"El fútbol se ha convertido en un gran disparate al que contribuimos los seguidores"

Inocencio Arias, que ha sido diplomático, secretario de Estado, embajador de la ONU y director general del Real Madrid, ha escrito un libro en el que habla de los 16 Mundiales que ha vivido (y muchas otras cosas).

Inocencio Arias, en Independencia
"El fútbol se ha convertido en un gran disparate al que contribuimos los aficionados"

Lo primero que hace Inocencio Arias (Almería, 1940) cuando cae en sus manos un ejemplar de su último libro es corregir con un rotulador rojo las tres únicas erratas que hay en las 493 páginas de 'Mis Mundiales. Del gol de Zarra al triunfo de la Roja' (Plaza&Janés). Ha sido diplomático en varios países, secretario de Estado con el gobierno de Felipe González, embajador de la ONU con el de Aznar y portavoz de Exteriores con los de UCD, PSOE y PP. También ha sido director general del Real Madrid y, por si fuera poco, se acuerda de 16 Mundiales, de los que habla -entre otras muchas cosas- en su nueva obra, no solo apta para los locos del balompié.


¿Quién va a ganar el Mundial?


Es muy difícil de predecir. Con frecuencia se producen sorpresas, algunas de ellas mayúsculas, como la de Uruguay en el Mundial de Brasil de 1950, el 'Maracanazo', o la de Alemania en 1954. Para éste veo favorito a Brasil, pero hay dos o tres equipos, entre los que está España, que también pueden vencer. Una posible sorpresa podría ser Bélgica, que tiene muy buen equipo, y siempre hay algún país inesperado que se cuela entre los cuatro primeros.


¿Cómo ve a España?


Bien. Tiene jugadores muy buenos, los más técnicos de todo el mundo, y el ambiente creado por Del Bosque es envidiable. La selección cuenta con varios futbolistas muy desequilibrantes, como Iniesta o Diego Costa, aunque lo malo es que alguno de ellos ya tienen una cierta edad, como Xavi Hernández o Xabi Alonso.


Precisamente, Del Bosque acaba de dar la lista de jugadores preseleccionados para el Mundial. ¿Quienes no faltarían nunca en la suya?


No faltarían ni Iniesta, ni Xavi Hernández, ni Ramos, ni Casillas, ni Diego Costa, ciertamente no. Tampoco Pedro, Silva, Piqué o Busquets. En la delantera tengo considerables dudas. Unos días me inclino por Villa, otros por Llorente y otros por Torres. Al que llevaría seguro es a Diego Costa. Uno de los problemas de España es que le falta gol. En Sudáfrica fueron uno de los campeones con menos goles de la historia. Eso lo puede aportar Diego Costa. Es un jugador muy desequilibrante y en los partidos duros aguanta la leña. Y la reparte, si es preciso.


El libro comienza con el gol de Zarra en el Mundial de Brasil de 1950 y acaba con el de Iniesta, en el Mundial de Sudáfrica, en 2010.


Me quedo con el de Iniesta, aunque los recuerdos de la niñez son siempre dorados. Pero el segundo valió un Mundial. Yo estaba en el estadio, detrás de la portería, cuando Puyol saltó y conectó con la cabeza para marcar el gol contra Alemania. Se me saltaron las lágrimas como si tuviese 14 años. El de Zarra lo escuché por la radio cuando era un crío.


Dice que la instantánea del gol de Zarra la enmarcó para colgarla.


La de Zarra, firmada por él, la he tenido siempre en mi despacho. En el de Naciones Unidas, en el de cónsul en Los Ángeles, en la Secretaría de Estado en Madrid... Fue un momento glorioso, también potenciado por el régimen de Franco, pero fue mágico que España le ganara a Inglaterra, la fundadora del fútbol, y además metiera el gol mi ídolo de la niñez. El de Iniesta también lo enmarcaré. Ese gol es una estampa inolvidable para cualquier español aficionado al fútbol.


Entre uno y otro pasaron 60 años. ¿Qué tiene que ver aquella selección española con la actual?


La selección ha cambiado tanto como el país. Hemos pasado de la furia a la técnica y ahora hay un espíritu más ganador. La selección española había llegado a varios campeonatos con la moral alta, pero siempre había un mal partido en el que se perdía la confianza. En Sudáfrica, sin embargo, España comenzó con mal pie y no se desanimó. Del Bosque les dio un espíritu ganador, o simplemente la templanza necesaria para no caer en el nerviosismo.


Los españoles más jóvenes prácticamente solo conocen a la España de Luis Aragonés y Vicente del Bosque, a la de las dos Eurocopas y el Mundial. Pero para llegar hasta aquí ha tocado sufrir muchos años...


Se han producido muchos tropiezos. En alguna ocasión, sin pensar que España era la favorita absoluta, sí llegaba con muchas posibilidades. Me contó Valdano que en México 86, el que ganó Maradona, cuando España perdió contra Bélgica en los penaltis, los jugadores de Argentina se echaron a la calle gritando "¡Campeones!". Y, finalmente, así fue.


¿Qué cambió para que la selección española se convirtiera en una superpotencia futbolística?


La labor de dos buenos seleccionadores, Luis Aragonés y Vicente del Bosque, y la aparición de una generación de futbolistas excepcionales. Desde tener al mejor portero del mundo hasta el mejor centrocampista, que es Xavi Hernández. Y genios del fútbol, como Iniesta, un jugador desconcertante. Y en algún momento incluso un punto de suerte.


¿Esta imagen de una España campeona ayuda al país en otros aspectos?


El fútbol tiene tanta capacidad de unir como de desunir. Las grandes victorias ayudaron a fortalecer la cohesión nacional, aunque eso se diluyó relativamente pronto, y han ayudado mucho a difundir en el exterior la imagen de España.


En el Mundial de 1950, que también se celebró en Brasil, la FIFA no tenía suficientes países dispuestos a participar. Ahora nadie se quiere perder la cita...


En aquella época, viajar a Brasil no era tan fácil como ahora, y las distancias entre las ciudades brasileñas también era enorme. Además, estaba muy reciente la Tragedia de Superga, cuando el avión del Torino se estrelló, por lo que había países reticentes a viajar. Hubo problemas para conseguir equipos, hasta el punto de que había grupos con cuatro selecciones y otros con dos. Ahora sucede lo contrario; quieren ir 198 países.


Ese Mundial acabó con el 'Maracanazo'.


Fue la sorpresa más grande de la historia. Brasil era el favorito absoluto, un país de 54 millones de habitantes que se enfrentaba a uno de dos. Antes del partido, un periódico brasileño abría con la foto de la selección brasileña y decía: "Saluda a los campeones del Mundo". A los jugadores incluso les habían regalado ya unos relojes conmemorativos del título. Pero Uruguay sorprendió. Tenía un equipo bueno, con varios jugadores excepcionales. No solo Maracaná, donde cabían 180.000 personas, sino todo Brasil, enmudeció y se quedó traumatizado.


¿Se acuerda de Michael Ragoonath y Gamal Al-Ghandour?


Claro. Nos robaron. No sabemos si por analfabetismo o por instrucciones de la FIFA, que siempre da instrucciones soterradas a los árbitros de que hay que favorecer a los equipos locales, sobre todo en países en los que el fútbol se está extendiendo. En 2002, la selección de Corea iba primada por los árbitros y, en definitiva, por la FIFA. Nos robaron el partido. No sé si en aquel Mundial España hubiera merecido ser campeona, pero al menos sí pasar de ronda. La de Camacho era una buena selección.


En el siguiente Mundial (Alemania 2006), España perdió en octavos frente a Francia. En aquella selección ya estaban Casillas, Reina, Ramos, Puyol, Xabi Alonso, Iniesta, Xavi Hernández, Torres o Villa.


Estaban tiernos. Y contra Francia jugaron un mal partido.


De ese Mundial se recuerda casi más el cabezazo de Zidane a Materazzi que la posterior victoria de Italia, en los penaltis.


Zidane era el mejor jugador de la época. Un acróbata, un bailarín, tenía una técnica depurada, gol, un regate precioso, visión del juego... Era un jugador exquisito desde todos los aspectos, y el verle darle un cabezazo a un rival delante de todas las cámaras, con millones de espectadores viéndolo, fue una imagen imborrable. Parece que Materrazzi le dijo que su madre era una "puta terrorista". Le llamó las dos cosas, puta y terrorista.


Algunas de los momentos más recordados de los Mundiales han sido infracciones del reglamento. Como la 'Mano de Dios'.


En su momento fue tan famosa como el cabezazo, hasta el punto de que opacó el siguiente gol de Maradona, que fue uno de los mejores de la historia del fútbol.


Usted ha vivido el fútbol desde fuera y desde dentro, concretamente del Real Madrid. ¿Se queda con la experiencia del directivo o del aficionado?


Con la de fuera. Estar dentro tiene la parte buena de conocer a los jugadores, que casi siempre son gente sencilla, pero en los despachos había bastante hipocresía. No esperaba encontrarme eso en tales proporciones.


La final de la Liga de Campeones se celebrará el próximo 24 de mayo. Las elecciones europeas, el 25. ¿Qué resultado les preocupa más los españoles?


Muchísimo más el del fútbol. Pero no solo en España, sino en casi toda Europa. Es algo preocupante, pero en contra de lo que la gente piensa, no solo ocurre aquí. Es preocupante la cantidad que se paga por los jugadores, y no solo porque estemos en crisis. Es un gran disparate, pero es un gran disparate al que contribuimos todos los aficionados. Los que pagamos el abono de las televisiones, los que compramos camisetas para regalárselas a nuestro ahijado, los que vamos a los estadios... La culpa es de todos los que nos gusta el fútbol, que pagamos precios abusivos por este espectáculo. Yo no puedo tirar la primera piedra, porque soy uno de los pecadores.


¿Qué cree que pasará en las elecciones?


Arias Cañete es mucho mejor candidato para las europeas que Elena Valenciano. Es el mejor candidato que podía encontrar el PP. Es un hombre serio, competente y que sabe todo sobre Europa. La señora Valenciano, que me perdone, está peor preparada.


¿Y en la Liga de Campeones?


Veo un 60% de probabilidad de que gane el Real Madrid y un 40% de que lo haga el Atleti. Puede ocurrir cualquier cosa. Diego Costa puede crearle muchos problemas al Madrid, y si los blancos llegan con varios lesionados... Espero que Ronaldo y Bale jueguen la final.


La liga también se va a resolver en una final. ¿A quién ve favorito?


Creo que el Barcelona tiene mejor equipo, pero el Atlético de Madrid ha hecho una campaña sensacional y merece romper con la hegemonía del Real Madrid y del Barcelona. Conviene que de vez en cuando surja un equipo así para que los demás vean que es posible romper ese duopolio.


Aquí, en Zaragoza, el fútbol ya no es lo que era. En Segunda División, con Agapito Iglesias, con una enorme fractura entre el club y la afición... Cada día hay menos fútbol y más de todo lo demás.


Espero que sea una crisis pasajera. Hay ciclos. Si alguien mete la pata en una gestión comercial, si se hace un mal equipo, si hay mala suerte... puede ocurrir lo que les ha pasado a algunos equipos, que incluso han desaparecido. Pero otros han resucitado.


Usted ha sido diplomático durante muchos años. ¿Quién cree que encajaría en ese puesto?


Del Bosque es un caballero y un gran diplomático. Todos los jugadores hablan maravillas de él.


¿Y Mourinho?


En lo referente a diplomacia, es el anti-Del Bosque. Es un buen técnico, pero como diplomático sería fatal.