Víctor, la hora del Zaragoza

Al margen de la forma como se ha forjado su fichaje, el Real Zaragoza recupera a un técnico con prestigio, ambición y cariño al club.

Víctor Muñoz
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El zaragocismo apostaba por brindarle una oportunidad a Emilio Larraz. El técnico del Real Zaragoza B ha dado muestras de su conocimiento del fútbol, de su capacidad de manejar un grupo, de su ambición y mentalidad ganadora. Le falta, no cabe duda, la experiencia en la élite. Y la sombra de esa duda -que no se resolverá si no se le brinda la oportunidad- se ha apoderado del director general, Jesús García Pitarch, que, finalmente, entrega el testigo del equipo a Víctor Muñoz.


No hay vuelta atrás. Y, a pesar de los gustos, cualquier zaragocista se alinea con la elección de una persona de reconocido prestigio en el fútbol, que quiere al Real Zaragoza, conoce la entidad -con todos los problemas que arrastra- y valora en toda su dimensión el sufrimiento de un zaragocismo del que de forma indiscutible forma parte.


Sobran reticencias sobre la manera como nuevamente se han hecho las cosas en el Real Zaragoza. Y, sobre todo, el daño colateral y gratuito que se le hace a un hombre de la casa. Pero también está claro que es un momento de unidad, de superar una situación gravísima ?tal vez, el momento más delicado de la historia del Real Zaragoza- y que Víctor Muñoz debe servir de aglutinador, de elemento de unión para superar la crisis.


Más allá del manejo de la situación por parte de los rectores blanquillos, incluso del desarrollo de una campaña nefasta, la afición blanquilla debe mirar hacia adelante y centrarse en esta miniliga de 12 partidos en los que se va a decantar buena parte del futuro de la entidad.


Víctor Muñoz, avalado por una sólida trayectoria, se hace estandarte del zaragocismo para intentar enmendar la irregularidad de la escuadra blanquilla. La exigencia es que le dejen trabajar en paz, que no existan injerencias por parte de la directiva. Esa intromisión permanente ha sido clave para no dejar trabajar en paz a Paco Herrera. Defender esa independencia es clave para la nueva etapa deportiva del club.


La reválida inicial resulta singularmente atractiva tanto para el técnico como para la afición: llega el Deportivo.