Una ruta de exigencia para los nuevos dueños

Los propietarios del Real Zaragoza deben ofrecer ya un proyecto que ilusione.

Puesta de largo de los dueños del Real Zaragoza
Una ruta de exigencia para los nuevos dueños

El grupo de empresarios aragoneses agrupados en torno a Luis Lasheras tienen que empezar a trabajar para poner las bases de lo que ha de ser el nuevo proyecto zaragocista. Su compra ha puesto fin a ocho años de gestión de Agapito Iglesias, pero su desembarco se encuentra también envuelto en dudas y desazones.


El grupo, bajo la portavocía de Luis Gamón, cumplió con la necesidad de darse a conocer, de poner rostros a los que en este momento tienen en sus manos el Real Zaragoza. Nada dijo Gamón, que se encontraba atado de pies y manos. La propiedad está pendiente de la entrada de un capital clave en el nuevo Zaragoza, por más que Gamón esgrimiera que "la continuidad no está ligada exclusivamente" al fondo. Y hasta que no se aclare esa aportación, poco se puede hacer. Y nada han hecho.


La situación tendría que desbloquearse la próxima semana, cuando se resuelvan "las avanzadas conversaciones" con el fondo que está dispuesto a entrar en la entidad blanquilla. Según los nuevos dueños, la cuestión está pendiente de "pequeños flecos".


Pero la cuestión es que, hasta entonces, el Real Zaragoza, con dueños y todo, es una entidad vacía: sin presidente ?aunque tampoco Fernando Molinos era hasta ahora una figura esencial-, sin director general, sin responsables en las áreas técnicas ni en comunicación, con sólo tres miembros en el Consejo?


Con la campaña muerta y el equipo otra vez en Segunda -en la misma dolorosa situación que hace un año-, es necesario empezar a dar los pasos para edificar el que va a ser el nuevo Real Zaragoza. Y sobre la entidad, no cabe duda, planea la sombra de la duda de los pagos inmediatos que ha de efectuar la entidad y, una vez salvado el equipo, la construcción del equipo que ha de subir necesariamente a Primera División el año próximo.


Apenas han tomado contacto, pero da la impresión de que el primer obstáculo, el serio traspiés de no haber podido cerrar las conversaciones con el nuevo fondo, ha bloqueado a los recién llegados, que no se atreven a tomar todavía ninguna decisión.


Aseguran, nada más llegar, que han llegado "para quedarse" y su empeño es brindar un mensaje tranquilizador al zaragocismo. Éste, sin embargo, guarda sobre sus espaldas una trayectoria repleta de desazones e inquietudes de las que no puede librarse con bellas palabras. La exigencia es comprobar que se inicia una nueva etapa, que se ha dado carpetazo al tiempo de Agapito y que quienes entran están dispuestos de verdad a trabajar para que el Real Zaragoza vuelva al lugar que le corresponde. Y eso es preciso demostrarlo. Y cuanto antes.