aragonés fue, en la 4ª jornada, en La Romareda ante el Osasuna, cuando el castellano-leonés Valdés Aller enseñó cinco amarillas y una roja a los blanquillos (Ángel, Morán, Jorge Díaz y dos para Wilk, que acabó expulsado), un total de seis


Tanto los antecedentes de los protagonistas, por un lado el Real Zaragoza y por otro el propio árbitro Pérez Pallas, como el propio perfil del partido jugado en Vitoria, que no fue excesivamente proclive a la dureza ni a los malos modos, provocan que la evaluación de esas 14 tarjetas mostradas y los modales del colegiado gallego causen honda extrañeza en el pos partido.


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