Nada mejor que afrontar con sinceridad una situación cuando es tan evidente que no admite ni excusas ni lecturas disuasorias. Ranko Popovic acudió anoche serio a la sala de prensa de Montilivi y asumió el penoso espectáculo que Girona y Real Zaragoza ofrecieron a todas caras. "Sinceramente, el partido ha sido feo. Con mucha intensidad, con mucha voluntad, pero con muy poco fútbol", comenzó diciendo el serbio.

No rehuyó los análisis máximos. Y llegó incluso a una moraleja rotunda, para que nadie se quedase con hambre de escuchar una evaluación contundente de sus labios: "Hemos hecho muy poco para ganar el partido. Solo he visto una acción, justo antes del final del choque, en la que el Real Zaragoza ha hecho lo que habíamos preparado, es decir, jugar el balón, tocarlo, llevarlo de lado a lado hasta entrar en el área. Creo que faltaban solo 5 minutos. Tenemos que hablar de eso. No se ha jugado como lo habíamos programado", admitió sin ningún subterfugio.

Popovic calificó, no obstante, de manera positiva la cosecha obtenida ayer por el Real Zaragoza en la ciudad catalana. "El punto es bueno. No hemos hecho lo que debíamos, pero tampoco hemos dejado que ellos tirasen a portería. Se acercaban, pero no nos creaban problemas", valoró.

El técnico eslavo, dentro del disgusto por las formas, sabía que regresaba de madrugada a Zaragoza con algo positivo que, en el futuro, puede ser crucial. "Es un punto muy importante. Ahora nos sirve para lo que nos sirve, pero igual al final de la liga es ese punto decisivo que necesitamos", expuso.

Popovic se mostró algo desesperado, como lo evidenció desde el banquillo durante el juego, al analizar las cualidades que ayer desarrollaron en Montilivi casi todos sus pupilos. "Cuando no puedes controlar el balón bien, cuando no tienes la suficiente técnica para que se quede el balón en el pie, cuando necesitas más de dos toques para todo... no puedes hacer nada. Hoy no nos ha salido nada de eso y no hay más que decir. Sé que mis jugadores tienen más capacidades técnicas que las que hoy se han visto aquí", subrayó con gesto torcido.

En este sentido, lanzó de soslayo un posible atenuante: el césped de Montilivi. "El campo estaba durísimo y rapidísimo. Y perjudicó mucho al juego. Pero no quiero incidir en esto porque va a sonar a excusa", dijo de manera rápida para no asirse a ningún flotador que pueda justificar mínimamente el pésimo juego del Real Zaragoza.

"Habrá que analizar detenidamente lo que ha pasado. Si tiene algo que ver que el sistema del Girona no nos haya ido bien. Ahora, en caliente, no quiero hacer ninguna valoración sobre los motivos por los que no hemos jugado como debíamos. Ahora mismo, no estoy contento con la manera con la que nos hemos comportado", apostilló.

El entrenador blanquillo puntualizó, como no podía ser menos, la gran importancia que tiene haber vuelto a guardar imbatida la portería propia. "Pese a no jugar bien, hemos demostrado que somos un equipo muy compacto, capaz de sujetar la puerta a cero pese a jugar mal. Y eso es algo muy importante en una liga tan larga", remarcó positivamente antes de levantarse.