La grada despierta

La afición recupera el orgullo en un estadio que en nada se pareció al del año pasado, ni en número ni en ambiente.

La afición anima al Real Zaragoza
La grada despierta
V. Serrano

La Romareda de este sábado sí fue La Romareda. Ese estadio con orgullo, con ilusión, que se había apagado tras varios años de decepciones. La afición ha vuelto a demostrar que da mucho cuando le dan algo, aunque sea poco. Premia el esfuerzo con aplausos y el buen juego, con ovaciones.


La Romareda que se encontró este nuevo Real Zaragoza no se pareció en nada a la del año pasado. Ni en número -la grada estaba casi llena- ni en ambiente. Hubo aplausos para el equipo cuando salió a calentar, cuando entró a vesturarios y cuando volvió a salir, ya con el uniforme de juego. 


Hubo aplausos en cada buena acción del equipo y hubo varias ovaciones tremendas para varios jugadores: Vallejo, Muñoz, Adán Pérez, Galarreta, Diogo... Incluso hubo aplausos de ánimo cuando, en el último, el Osasuna amargó la noche más dulce del Real Zaragoza.


Pero la mejor metéfora de lo que ha significado este verano, en el que el club estuvo moribundo, casi muerto, ha sido el mensaje que se ha lanzado desde el Fondo Norte justo antes del comienzo del partido. Primero se tiñó la grada de luto, con la frase: "El asedio con valor tuvimos que soportar". Pero el negro dejó paso al azul y el blanco, los colores con los que se dibuja el fútbol en Zaragoza, y se pudo leer la segunda parte del mensaje: "Y en la historia se grabó: Zaragoza, la inmortal".