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La epopeya de Ramón llega al Ebro

Después de recorrer el Levante y las Baleares, tras un itinerario riquísimo de vivencias, el centrocampista serrablés regresa a Aragón para jugar en el club de La Almozara

Ramón López, con el número 10 en la camiseta del Ebro.
Ramón López, con el número 10 en la camiseta del Ebro.
CDEBRO

'Ítaca’, el poema eterno de Konstantino Kavafis, recuerda que en todo viaje lo esencial lo constituyen las experiencias acaecidas durante la travesía. Lo verdaderamente trascendente reside en el camino, no en el destino. La metáfora encarnada en verdad verdadera puede trasladarse a muchos procesos de nuestra vida. Probablemente, a todos... Importa la meta final, pero nada tan enriquecedor como la pasión del día a día. La vida de Ramón López está unida al fútbol. No solo está unida: es el fútbol. Gracias a él abandonó Sabiñánigo y bajó a Zaragoza para jugar la Copa del Rey con el Montecarlo juvenil. Después pasó por el Universidad, el Sabi, el Teruel, firmó el gol del ascenso a Segunda B del Ejea y se supo labrar una trayectoria notable en el fútbol de bronce. Ahora, a punto de cumplir 33 años, deja Alcira y regresa a casa, entre Zaragoza y Sabiñánigo. Además de ayudar en la gestión del estanco de Sabiñánigo tras el fallecimiento de su madre, quiere contribuir al milagro de la salvación del Ebro.

Las últimas semanas han sido duras para Ramón López. Todo dio un viraje radical el pasado 18 de noviembre. "Estaba jugando en el Alcira, en Segunda RFEF. A mi madre, María Teresa, le detectaron un tumor cerebral y murió en apenas una semana. En Sabiñánigo tenemos el estanco de la calle del Serrablo. Mi madre llevaba trabajando allí desde los 16 años. La perspectiva de mi vida cambió totalmente. Estaba en Alcira, pero había que atender otras prioridades. Surgió la opción de firmar por el Ebro y me vine para Zaragoza. A Sabiñánigo también voy varias veces a la semana para ayudar a mi familia", narró.

La situación de su nuevo equipo en la tabla clasificatoria es desesperada. "Todavía no hemos ganado y ya estamos en la segunda vuelta. Eso es complicado de asimilar. Al equipo le veo trabajar con profesionalidad. El club no se ha rendido y ha firmado jugadores en enero para intentarlo todo. Ciertamente, lo intentamos todo y lo seguiremos intentando. Está muy claro que el Ebro merece bastantes más puntos de los que tiene. A ver si el domingo le ganamos por fin al Lleida", anheló Ramón.

Si el presente duele en la clasificación, Ramón López rebobina en el pasado y sonríe. "Estaba jugando en Sabiñánigo y vino a ficharme el Montecarlo para jugar en División de Honor Juvenil. Fue importante ese paso. Hicimos un año increíble con Sergio Carrascosa. Solo se quedó por encima de nosotros el Athletic de Bilbao de Muniáin y la Real Sociedad de Griezmann. Jugamos la Copa del Rey y todo. De allí pasé al Universidad con Javier Garcés, y al Sabiñánigo de nuevo con Dani Aso. En ese tiempo, acabé mi carrera universitaria", detalló.

"Después firmé por el Teruel con Néstor Pérez, entrenador con el que me siento muy identificado. Con él fui al Ejea, marcando el gol del ascenso del Ejea en Cádiz. Rendí a buen nivel en el Ejea en Segunda RFEF durante dos años, llamando la atención del Alcoyano. Allí eliminamos en la Copa del Rey al Real Madrid de Zidane. Fue un día maravilloso, con todos los medios de información deportivos en Alcoy, con conexiones con todas las cadenas de radio nacionales... Algo único que recordaré siempre. También jugamos contra el Athletic de Bilbao. Luego llegaron mis etapas en el Ibiza, la Peña Deportiva y el Alcira. Con el Alcira también jugamos en la Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao. Recuerdo que cambié mi camiseta con Ander Herrera. Y ahora, a seguir luchando por la vida y por el fútbol en Sabiñánigo y en Zaragoza con el Ebro", concluyó Ramón López.

A nuestro Ulises, desde luego, Ítaca no le ha engañado.

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