Un equipo descompuesto

La severísima derrota del Real Zaragoza en Jaén abre una crisis muy profunda en la entidad blanquilla. En un duelo en el que el cuadro aragonés sabía que estaba en juego la propia continuidad del técnico, la escuadra resultó una marioneta manejada en manos de un Jaén cuyos méritos los encumbró el desacierto del Real Zaragoza.

Sin capacidad de reacción, sin argumentos futbolísticos, el Real Zaragoza es una mediocridad. En una Liga terriblemente mala, el conjunto de La Romareda se ha hundido hasta ser ridiculizado en campos en los que hasta hace poco ni siquiera se hubiera planteado jugar. Y lo que es peor, no da la sensación de que esta situación pueda enmendarse.

¿Hacia dónde va el Real Zaragoza? Pueden Agapito y sus colaboradores tomar la decisión de destituir a Paco Herrera, sobre el que ya pesaba un ultimátum. Hace tiempo que el equipo está desnortado, más bien desalmado. No hay espíritu, ánimo, ambición, ni ganas. ¿Podrá su heredero escarbar en ese vestuario para rescatar el alma? No será fácil; y disparar semejante bala –la de la destitución del técnico- agota una opción con ribetes muy comprometidos.

Con sus virtudes y sus defectos, no es Paco Herrera el culpable fundamental de la trayectoria del equipo. En Jaén, la plantilla blanquilla era consciente de lo que se jugaba el técnico. Y lo imaginaban en el choque con el Numancia, del que salieron repartiendo saludos al rival mientras lloraba de impotencia –siquiera para dentro- una afición destrozada. O antes en Ipurúa, o con el Alavés, el Deportivo…

Malvive descompuesto el Real Zaragoza. Sus gravísimos problemas institucionales –un desorden absoluto en todos los ámbitos-, se han filtrado a todos los estratos de la entidad. Roto y deshecho, el cuadro aragonés se muere en las calderas de la Segunda División. ¿Hacia dónde va el Real Zaragoza? O más bien, ¿hacia dónde lo conducen…?