Poco dijo Luis Gamón, el elegido portavoz de los empresarios aragoneses en esta iniciativa de compra del Real Zaragoza, en su primera comparecencia ante los medios. Poco dijo, porque poco podía decir. No anunció ni presidente, ni cargos, ni composición del Consejo, ni apuestas deportivas... Todo queda pendiente de la incorporación de un inversor con el que tienen muy avanzadas las conversaciones -dice Gamón- y al que, por respeto, esperan para diseñar el proyecto.

Y eso que, como indica, la continuidad del Real Zaragoza "no depende única y exclusivamente de un fondo". Por eso, entre otras cosas, solicita la colaboración de nuevos empresarios que se impliquen en el proyecto. 

Pero es que la sombra del capital que debe desembarcar en el Real Zaragoza era la cuestión principal que sobrevolaba el acto. No en vano, estaba previsto que la firma se hubiera hecho al día siguiente de la compra de las acciones, algo que, finalmente, no se concretó. Quedan los flecos, que estiran los días...

Gamón ha querido transmitir -así lo ha explicado- un mensaje de "tranquilidad" a la afición blanquilla, aunque no ha pisado demasiada tierra ni ha dado demasiadas pistas sobre el futuro. Que quieren, eso sí, "devolver al Real Zaragoza al lugar que le corresponde en la élite". 

Y Agapito Iglesias ha tenido también su lugar: fue el soriano el que resolvió los despidos de Pitarch y sus colaboradores; y el hasta ahora máximo accionista se queda, a título personal, un pequeño porcentaje -en torno al 1% del accionariado-. 

Cuando llegue el fondo se podrá profundizar...

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