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Javier Chocarro: "Era un gran reto preparar a la selección de Haití y así lo afronté"

Licenciado en Ciencias del Deporte. Entrenador UEFA Pro. Expreparador físico del Real Zaragoza.

Poco común ver a Chocarro con las manos en los bolsillos.
Poco común ver a Chocarro con las manos en los bolsillos.
Francisco Jiménez

Siempre activo, de un lado para otro, no resulta sencillo dar con Javier Chocarro, expreparador físico del Real Zaragoza.

Vengo de Estados Unidos, donde hemos competido con la selección nacional de Haití en la Copa de Oro de la Concacaf (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol).

¿Y qué tal ha ido por allí?

Experiencia muy enriquecedora, sin duda (sonríe).

Pero ¿qué tal ha ido…?

Perdimos con México (3-1) y con Honduras (2-1), y le ganamos a Catar (1-0).

Catar, que yo sepa, no está ni en Norteamérica ni en Centroamérica ni en el Caribe…

Es que suelen invitar a una selección, y este año ha sido la catarí.

Con los petrodólares, estos cataríes van a todos los lados…

Trabajé con el seleccionador Gabriel Calderón, hijo del Gabriel Calderón internacional con la Argentina de Maradona. El segundo es el español Íñigo Valencia, que estuvo en Irán y Arabia Saudí, y en el Tudelano y en la Cultural Leonesa.

Las noticias que llegan de Haití son alarmantes…

Es uno de los países más pobres y peligrosos de América. Eso, de una u otra forma, se traslada a la Federación de Fútbol. Hubo que tener paciencia. También hay que conocer el carácter caribeño, con ritmos de vida diferentes a los nuestros. Era un gran reto y así lo afronté. La competición, eso sí, era fantástica, en estadios de 70.000 espectadores en Estados Unidos.

Semanas antes de trabajar con Haití, fue preparador físico en la élite de Holanda.

Estuve con Julio Velázquez en el Fortuna Sittard. No es el Ajax ni el PSV, pero logramos salvarlo. Y eso que llegamos cuando era colista a siete puntos de la salvación. Vivíamos en Maastricht.

Maastricht, la cuna de Europa…

Eso es. Cerca de Aquisgrán, a escasos veinte minutos de Bélgica y de Alemania.

Antes estuvo en Portugal.

También con Julio Velázquez. En el Marítimo.

¡En Madeira!

Un lugar maravilloso. Lo dejamos en Primera, pero acaba de descender a Segunda ahora. También estuve en el Alavés.

Allí entrenó a Joselu, ahora en el Real Madrid.

Toca todo, choca todo. Las coge, las enchufa. Por eso está en el Real Madrid...

Pero siempre asociaremos a Javier Chocarro con el Zaragoza.

Por supuesto. Soy y seré del Real Zaragoza.

Hace unos años, me dijo Javier Garcés que tenía en el juvenil un preparador físico de élite. Y Garcés suele equivocarse poco…

Contar con hombres como Javier Garcés es esencial para creer en el futuro del Zaragoza. Solo puedo tener palabras de agradecimiento para él y para Ramón Lozano. En el fútbol hay quien solo piensa en sí mismo, y quienes se vuelcan en ayudar. Es el caso de Garcés y Lozano, y de otras personas con las que trabajé en el Zaragoza, como Pedro Suñén, Javi Suárez o Andrés Ubieto.

Con usted como preparador físico, el Real Zaragoza rozó el ascenso dos veces…

Es cierto, disputamos dos ‘play off’. Uno con Natxo González. Allí faltó suerte. Y otro, el año de la covid, con Víctor Fernández.

¿Algún jugador con el que gozó trabajando?

He dado con buenos profesionales. Pero Borja Iglesias fue muy especial. Me alegro por todo lo bueno que le ha pasado después. Se lo merece.

¿Qué queda del Choqui que nos entusiasmó de chaval en Marianistas?

Fue una etapa fundamental. Igual que la influencia de mi hermano David, también futbolista. Y la familia en la que tuve la suerte de crecer. En los equipos por los que pasé. O ahora mi mujer, Sofía, y mi hija, Mía, que me acompañan a todas partes. Sin toda esta gente, todo habría sido más complicado para mí.

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