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"Te voy a morder las canillas, pero luego echamos una cervecica y cambiamos la camiseta"

Agricultores, mecánicos, informáticos, estudiantes... Los siete jugadores del Fuentes nacidos en la localidad ribereña comparten su emoción por recibir a un equipo de Primera con el club de su vida.

De izquierda a derecha: Jesús Rubio, Adrián Garín, Pepe Esteban, Sergio Casaló, Sergio Molinero, Mario Porroche y Borja León.
De izquierda a derecha: Jesús Rubio, Adrián Garín, Pepe Esteban, Sergio Casaló, Sergio Molinero, Mario Porroche y Borja León.
Álvaro Sánchez

Su sueño, como el de miles de chavales en Aragón, era ser futbolista profesional. Sin embargo, ninguno consiguió el billete de acceso a un olimpo del que solo forman parte unos pocos elegidos. Actualmente se ganan la vida como agricultores, mecánicos, informáticos o simples estudiantes, pero esta semana disfrutan de una realidad paralela con el club de su vida. Sergio Casaló, Sergio Molinero, Adrián Garín, Jesús Rubio, Pepe Esteban, Mario Porroche y Borja León, los siete integrantes del Fuentes nacidos en la localidad ribereña, desvelan sus sueños y sus desvelos a pocas horas de recibir a un equipo de Primera, Osasuna, en San Miguel, el campo donde aprendieron a jugar al fútbol cuando eran solo unos niños.

«Algunos somos amigos de toda la vida, desde que entramos en alevines hasta ahora. Yo, por ejemplo, llevo 20 años en el club», revela Adrián Garín. El mediocentro y capitán del equipo, joven agricultor que trabaja en el campo junto a su padre en distintas fincas de almendros, lleva toda la semana al frente de la venta de entradas. «No veo más que DNIs y entradas, DNIs y entradas… así seis días. Casi no me ha dado tiempo a pensar en el partido», bromea.

Junto a él, su inseparable amigo Sergio Casaló. El lateral izquierdo, de 22 años, asegura que el aluvión de peticiones de entradas en los últimos días ha sido una «locura». «Me ha hablado muchísima gente pidiendo dos o tres entradas. Para mí este partido lo representa todo, llevo muchos años en el club y que venga todo el pueblo es algo alucinante. Va a ver el encuentro gente que nunca imaginaba que estaría en un partido de fútbol», revela con su habitual sonrisa Casaló, actualmente opositor a Policía Local.

La responsabilidad de tumbar al gigante navarro será para José Antonio Esteban, delantero centro al que todo el mundo conoce como Pepe. «Esto va a ser la hostia para todos», confiesa el punta con naturalidad. «Ver lleno de gente el campo en el que llevo toda la vida entrenando… tiene que ser una maravilla. Cuando jugamos el ‘play off’ el año pasado se te ponían los pelos de punta. Ahora va a ser muchísimo mejor. Todos juntos hemos conseguido dar este regalo al pueblo, va a ser inolvidable», afirma Esteban, que trabaja como mecánico en una empresa industrial.

Desde la mediapunta, Sergio Molinero será el encargado de dotar de buenos balones a sus compañeros. Para este informático, el encuentro de Copa constituye «un recuerdo para toda la vida». «Desde que nos gusta el fútbol, todos hemos soñado vivir un partido así, sentirte profesional por un día. En el trabajo, los compañeros me preguntan cómo lo llevo. Yo, por ahora, nervios tengo pocos. La mañana del partido igual sí están más a flor de piel. Pero como tampoco nos jugamos mucho… Más allá de disfrutar y tener un buen partido, la presión no la tenemos nosotros», asegura el atacante, al que le gustaría intercambiar la camiseta con Chimy Ávila.

"Te preguntan en la panadería, la gasolinera..."

Jesús Rubio es ingeniero y de Fuentes de Ebro «de toda la vida». Define al equipo ribereño como una «cuadrilla de amigos» que tratará de sorprender a Osasuna. «Para nosotros, que ninguno ha jugado en otro equipo, es todavía más especial. El pueblo está increíble, todo el mundo te pregunta: en la panadería, en la gasolinera… Es como tocar el cielo desde la tierra», relata.

El futbolista asegura que vive «un poco al margen» y que apenas conoce a la plantilla navarra. «No tengo redes sociales y estoy más despreocupado. Al que me toque marcar le diré: oye mozo, estos 90 minutos te voy a morder las canillas, pero luego echaremos una cervecica juntos y nos cambiamos la camiseta», afirma con una sonrisa.

El juvenil Mario Porroche, de solo 18 años, apenas encuentra palabras para describir sus sensaciones. «He jugado aquí toda mi vida y me han acogido muy bien los compañeros. Tener un equipo de Primera en este campo es algo único», señala el joven, que también es entrenador en el equipo infantil de la entidad. «Para mí es una ilusión enorme. Vendrán a verme mis compañeros del juvenil, los chicos que entreno, mis amigos de Zaragoza, donde estudio… Esto no pasa todos los días», reconoce.

Uno de los encargados de salvaguardar la portería será Borja León. Este ingeniero admite que el fútbol le ha concedido «una oportunidad única» para disfrutar de su pasión. «Va a ser un día inolvidable e histórico para nosotros y para todo el pueblo», reconoce el guardameta, que asegura tener «fantasías» por la noche parando penaltis a Osasuna. «He pensado incluso hacer el escorpión», apunta.

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