Un mes de incertidumbre

El Real Zaragoza tiene menos de un mes para resolver su complicado entramado institucional.

Una de las múltiples manifestaciones de rechazo a la gestión de Agapito Iglesias
Un mes de incertidumbre

El paso del tiempo complica el futuro inmediato de un Real Zaragoza salvado en el ámbito deportivo, pero en muy serio peligro en el terreno administrativo. El mes de junio resulta decisivo para la entidad blanquilla, que se juega su propia supervivencia.


El panorama no es sencillo de aclarar en el entorno de una entidad que aún controla Agapito Iglesias, con todo lo que ello conlleva de incertidumbre, por más que el de Soria insista en que quiere por fin echar el cierre a su estancia en la escuadra de La Romareda.


El dueño maneja una baraja marcada; en la que incluso puede adivinarse su propia figura en alguna de las propuestas. Agapito cree que aún puede sacarle un último partido a una entidad a la que ha dejado al borde de la liquidación e introduce sus propias piezas en los procesos negociadores. Que complican aún más el delicado proceso, al que no dejan de adherirse nuevos protagonistas, todos con un denominador común: quieren las acciones a cambio de muy poco o, directamente, de nada.


El proyecto que tiene en Casasnovas a su cabeza visible sigue adelante, pero el paso del tiempo lo ha debilitado; el de Javier Láinez, con la novedad de la incorporación del paquistaní y alemán Kadir Sheikh, genera muchísimas más dudas que certezas; y nada aclara una última iniciativa también aragonesa que en las últimas jornadas ha entrado en el proceso negociador.


Por si a este puzzle la faltaran fichas sigue en marcha la idea de la Liga de Fútbol Profesional y Javier Tebas de ubicar en la entidad blanquilla a Mateu Alemany, al aire de lo que ha vivido la entidad en la última campaña, con Jesús García Pitarch.


En este rompecabezas -que también mantiene a la expectativa al Gobierno de Aragón-, lo único claro es que el Real Zaragoza precisa entre seis y ocho millones (Agapito asegura que si él lo negocia podría rebajarlo hasta menos de cinco) para cumplir con las exigencias de pago el 30 de junio y no acabar en Segunda B. Y no se adivina que alguien vaya a cumplir con esta parte clave para el futuro inmediato del club aragonés.


En realidad, una alternativa que gana terreno con el paso del tiempo es la liquidación, algo de lo que Agapito Iglesias no quiere no oír hablar. Supondría el final de la sociedad tal y como está ahora planteada y, al mismo tiempo, el final definitivo de la sombra del soriano sobre el Real Zaragoza. No tendría ninguna capacidad, ni directa ni indirectamente, de ejercer algún tipo de control del club.


Lucha por todos los medios para evitarlo, intercalando, incluso, a negociadores, a los que él mismo valoraría facilitar el dinero de alguna manera ?nunca de forma directa ante su delicada situación judicial- para ganar tiempo y estirar su pervivencia en la entidad blanquilla.


En caso de una liquidación, ¿se podría comprar el nombre? Ante la posibilidad real de la desaparición del club, se ha abierto un debate jurídico sobre si se podría comprar la marca 'Real Zaragoza' en una subasta, apartada de la deuda que soporta la sociedad. De esta forma podría iniciarse en nuevo proyecto que preservara el nombre del equipo y echara a andar probablemente en Segunda B. Es una opción más que se ha puesto encima de la mesa y que se incorpora con peso específico a las otras alternativas.


No se puede perder de vista que, además del pago de junio, un nuevo comprador debería gastarse entre 8 y 10 millones para que el equipo vuelva a competir el año próximo. Y dentro de un año, a estas mismas alturas de temporada, las cosas serían mucho más difíciles si el Real Zaragoza no se asegurara los ingresos que se le garantizan a un equipo de Primera División.


Queda un mes para despejar las incógnitas, para aclarar de qué forma finaliza la estancia de Agapito Iglesias al frente del Real Zaragoza, del tiempo más oscuro de la historia de la entidad blanquilla.