Real Zaragoza y Alavés, buenos vasos comunicantes

La habitual buena relación histórica de ambos clubes ha facilitado numerosos traspasos de jugadores y vínculos posteriores

Víctor Laguardia, zaragozano y exzaragocista, ahora titular en la zaga del Alavés.
Real Zaragoza y Alavés, buenos vasos comunicantes
El Correo. Vitoria

Desde los inicios del fútbol, la relación entre Zaragoza y Vitoria ha sido siempre frecuente y cercana. Los 270 kilómetros que separan una y otra ciudad y los lazos geográficos de proximidad, siempre ubicaron a los equipos zaragozanos (el Real Zaragoza y todos sus antecesores o coincidentes de la capital aragonesa previos a 1932) junto al Deportivo Alavés en los torneos incipientes del balompié español. Con el paso de los años, pese a que durante mucho tiempo las categorías de uno y otro fueron dispares -el Zaragoza se hizo grande y el Alavés fluctuó siempre de arriba a abajo con mucho menos poso en la élite- los vínculos entre zaragocistas y alavesistas no dejaron de estar vivos.


Los traspasos, cesiones y rebotes de futbolistas de uno a otro club son el termómetro más claro de que esos vasos comunicantes siempre están activos. En la época moderna, desde mitad de los años setenta del siglo pasado, varios nombres ilustres sustentan esta relación Zaragoza-Vitoria en el ámbito futbolístico. Del Alavés al Real Zaragoza, en sendas tacadas de dos, llegaron primero de la mano Badiola y Valdano y, poco después, ya iniciados los ochenta, Señor y Morgado. El eslabón más relevante llegó en los noventa, con la cesión de Belsué por parte blanquilla al Alavés, en lo que supuso su extraña salida para siempre del club tras su mala relación con el entrenador del momento, Chechu Rojo. De camino directo, sin desvíos previos, la figura de Laguardia, actual central alavesista, es el último jugador que ha viajado de un lugar a otro dentro de un flujo que tiene más protagonistas.


Con estaciones previas, otros también vistieron las dos camisetas en breve espacio temporal. El central Isidro Villanova, el checo Jarosik, el recién llegado al Zaragoza, Manu Lanzarote (que el año pasado fue actor principal de la goleada por 4-0 del Alavés al cuadro zaragozano). En tiempos de mayores penurias en Vitoria, en sus malos días de Tercera División o Segunda B de larga duración, los albiazules recurrieron incluso al filial blanquillo para reforzarse: el centrocampista Nacho Martínez, el delantero Lasheras (luego secretario técnico de la entidad de Mendizorroza) y, llamativamente, Luis Costa como entrenador de campanillas en aquellos años noventa. Ahora, el veterano Pelegrín -ausente por sanción este domingo- también tiene pasado en el Zaragoza B.


Real Zaragoza y Deportivo Alavés, lejos de las más modernas diferencias que, de manera postiza, parecen denunciar los líos entre sus grupos más radicales en la última década, han sido siempre dos clubes hermanados y bien avenidos. Lo dicen los hechos.

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