Neymar, del cruzado al crucero
El jugador, que se recupera de una rotura del ligamento de su rodilla, inicia, en muletas, una travesía llena de lujo por la costa brasileña junto a miles de personas.
Salió llorando de su última aparición en los terrenos de juego mientras se iba del estadio apoyado en una muleta tras romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Neymar (Brasil, 1992) lamentaba a mediados de octubre el calvario que vive con las lesiones en su sensacional e intermitente trayectoria. «Necesitaré más de los míos para superar mi peor momento», dijo quien aún se mantiene como la contratación más cara de la historia del fútbol, desde que el PSG le fichara en 2017 procedente del Barça por 222 millones.
Dos meses después de su drama en Uruguay durante las eliminatorias sudamericanas hacia el Mundial de 2026, el actual jugador del Al-Hilal saudí volvió a dejarse ver andando, con mucha soltura y con una muleta, con una sonrisa enorme. No es para menos si a uno le rodean familiares y amigos en el súper crucero MSC Preziosa, con fiestas temáticas, conciertos, casino, toboganes acuáticos, mucha gastronomía y oro, mucho oro. Tampoco falta spa y gimnasio, aunque seguro que el excéntrico jugador no tiene tan claro dónde encontrar la sala de máquinas como el pub en el que baila samba y alza su bastón al ritmo de la música.
72 horas de atrevimiento
Tratamiento a bordo en pleno verano brasileño para una lesión, la número 40 en toda su carrera, y que ha dejado KO durante toda la temporada y sin Copa América al máximo goleador histórico de la Canarinha.
No falta nada en el lujoso barco donde el ariete, tercero en dos ocasiones al Balón de Oro, ejerce de anfitrión con el nombre de 'NEY en alta MAR' y que partió de Santos el día 26 de diciembre hacia el sur de Río de Janeiro para regresar al punto de partida este viernes 29. Toda una aventura llena de derroche, y que no tiene ningún reparo en ilustrar a través de las redes sociales. Las suyas propias o mediante alguna de las 3.500 personas que embarcaron en la travesía de este barco de 18 pisos, y cuyos precios oscilan entre 1.000 y 6.000 euros, según hayan querido viajar en camarotes internos, suites y optado por distintos tipos de comodidades en este fiestorro de altura. Entre los pasajeros hay miles de influencers, personalidades del futbol brasileño y una veintena de los artistas más populares del país sudamericano.
No es la primera vez que el jugador, de 31 años, publicita su felicidad y lo bien que se lo pasa durante su tiempo libre, aunque en esta ocasión se encuentre en pleno proceso de recuperación. Al de Mogi das Cruzes le llevan lloviendo críticas desde el inicio de los tiempos en su amada Brasil. Desde el eterno Pelé, quien opinó que su máxima preocupación eran sus cortes de pelo, a Lula da Silva, presidente del país de la verdeamarela, que invitó al astro de los petrodólares a ser más profesional y dejarse de tantas farras. «Eligió no ser un jugador de alto nivel», comentaron los medios brasileños en referencia a su huida del fútbol de élite en Europa para partir con sus filigranas rumbo a Arabia.
